Rita Hayworth contra ‘Gilda', el peso de un mito

Actualizado
  • 18/10/2018 02:02
Creado
  • 18/10/2018 02:02
Una mezcla de ambas cosas fue lo que experimentó Rita Hayworth

Un personaje inolvidable puede alumbrar una carrera soñada en Hollywood pero también puede ser un lastre para la eternidad. Una mezcla de ambas cosas fue lo que experimentó Rita Hayworth, que mañana habría cumplido cien años y cuyo recuerdo sigue anclado a su papel estelar en Gilda (1946). Clásico incontestable del cine negro, Gilda convirtió a Hayworth en un mito de la gran pantalla y en un objeto de deseo para millones de espectadores, hasta el punto de que la personalidad de la propia actriz pareció difuminarse y desaparecer bajo la abrumadora presencia de su rol en la ficción.

‘Todos los hombres que he conocido se enamoran de Gilda pero se despiertan conmigo', dijo la intérprete en una triste cita que refleja los devastadores efectos que puede ocasionar la fama. Bajo la dirección de Charles Vidor y con Glenn Ford como protagonista masculino, la película se rendía a Hayworth desde la frase promocional de sus pósteres: ‘¡Nunca hubo una mujer como Gilda!'.

‘Todos los hombres que he conocido se enamoran de Gilda pero se despiertan conmigo',

RITA HAYWORTH

EX ACTRIZ

Y es que entre las sombras de los casinos de Buenos Aires, con el sonido de fondo de tangos y de los cubitos de hielo en las copas en los clubes, y en medio de intrigas criminales colándose por los pasillos de un mundo completamente masculino, emergía el personaje de Gilda como una femme fatale .

Arrebatadoramente sexual y libre, pero también herida y víctima de abusos y violencia de todo tipo. Volver a ver la película ahora, más de setenta años después de su estreno y en tiempos de un feminismo en auge y del movimiento #MeToo, puede hacer que los cinéfilos actuales se muestren sorprendidos ante ciertos pasajes.

No es solo la famosa bofetada que Johnny Farrell (Ford) le suelta a Gilda, sino que la protagonista es vigilada al milímetro por sus diferentes maridos y prácticamente no puede dar un paso sin que los celos, gritos, abusos o bruscos gestos de sus parejas se interpongan en su camino. Pese a todo, Gilda parecía en los años cuarenta una mujer libre y seductora que disfrutaba de todo lo que se le antojara. Su presentación, con Hayworth irrumpiendo en la pantalla con su melena al aire, su striptease , una de las escenas más sensuales del séptimo arte con solo quitarse un guante, o su interpretación de la canción ‘Put the Blame on Mame' se convirtieron en momentos para los aplausos y suspiros en los cines de todo el mundo. De hecho, Morgan Freeman y Tim Robbins, en el drama carcelario The Shawshank Redemption (1994), hallaban en Hayworth y Gilda un motivo ideal para sonreír y olvidar la vida entre rejas.

Hayworth fue una de las actrices más emblemáticas y glamurosas de la época dorada del cine estadounidense y la diva máxima de Hollywood de la década de 1940.

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