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Habitantes de calle, los excluidos del desarrollo
- 28/07/2024 00:00
- 27/07/2024 18:14
Durante la última década del siglo XX, se observa un fenómeno social caracterizado por personas que deambulan por las áreas urbanas de las ciudades sin un aparente rumbo fijo y que, a menudo, pernoctan debajo de puentes, en casuchas de materiales improvisados hechas de madera, cartón y/o tela, en parques, avenidas, edificios y lotes abandonados.
Muchas de estas personas, hombres y mujeres de diferentes edades, se encuentran en condiciones que reflejan un marcado deterioro físico y psicológico, lo cual nos indica la serie de penurias que estarían pasando al estar en situación de calle. Esta situación es, por lo general, ocasionada por factores socioeconómicos y estructurales, así como por la sumisión a dependencias como el alcoholismo, las drogas y las enfermedades mentales.
En Panamá, el problema tiene su génesis a finales de la década de los años 90, en donde el incremento del desempleo y la brecha entre pobreza y pobreza extrema dieron mayor impulso. Sin embargo, ha tomado notoriedad a partir de la pandemia del SARS-CoV-2. Por el momento, no se manejan estadísticas oficiales de cuántas personas se encuentran en situación de calle, y los registros que existen son los que han aportado los centros de atención o albergues de acogida. Se menciona que son alrededor de 500. Pero este dato no implica a los habitantes de las periferias de la Ciudad, como San Miguelito, Arraiján o La Chorrera.
Recientemente, se presentó los resultados de una investigación sobre habitantes de calle y la relación entre la desigualdad y la exclusión social en la revista de la USMA, Investigación y Pensamiento Crítico IPC, Vol. 12, N. 2 mayo-agosto 2024. Aquí se explicará brevemente qué arrojó dicha investigación con un enfoque desde la sociología.
Hay que tener en cuenta que una de las dificultades al momento de caracterizar el problema del habitante de calle es que se les define a la gran mayoría como resultados de un mismo problema: las drogas y el alcohol. Sin embargo, con una mejor caracterización se puede demostrar que hay implicaciones mucho más fuertes y de orden primario como son los aspectos socioeconómicos y familiares, que detonan la situación de calle.
El sociólogo estadounidense Robert Merton decía que la idea que el sujeto sin hogar adopte una situación de desapego con la sociedad tiene diferentes razones como el sentido de fracaso social (expectativas no cumplidas) y suelen optar por la renuncia al contrato social de forma voluntaria. Hoy día sabemos que más allá de una desafiliación social voluntaria, los elementos estructurales y sistémicos siguen siendo un factor preponderante a la hora de entender las causas del fenómeno.
A diferencia de algunos años, hoy día podemos encontrar en las calles varones jóvenes en edad intermedia, separados o divorciados, con problemas laborales, drogadictos o exdrogadictos, mujeres jóvenes y edad media con malos tratos, separación o divorcios, drogadictas o exdrogadictas, con mayor nivel educativo y cultural, así como enfermos mentales e inmigrantes y exreclusos.
Los estudios han identificado el surgimiento de los habitantes de calle como un problema causal en donde la pérdida de la vivienda o la falta de ésta, la segmentación de los mercados de trabajo y la fragilidad de los sistemas de protección social han debilitado las redes sociales primarias vinculadas a los procesos vitales.
Por otro lado, el debilitamiento de las redes de soporte y apoyo natural como la familia y la comunidad local, la emigración por motivos económicos a las grandes ciudades y así como la desinstitucionalización psiquiátrica, forman parte de esas multicausalidades de tipo socioeconómico y estructural, si le agregamos además, el desempleo, la pobreza, la dificultades para obtener una vivienda y problemas sociales como desavenencias familiares y desarmonías conyugales entenderemos que el problema es mucho más amplio.
Para levantar la información de este estudio se aplicó una metodología mixta de corte exploratoria - descriptiva, al ser un tema en donde hay muy poca información de campo levantada. Al ser exploratoria se identificaron vacíos y problemas al momento de aplicar el abordaje lo que nos hizo elegir una población de personas que al momento del levantamiento de los datos estuviesen en albergues, pero que hayan pasado por una situación de calle reciente.
Elegimos tres centros para el levantamiento de los datos luego de hacer las búsquedas pertinentes; Centro Una Entrada y Una Salida, Centro Juan Pablo II y Centro Remar. Se aplicó una encuesta de 29 preguntas a 56 hombres en total.
Debido a factores que escapaban de nuestras manos, no se pudo acceder a una población femenina. Se eligió la población de estos albergues de forma intencional no probabilística secuencial, dado que estamos hablando de una investigación exploratoria con un grado de dificultad para obtener la información primaria y con la escasa información en línea.
Se identificaron dos como los principales problemas del detonante de la situación de calle: la falta de empleo; y la ruptura familiar, dándonos un 54%. En tercer lugar, las drogas y el alcohol con un 30%. Además de otras causales adicionales como: enfermedad, falta de dinero, depresión entre otros. Las edades oscilan entre los 22 a los 81 años, con un nivel de escolaridad secundario incompleto y en algunos casos universitario o técnico.
En cuanto a su procedencia, en su mayoría panameños, pero también encontramos de Nicaragua, Perú, Ecuador, Cuba, Argentina. En cuanto a procedencia por provincias; las de mayor incidencia fueron; Panamá, Chiriquí, Colón y Los Santos. La gran mayoría nos indicaba que mientras estuvieron en la calle pasaban las noches en alguna plaza, en la calle o bajo un puente.
Se les pregunto si había recibido estigmatización estando en la calle, la mayoría indicaba que sí, de parte de las demás personas y no tanto de su grupo de pares. Por otro lado, el 70% indicó que pedirían ayuda a sus familiares; el resto no lo haría por vergüenza o sentimiento de culpa. En su mayoría eran reincidentes en los albergues que se encontraban y en otros casos algunos habían llegado por voluntad propia.
El fenómeno del habitante de calle está asociado directamente con el incremento de las brechas de pobreza y desigualdad social en nuestro país. Al existir una nula capacidad de afrontar los problemas socioeconómicos y de salud, estos terminan perdiendo la capacidad de hacerle frente a una vida normalizada en la sociedad, lo que implica tener un trabajo formal, una familia y una vivienda. Está demostrado que a medida que se pierde la capacidad del ser ciudadano es muy difícil retornar a un sistema que no tiene las instancias de reinserción social de las personas que han sufrido una de las formas más duras de descenso social.
Se necesita conocer el problema desde un enfoque multidisciplinario y que se reconozca que la pobreza y la pobreza extrema está empujando a más personas al descenso social creando circuitos agudizados de pobreza, marginación y desigualdad urbana. Los planes, políticas y programas deben ser pensados más allá de un quinquenio y que se tomen medidas de políticas públicas con la evidencia científica para poder romper estigmas y mitos que existen sobre este fenómeno social.
El autor es Sociólogo. Académico del Departamento de Sociología de la Universidad de Panamá.