Más de 200 años de tradición ronera

Actualizado
  • 16/12/2017 01:05
Creado
  • 16/12/2017 01:05
En días recientes se llevó a cabo la introducción oficial al mercado panameño del Ron Santa Teresa, de la mano de una empresa familiar que ha cuidado sus valores hasta el día de hoy

La terraza del restaurante Makoto sirvió como escenario para el lanzamiento en Panamá del Ron Santa Teresa, producto venezolano que viene de la mano de Ron Bacardí. Una cata ofrecida a invitados especiales y medios de comunicación se ofreció para destacar las características de este producto premium. El evento fue presidido por el maestro ronero Néstor Ortega.

‘El secreto es balance, equilibrio, carácter y suavidad', dice el experto sobre su producto. y destaca dentro de toda la producción el proceso de añejamiento ‘ya que es el proceso que transforma esos alcoholes naturales y sus ingredientes en ron'.

Ortega explica que ‘es en el añejamiento donde ocurre la magia de producirse ron y los diferentes alcoholes envejecidos en diferentes barricas y por varios años al final nos dan los elementos para hacer un blend excepcional'.

El maestro ronero se refiere específicamente al 1796, elaborado con rones de entre cuatro y treinta y cinco años de añejamiento y tres tipos de alcoholes.

‘En el añejamiento nacen toda una gama de productos y la manera como se cuida una bodega en el añejamiento es lo que va a permitir que sea exitosa en un futuro', asegura.

Santa Teresa es la primera marca productora de ron en Venezuela. La fabricación de su ron insignia, Santa Teresa 1796, tiene características especiales que lo hacen único en el mundo, usando el método Solera, siendo pioneros en el uso de este.

Ron Santa Teresa combina métodos de fermentación tanto continua como por carga, y de destilación tanto en ollón tradicional como en columnas modernas, para lograr un alcohol artesanal de atributos especiales.

Este elaborado proceso le confiere a Santa Teresa 1796 un cuerpo maduro y sofisticado, muy diferente al resto de los rones que hoy se consiguen en Panamá, pues su sabor y carácter suave, seco y balanceado evoluciona en el paladar, y se aleja de ser demasiado dulce.

Santa Teresa cuenta además con la Denominación de Origen Controlado Ron de Venezuela, de la que fueron precursores. Esta certifica la autenticidad de su origen, que cuenta con 40 grados de alcohol y un mínimo de dos años de añejamiento.

PARA DISFRUTAR DE UN BUEN RON

Para el experto, la ocasión para tomar un buen ron la hace la propia persona; sin embargo, no duda en recomendar un buen ron a la hora del aperitivo, en la tarde, después de la comida o durante una celebración.

‘Santa Teresa 1796 es un ron para tomarlo seco, en las rocas o máximo con un poquito de agua dosificada y una concha de naranja. Es un ron rico en aromas y sabores y permite ese disfrute en todos los sentidos; debes concentrarte y disfrutar', recomienda.

El ron, en comparación con otras bebidas espirituosas, ‘es muy social', de acuerdo con Ortega. ‘Tiene ese carácter de familia y de comunidad. Para mí, tiene ese elemento de acompañar el momento especial con familias, amigos y seres especiales, más que para retirarme y darme un gusto a mí mismo'. Para el ronero, ‘es importante disfrutar la bebida bien acompañado'.

EN NAVIDAD

En las fiestas de fin de año, momento en que se celebra con los seres queridos, Ortega recomienda el Santa Teresa 1796 ‘seco, en las rocas o con un poquito de agua dosificada', otra buena opción es degustarlo con cocteles tradicionales, como el ‘‘old fashioned” o ‘‘negroni”, cocteles clásicos.

Se pueden hacer interesantes maridajes como con chocolate oscuro que termina siendo como un ‘bombón de chocolate y ron en la boca'.

A la hora de la comida, va muy bien con una buena carne a la parrilla o una carne asada sin mucho aliño, solamente un toque de sal, y al final, con los postres.

LABOR SOCIAL

La familia Holmer, que ha estado al frente de la empresa durante más de 200 años, esta involucrada en el accionado y la gestión de la misma. Sin embargo, en los últimos quince años en que la situación se ha tornado más compleja en Venezuela, el trabajo en transformación social ha tomado un rol preponderante en la empresa. ‘Nos hemos ido dado cuenta de que esta labor realmente forma parte del ADN de la estrategia de la compañía', asegura Humberto Sánchez, director de negocios internacionales de Santa Teresa.

‘Tenemos una gran cantidad de proyectos de transformación social; sin embargo nuestro proyecto insignia y que ha tenido más impacto es el Proyecto Alcatraz, de reinserción de jóvenes pertenecientes a bandas delictivas y que surgió por accidente como resultado de un atraco que hubo a la empresa en 2003.

‘Se les ofreció a los muchachos que participaron en ese atraco la oportunidad de trabajar en la empresa a cambio de casa y comida para reponer su falta; ellos preguntaron si se podía extender la oportunidad a unos amigos y se presentó la banda completa', detalla Sánchez.

De esa oportunidad nació el proyecto de reinserción que involucra educación en valores, educación formal, tratamiento psicológico y entrenamiento de rugby como vehículo de transmisión de valores y formación.

‘Por el proyecto han pasado más de diez bandas delictivas, más de 200 muchachos, hemos extendido el entrenamiento de rugby a la comunidad, a los estudiantes de la zona, a ocho cárceles de Venezuela. Gracias a ese proyecto en un país en el que la violencia y la delincuencia se ha venido incrementando de manera alarmante cada año, hemos logrado una disminución en la tasa de violencia en un 90%, en el Municipio de Revenga, donde está localizada la hacienda Santa Teresa. Y lo hemos hecho sin disparar ni un solo tiro, sino a través de un trabajo de formación de valores'.

Aunque el proyecto no tenía fines comerciales, la empresa se ha dado cuenta de que se ha generado ‘más interés y una gran conexión emocional y afectiva con los consumidores, los bartenders , con las personas que no solo buscan el producto sino que van más allá, quieren saber lo que haces, lo que estás ofreciendo y eso hoy en día se ha convertido en nuestro propósito, ser una herramienta de transformación y que nuestra marca sea una fuente de inspiración que puedes disfrutar en cualquier botella, pero que te conecta con ese impacto que se logra', dice convencido.

MAESTRO RONERO

Néstor Ortega

El haber tenido la oportunidad de trabajar en varias áreas de Santa Teresa, ha hecho que Néstor Ortega, maestro ronero de la casa licorera, sienta que hubiese trabajado en varias compañías.

Empezó en 1980, recién graduado de ingeniero químico, en el área de mezcla. Luego pasó a destilación. En ambos casos lo hizo como supervisor, vigilando detenidamente los procesos. Más adelante, como asistente de ingeniería pasó a desarrollar varios nuevos proyectos, tanto en destilería como en otras áreas de la empresa, ‘fue un año en el que estuvimos desarrollando varios productos como el 1796 y se me permitió participar en todas las fases, desde el laboratorio hasta el desarrollo del producto y después manejando proyectos en el área de calidad e investigación. Ortega se hizo maestro ronero en 1998.

‘He podido ver cómo la empresa ha crecido y sus productos se han desarrollado. También he podido implementar sistemas de calidad y la denominación de origen', cuenta.

La empresa fue pionera en su país con el formato de internacionalización de catas. ‘Siempre hay algo nuevo que aprender, el ron es muy vasto y siempre hay muchos rincones de cada una de las etapas de producción que son cruciales. Cada día se hace algo nuevo', asegura.

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