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- 12/10/2016 02:01
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‘Desde el inicio de los tiempos, es decir desde siempre, la pubertad se caracteriza por ser la época de la aparición de los complejos físicos. Los estándares de belleza, impuestos por figuras públicas, medios de comunicación, en general la sociedad, se puede decir, han acrecentado esta situación en nuestros jóvenes', afirma Magdalena E. Castillo R., docente y psicóloga familiar.
ANA MARÍA FLOREZ
‘Los padres pueden ayudar a sus hijos para que estas preocupaciones que no se convierta en un problema más serio'.
Casi no hay adolescente que se libre de los complejos. La estatura, el peso, la nariz, en fin, cualquier excusa es válida para sentirse mal o diferente. ‘Pues es una época en la que no nos sentimos conformes con nosotros mismos', asegura Ana María Florez, psicóloga y coordinadora de la Escuela de Psicología de la Universidad Latina.
DE LA INFANCIA A LA ADOLESCENCIA
Durante este proceso que para ‘muchos es doloroso y lo callan', el joven busca identificarse, ser aceptado querido, pero las inseguridades generadas desde la infancia pueden acrecentarse en la adolescencia y crear o sumar mayores inseguridades, esto puede calar muy profundamente en la psique, explica Florez.
Un típico ejemplo, son los sobrenombres puestos durante la infancia como ‘gordito', ‘flaco' o ‘cuatro ojos'. Al llegar a la pubertad esto puede tomar fuerza y crear complejos.
Sumado a las inseguridades, los jóvenes buscan imitar el aspecto físico de los famosos, sin tomar en cuenta las secuelas, explica Castillo.
Me refiero a que -añade la docente- el o la famosa, por su contextura o por deseo, pesa 60 kilos y un joven por su contextura debe pesar más de eso y se obliga a bajar de peso, creyendo que es lo ideal.
COMPLEJOS HABITUALES
En este orden, la coordinadora de la Escuela de Psicología, Universidad Latina, asevera que las ‘preocupaciones por la apariencia física tanto en chicos y chicas se acrecienta en nuestros tiempos'.
‘Puntualmente, están afanadas por los pechos, las caderas, los muslos y en ocasiones, esta preocupación puede convertirse en un problema muy serio si la adolescente desarrolla un trastorno de la alimentación, como la anorexia'.
‘En los chicos el problema es lo contrario, lo que les suele preocupar es la falta de musculación en sus cuerpos. No es malo ejercitarse por salud, pero sí puede convertirse en una obsesión', dijo Florez.
PADRES VIGILANTES
Aunque es una situación propia de la pubertad, los adolescentes pueden vivirla sin sufrimientos.
La psicóloga Florez aconseja que los padres sean muy observadores de sus hijos y tener cuidado en pensar ‘no, mi hijo no'.
Señala que indispensablemente de lo rápido y estresante que pude ser el día se debe tomar (padres) el tiempo para observar y detectar comportamientos y conductas que pueden crear un estado patológico sin saberlo.
En mi opinión, -indica la docente Castillo- el tema debe tratarse antes de llegar a la pubertad. Formar niños seguros y con alta autoestima, así cuando lleguen los cambios propios de la adolescencia podrán tratarlos mejor.
PRONTA AYUDA
‘La familia es la ayuda principal para los adolescentes. Los padres pueden ayudar a sus hijos para que estas preocupaciones propias de este periodo no cojan cuerpo y se vayan dilucidando de forma natural, y que no se convierta en un problema más serio', indica Florez.
Si la obsesión por alguna cuestión física puede llevar al joven hacia algún trastorno de la alimentación como la anorexia o se presenta algún síntoma de depresión se debe acudir a un profesional. Igual si causa sufrimiento al adolescente.
‘Actualmente contamos con adolescentes que sufren en silencio sus ansiedades, miedos, frustraciones, rechazos y desprecios esto les genera una serie de revuelco emocional que en silencio van creciendo. Debemos escucharlos y tomarlos en cuenta', puntualiza la coordinadora de la Escuela de Psicología, Universidad Latina.