¿Por qué sí a la leche?

Especialistas hablan sobre la importancia del consumo de leche, a propósito de la celebración del Día Mundial de la Leche cada 1 de junio.

La realidad del consumo de leche y productos lácteos en América Latina está marcada por contrastes culturales, económicos y sociales. Mientras países como Uruguay y Costa Rica encabezan la región con cifras destacadas, otros como Venezuela, Bolivia y Guatemala muestran consumos considerablemente bajos.

En el medio de este espectro se encuentra Panamá, con un consumo medio, aunque aún por debajo de las recomendaciones internacionales. Así lo explica Rafael Cornes, licenciado en Nutrición, magíster en Ciencias Médicas y coordinador de la campaña panamericana “Sí a la leche”, una iniciativa impulsada por la Federación Panamericana de Lechería (FEPALE).

“En Uruguay, donde actualmente me encuentro como parte de la Federación Panamericana de Lechería (Fepale), el consumo alcanza entre 140 y 150 litros por persona al año. Es el país con mayor consumo per cápita de leche en América Latina”, asegura Cornes. En contraste, menciona que en Panamá el consumo aparente ronda los 100 litros por persona anuales, una cifra aceptable pero todavía insuficiente según los estándares nutricionales internacionales adaptados a la región.

El consumo aparente —como se denomina a la suma de la producción nacional más importaciones, menos exportaciones, dividida entre la población total— ofrece una visión general que incluye a quienes no consumen lácteos por edad o razones médicas, como los bebés que toman leche materna o personas con intolerancias severas. Esto significa que el consumo real por persona que sí incluye lácteos en su dieta podría ser aún menor de lo que reflejan las estadísticas.

Infancia y adolescencia: el desafío del consumo en edades clave

Uno de los datos más alarmantes que revela Cornes es el bajo consumo de leche y derivados entre niños y adolescentes, precisamente las etapas más críticas del crecimiento y el desarrollo óseo.

“Estas etapas son fundamentales para la formación de masa ósea y el desarrollo cognitivo. Si el niño no consume lácteos suficientes, se pierden ventanas clave que luego no se pueden recuperar”, subraya el especialista.

Además, Cornes afirma que la evidencia científica respalda este enfoque. El calcio, las proteínas de alto valor biológico y otros micronutrientes presentes en la leche y sus derivados son fundamentales no solo para el crecimiento, sino también para la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles en la edad adulta, como la osteoporosis, la obesidad, la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.

Consumo

A pesar de que el consumo global de productos lácteos ha aumentado en la región —incluyendo yogures, quesos y mantequilla—, la leche líquida ha mostrado una tendencia a la baja.

“Notamos una disminución en el consumo de leche líquida, mientras que el consumo de yogures y quesos ha crecido. Esto responde a diversos factores, entre ellos los cambios culturales y la influencia de modas alimenticias impulsadas en redes sociales”, explica Cornes.

La percepción negativa de los lácteos, alimentada por desinformación viral y sin respaldo científico, ha calado especialmente entre los jóvenes. Figuras públicas del mundo fitness y celebridades promueven dietas que excluyen los lácteos, lo cual genera confusión entre los consumidores.

“Desde Fepale llevamos adelante la campaña ‘Sí a la leche’ desde hace casi 20 años, promoviendo el consumo de lácteos basados en evidencia científica. Sabemos que la ciencia avanza más lento que los contenidos virales, pero es sólida”, aclara Cornes con firmeza.

Factores culturales e históricos en el consumo

La historia alimentaria también tiene un peso significativo. En países como Bolivia, Guatemala o el norte de Brasil —zonas con fuerte presencia indígena— el hábito de consumir lácteos no está históricamente arraigado. Sin embargo, experiencias piloto en programas de alimentación escolar han mostrado resultados alentadores.

“Al introducir leche en la alimentación escolar, se ha observado mejora en estatura, crecimiento y desarrollo cognitivo. Al principio puede haber molestias digestivas por falta de lactasa, pero no se trata de intolerancias permanentes, sino de una adaptación progresiva”, aclara Cornes, citando el caso de Guatemala como ejemplo de éxito.

Estos resultados subrayan que la incorporación progresiva de los lácteos en poblaciones no habituadas puede generar mejoras significativas en los indicadores de salud infantil.

Un paquete nutricional completo

Uno de los ejes del mensaje de Cornes es que la leche y los lácteos constituyen un paquete nutricional insuperable.

“La leche proporciona proteínas, calcio, fósforo, magnesio, potasio, ácido fólico y vitaminas esenciales como A, D, E y K. Es un alimento completo”, señala el experto, destacando también que hoy se estudia la matriz alimentaria, es decir, el efecto del alimento completo en la salud, no solo sus nutrientes aislados.

Frente a la idea errónea de que los lácteos pueden aumentar el riesgo cardiovascular, la ciencia ha demostrado lo contrario.

“No existe evidencia que asocie el consumo de lácteos con un aumento en enfermedades cardiovasculares. De hecho, hay evidencia que sugiere un efecto protector”, enfatiza Cornes.

En Latinoamérica “faltan políticas públicas sostenidas y educación nutricional”

Ariel Londinsky, secretario general de la Fepale, destacó que la mayoría de los países de la región no alcanza los niveles mínimos sugeridos por los expertos en salud. Además habla de la producción y el consumo.

Sobre la producción de leche, Londinsky aclaró que esta no ha disminuido significativamente en los últimos años, aunque sí enfrenta desafíos importantes. Entre ellos menciona el impacto del cambio climático y la salida de pequeños y medianos productores del rubro.

“Muchos jóvenes ya no ven la producción de leche como una actividad rentable o atractiva. Se mudan a las ciudades, estudian en la universidad y no regresan al campo. Esa pérdida de relevo generacional es un problema en toda la agroindustria”, lamenta.

Por otra parte, la aparición de bebidas vegetales presentadas como sustitutos de la leche preocupa a los actores del sector. “Estas bebidas no tienen ni el mismo origen ni el mismo valor nutricional. Equipararlas con la leche puede llevar a errores graves en la alimentación, especialmente de niños y mujeres embarazadas”, advirtió Londinsky.

“Sí a la leche”: una campaña contra los mitos

Fepale promueve desde hace varios años la campaña “Sí a la leche”, con el objetivo de educar a la población y combatir la desinformación. Recientemente lanzaron el libro “Lácteos y salud: entre mitos y ciencia”, donde se abordan con evidencia científica más de 20 ideas erróneas sobre el consumo de leche y derivados.

“La información que circula en redes sociales o la que dan ciertos influencers no siempre tiene respaldo científico. Por eso insistimos en que las recomendaciones nutricionales deben estar basadas en la ciencia y en el consenso del sector médico”, sostiene.

Uno de los grupos más vulnerables ante la desinformación son las mujeres embarazadas. “El aporte de proteínas de origen animal, vitamina B12 y calcio es fundamental para la formación del feto. Si hay déficit durante la gestación, ese daño no se recupera a lo largo de la vida”, alerta Londinsky.

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