‘Kung Fu Panda 4’ muestra a un Po más allá del kung-fu

Actualizado
  • 14/03/2024 00:00
Creado
  • 13/03/2024 17:35
En la nueva cinta dirigida por Mike Mitchell y Stephanie Stine, que estrena hoy en cines de Panamá, vemos a un Po enfrentado por los cambios en su vida y la llegada de una villana más poderosa que busca destruir el Valle de la Paz

El regreso de Po es el momento más “¡bárbaro!” y la culminación de la espera por una nueva historia del Guerrero Dragón interpretado por Jack Black desde la primera cinta en 2008. Luego de vencer al villano Kai en la tercera entrega (dirigida por Jennifer Yuh Nelson y Alessandro Carloni), Po se cimenta como el absoluto Guerrero Dragón y obtiene control sobre el poder del chi, una magia milenaria otorgada a los pandas de generación en generación, mientras que se convierte en el protector del Valle de la Paz junto al maestro Shifu (Dustin Hoffman) y los Cinco Furiosos.

Su última aparición en 2016 nos dejó con un final triunfante, en el que la armonía entre los pandas y los habitantes del Valle de la Paz genera un conocimiento y utilización del chi como parte del kung-fu, así como la determinación, el perdón y el amor familiar.

Pero ahora, ocho años después, a Po le acecha una nueva amenaza y viene con nuevos cambios en su vida. La historia nos lleva a verlo ser el Guerrero Dragón en la cotidianidad, salvando a los indefensos, siendo adorado por sus seguidores y viviendo felizmente en el Valle de la Paz junto a su padre adoptivo Ping (James Hong) y su papá biológico, Li (Bryan Cranston); hasta que un día, la amenaza de una nueva villana, llamada La Camaleona (Viola Davis), acecha al panda guerrero junto a la nueva tarea de asignar un sucesor a su rol.

Mientras Shifu le insiste a Po en buscar un adepto sucesor, el panda rehúsa dejar su vida de “patear traseros” y salvar el día, para convertirse en un guía espiritual que reparte sabiduría. “Es todo lo que sé hacer, es lo que soy”, comenta un desesperado Po ante la idea de dejar el kung-fu de lado.

En su búsqueda de paz interior, se ve interrumpido por el universo –sí, una ráfaga de viento y flores de cerezo guía a Po a un nuevo camino– al conocer a Zhen (Awkwafina), una zorra que irrumpe en el Palacio de Jade como ladrona. A cambio de su libertad, Zheng ofrece a Po información sobre el paradero de La Camaleona antes de que pueda llegar a apoderarse del valle, dando comienzo a la verdadera aventura del Guerrero Dragón.

Mientras Po y Zheng viajan a través de nevadas montañas, se da un pequeño dejavú a otras cintas que contienen la narrativa de “un maestro que consigue un inusual sucesor en contra de su voluntad”, incluida la primera cinta de Kung Fu Panda, en donde conocemos a Po, quien se convierte en ese inusual “sucesor” del maestro Oogway, muy a pesar de Shifu; por lo que el ciclo narrativo encuentra lo que parece ser un cierre en esta entrega, de forma no menos emotiva y alegre.

La dirección de arte se encuentra un escalón por encima del típico éxito de taquilla animado. Pero lo que falta son las travesuras de los compatriotas de Po, los Cinco Furiosos, de películas anteriores, como la Tigresa de Angelina Jolie y el Mono de Jackie Chan, que se descartan en esta entrega.

El humor es compensado por un ágil dúo de tira y jala entre Zheng y Po, quienes se encuentran en el camino hacia la amistad al llegar a la locación principal de la película: la Ciudad Juniper. Una vez en el territorio de La Camaleona, el dúo se enfrenta a persecuciones, peligro en cada esquina y una camada de criminales que mantienen el grado humorístico del guion escrito por Darren Lemke, David Lindsay-Abaire, Glenn Berger, Jonathan Aibel y Lillian Yu.

