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- 21/04/2021 00:00
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El águila harpía (Harpia harpyja) es el ave nacional de la República de Panamá desde 2002 y es considerada embajadora de la conservación y la biodiversidad.
El biólogo José Vargas, hoy director de Proyectos del Fondo Peregrino que trabaja en la conservación del ave en el territorio panameño, explicó a La Estrella de Panamá que actualmente es considerada como una especie en peligro de extinción dentro de la legislación panameña.
Mientras que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) establece que el águila harpía está en la categoría de especie amenazada; sin embargo, esa condición varía según el país porque su hábitat se extiende desde el sur de México hasta el norte de Argentina.
El también director de la Fundación Aves Rapaces y Bosques de Panamá resaltó que en el territorio centroamericano radica la población más grande de águila harpía, siendo Panamá el tercer país con la población más grande, según el rango de distribución de la especie, y esto “es gracias a los trabajos de campo que se han realizado desde el año 2000 con varias organizaciones y el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) de Panamá.
“Pese a tener una población grande, cada vez son menos los lugares donde anidan debido a que su hábitat selvático es amenazado por la deforestación, la cacería, la ampliación de los asentamientos humanos y los incendios de masa vegetal, por lo que es necesario protegerlas”, dijo Vargas.
De acuerdo con el biólogo y según estimaciones recientes y basadas en variables biológicas, antropogénicas y el hábitat que requiere cada pareja de águila harpía en Panamá, se podría decir que en el país hay de 800 a 1,200 parejas, “pero esta estimación puede variar debido a los factores propios del lugar donde se encuentren y que hacen que la población de la especie no se desarrolle”.
“La región del Pacífico de Darién –que comprende las áreas del río Zambú y el río Balsa– posee la población más grande de águilas harpías de América Central, localizada y confirmada a través de un monitoreo permanente desde el año 2000”, dijo.
Vargas aseguró que falta mucho por conocer del patrón reproductivo de la especie, y cada día se descubren pistas y hallazgos valiosos para su estudio y conservación.
Para alcanzar este logro, la participación ciudadana es vital, y uno de los aspectos en los que han trabajado las organizaciones que representa Vargas, quien lleva adelante un programa de capacitación a líderes comunitarios y apoyo a las comunidades para crear las capacidades locales con lo que se ha logrado el empoderamiento ciudadano como custodios del bosque.
“Esta ave rapaz, al igual que el jaguar, son especies emblemáticas para promover la conservación de la biodiversidad en Panamá. Son especies que requieren un hábitat extenso y al conservar estos ecosistemas se preserva todo lo que allí habita; esto también ayuda a su conservación. Es muy importante que las personas se identifiquen con los animales y aprendan a convivir con ellos”, resaltó.
Es un ave que tiene un periodo de vida de 40 a 45 años y las que habitan en cautiverio de 50 a 55 años. Además, el águila harpía tiene uno de los ciclos reproductivos más largos documentado para un ave. Aunque ponen de uno a dos huevos, en la mayoría de los casos solo uno sobrevive.
Es un depredador que habita en árboles como el cuipo, la ceiba y el frijolillo, que no tienen importancia maderable, y tienen a sus crías en un período de entre dos y tres años.
Además de ser el ave nacional de Panamá, es un símbolo de la diversidad biológica de Ecuador y también es el ave de la Fuerza Aérea Colombiana, y en ella está inspirado el diseño del helicóptero Harpía IV.
La dirección regional del Ministerio de Ambiente en Darién intensifica los monitoreos en zonas de amortiguamiento en la reserva forestal Chepigana, Parque Nacional Darién, Corredor Biológico de la Serranía de Bagre y otras áreas protegidas de la provincia, para fortalecer a las organizaciones de base comunitaria y líderes locales, quienes son aliados estratégicos en la protección de la biodiversidad, según indica información oficial.
En época de verano aumentan las quemas y es mediante los patrullajes y reuniones comunitarias que se puede recopilar información fundamental para prevenir e informar acerca de ilícitos e irregularidades, trabajando de la mano con los funcionarios para hacer cumplir las normas legales, describió MiAmbiente en un comunicado.
“Las comunidades indígenas han sido, por años, protectores de los bosques; muchos viven del ecoturismo y de los recursos naturales, y es por ello que se suman a la lista de voluntarios ambientales en defensa de los ecosistemas”, detalló el documento.
Además de la Fundación Naturaleza y Ciencia 507, desde el año 2000 el Fondo Peregrino, una institución nacida en Estados Unidos, la cual creó el Centro Mundial de Aves Rapaces para la conservación de estas aves, también trabaja en la conservación del águila harpía en el territorio panameño.