Aun así, las luchas del Guerrero Dragón llevan a largos minutos de combate, pero con secuencias cada vez más impresionantes y entretenidas, por lo que ningún enfrentamiento es “demasiado” ni tan poco para el estándar de Po.

Sin accidentes

Pese a la insistencia de Shifu, Po continúa durante su viaje abrazando su rol como el Guerrero Dragón, pero inadvertidamente da consejos prácticos y “espirituales” a Zheng, quien ha vivido toda su vida como una ladrona, abandonada y sin un hogar en específico. “Cada semilla tiene la promesa de un majestuoso árbol”, es el mensaje que Shifu da a Po y el cual pasa a Zheng, y también funciona como un recordatorio de la base de la franquicia del panda.

A medida que las secuencias de acción pasan, conocemos un poco más del plan de la Camaleona, quien a diferencia del nefasto Sheng o el calculador general Kai, maneja el arte del hurto y la estrategia. Ella es, figurativa y literalmente, un camaleón, de pequeña estatura, pero con el poder de disfrazarse de cualquier cosa y de cualquiera, adquiriendo el parecido (y el tamaño) de otros guerreros más intimidantes.

El movimiento irregular de su cambio de forma escamoso es uno de los efectos de animación más creativos, y la escalofriante actuación de voz de Davis es realmente aterradora, lo que crea en el personaje una villana aún más madura que sus predecesores. En Tai Lung, Po encontró un adversario “digno” de sus pinitos, mientras que Sheng abrió su mente a la paz interior y Kai fue una herramienta para la sanación y el dejar ir el pasado; pero Camaleona representa el cambio, aquello tan sutil y a la vez tan duro que puede causar pánico hasta en el más valiente guerrero.

La parte espiritual oriental que ha sido uno de los símbolos importantes de Kung Fu Panda (sin entrar en detalles de alguna religión), no fue tan fuerte en esta entrega, dejando de lado las enseñanzas de Oogway y centrándose en la hechicería de Camaleona, siendo un personaje hambriento de poder sin importar quienes caigan a su alrededor.

Kung Fu Panda 4 es una historia que busca cerrar sus propios ciclos, recordando algunas metáforas y añadiendo los proverbios necesarios para hacerse sentir única entre el cuarteto de cintas, pero su predictibilidad actúa en su contra en contraste con sus predecesoras.

Pese a que cada cinta sigue la narrativa de enfrentarse a un villano que busca apoderarse, destruir o esclavizar al Valle de la Paz, desde sus inicios la franquicia ha tratado de mostrar distintos ángulos de emociones y profundidad para mostrar a un Po y demás personajes en distintos niveles emocionales.

Mientras que las películas anteriores operaban en una mezcla original de efectos visuales, animación variada y música icónica, así como mensajes profundos para resonar en los adultos y entretener a los niños, esta está dirigida principalmente a audiencias más jóvenes, de manera que a menudo son superficiales e insustanciales.

La cinta de Mike Mitchell y Stephanie Stine no continúa con la magia de las cintas anteriores, las cuales han sido dirigidas por distintos cineastas como Mark Osborne y John Wayne Stevenson (parte uno), Jennifer Yuh Nelson (parte dos), y esta última regresando para la tercera entrega junto a Alessandro Carloni. Por lo que la integración de Mitchell y Stine es notoria en su visión de los personajes que acompañan a Po en su nueva aventura (además de extrañar a los Cinco Furiosos) y lo poco que pudieron implementar en tan solo hora y media de duración.

En algunos momentos la cinta nos sorprende con su innovadora manera de presentar un villano a la altura de Po, así como la exploración entre la relación familiar de Li y Ping en su búsqueda de Po; sin embargo, múltiples escenas terminan siendo trabajo sin lustrar, lo que baja la probabilidad de recordarlas una vez que aparecen los créditos finales.

Tal como diría el maestro Oogway, “no existen los accidentes”, por lo que Kung Fu Panda 4 puede dar el mensaje de que Po ha entregado la capa –muy a su pesar– y quizá, también la franquicia deba despedirse con un nostálgico ‘skadoosh’.

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