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Medidas de adaptación al cambio climático: claves en la mitigación de las consecuencias en Latinoamérica
- 06/02/2023 00:00

El Banco Mundial considera que el cambio climático, la pobreza y la desigualdad son los desafíos para el desarrollo sostenible de este siglo, tanto así, que según estudios recientes se ha estimado que, el cambio climático podría provocar el desplazamiento de cerca de 200 millones de personas dentro de sus respectivos países para 2050, creando con estas migraciones internas, áreas pobladas densas que al 2030, propiciarían nuevos focos de desigualdad y pobreza extrema.
La migración causaría la necesidad de nuevas fuentes de agua para abastecimiento, nuevos espacios para el saneamiento, nuevas fuentes de energía y la necesidad de más alimento, a proveer por el estado, dado que al migrar, quienes producen alimento, se transforman en consumidores, por lo que es posible que el cambio climático podría disminuir los rendimientos de los cultivos, especialmente en las regiones con mayor inseguridad alimentaria.
Al reducirse, las actividades agrícolas y forestales, se transforma el territorio a nuevas áreas pobladas con uso de suelo para urbanizaciones y comercios, lo que aumenta el porcentaje de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI); de allí, que el Banco Mundial considere importante abordar soluciones de adaptación al cambio climático desde los procesos que el sector agrícola genera; lo que no impide entender que se requieren acciones en otros sectores como el de la construcción, la pesca o la ganadería.
La importancia de diseñar planes de acción ante el cambio climático está descrita en el Plan de Acción Nacional de Cambio Climático (2017-2022) como la necesidad de detener las consecuencias en el planeta generadas por excesivas emisiones de gases de efecto invernadero, lo que aumenta la probabilidad de impactos graves, generalizados e irreversibles en las personas y los ecosistemas.
Detener el cambio climático implica aplicar estrategias para mitigar los daños que se generan y adaptarse a los nuevos escenarios que se generan debido a los GEI.
El Ministerio para la transición ecológica y el reto demográfico de España, señala en su plataforma digital que las estrategias de mitigación persiguen reducir las emisiones netas a la atmósfera de gases de efecto invernadero, que son el alimento del cambio climático generado por las acciones antropogénicas, de allí la importancia de estudiar el Antropoceno.
Además, indica que las estrategias de adaptación, lo que buscan es limitar los riesgos derivados del cambio del clima, reduciendo la vulnerabilidad a la que nos expone el cambio del clima.
Las medidas de mitigación y adaptación son medidas complementarias porque sin mitigación, la capacidad de adaptación sería superadas en poco tiempo; por otro lado, “una adaptación que no sea baja en emisiones de Gases de Efecto Invernadero carece de sentido, ya que intensifica el cambio cuyos efectos se desean evitar”.
Este ministerio estipula que en el sector agrícola es necesario implementar acciones para gestionar los suelos por medio de agricultura de precisión y la digitalización de los cultivos, de manera que el monitoreo para el control de plagas y enfermedades en los cultivos, permita la protección de los cultivos, mejore las acciones de fertilización, proteja la biodiversidad y los servicios de polinización, al controlar el uso de biocidas evitando la infiltración de químicos a los suelos.
Además, considera como medida de adaptación para la ganadería extensiva, que esta debe diseñarse con la aplicación de planes de economía circular, lo que permitiría la gestión integral de los recursos hídricos. El Ministerio para la transición ecológica y el reto demográfico de España establece que, para lograr la adaptación en la agricultura, se requiere el establecimiento de sistemas de asesoramiento.
Es decir, las trasformaciones que se requieren para una agricultura mejorada y adaptada a los impactos del cambio climático pueden ir desde modificaciones simples en las fechas de siembra y cosecha, hasta cambios estructurales significativos, como podría ser el desarrollo de nuevas formas de hacer agricultura, por ejemplo, en ambientes controlados. La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) indica que tales transformaciones requieren de apoyos desde el diseño de Políticas públicas hasta que las Instituciones que generan políticas para el sector, se apoyen en el ámbito de la ciencia, la tecnología y la innovación.
Para esto se requiere un enfoque que cuantifique las medidas de adaptación que los países puedan elegir por su bajo costo y alto impacto contra las consecuencias del cambio climático. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), decidió aplicar, para obtener esta cuantificación, la metodología de la economía de la adaptación climática (ECA), que es una herramienta de apoyo a la toma de decisiones que integra la vulnerabilidad climática y la evaluación de riesgos con estudios de impacto económico y de sostenibilidad para determinar una cartera de medidas de adaptación óptimas para diversos riesgos climáticos.
Esta metodología apoya el diseño de políticas y a los tomadores de decisiones en la selección de las inversiones más apropiadas alineadas con el aumento de su resiliencia contra los impactos y las consecuencias de las condiciones climáticas actuales y futuras proyectadas, según su región y país.
El BID aplicó ECA en el estudio sobre la economía de la adaptación al cambio climático realizado en Trinidad y Tobago, encontrando cinco medidas adecuadas para adaptarse al cambio climático.
La primera de ellas fue crear un Código Nacional de Construcción, con el fin de desarrollar una normativa a nivel nacional para la construcción de nuevos edificios, que permita el diseño basado en factores del cambio climático, como las nuevas diferencias en temperaturas, vientos debido a la influencia de tormentas tropicales, terremotos y tsunamis en el área, entre otros; lo que hará posible estar preparados para soportar impactos ante los eventos extremos que serán cada vez más frecuentes.
La segunda medida de adaptación tiene que ver con la restauración de manglares, puesto que son estos ecosistemas lo que cuentan de forma natural con reservorios de carbono azul en toda su extensión, proveyendo de hábitat a una extensa biodiversidad, y a su vez son barreras naturales que amortiguan las costas de la erosión ante fluctuaciones de las velocidades en las corrientes que llegan a la costa. Los manglares son fuente de leña y sirven como zona de pesca, contribuyendo al desarrollo de la economía local.
La tercera medida es crear un sistema de alerta meteorológica para recoger datos sobre el clima en la región, y utilizando modelos de pronóstico, crear mapas que permitan a los residentes en el país tener acceso en tiempo real a las áreas que serán impactadas durante eventos del clima. Un sistema de alerta meteorológica permite a quien lo utilice estar preparado para protegerse de los impactos de los fenómenos extremos y en algunos casos, preservar sus bienes.
La cuarta medida establecida con la ECA indica la elaboración de protocolos de emergencia y programas de capacitación para que la población cuente con marco común de acciones frente al ciclo de los desastres, incluyendo la emergencia.
Por último, la ECA señala relevante el diseño de áreas verdes en los tejados de los edificios.
Medidas de adaptación que reduzcan las emisiones de los GEI e innoven en cuanto a las formas de cultivar alimentos favoreciendo la climatización de las áreas urbanas, permitirá a Latinoamérica adaptarse a los impactos del cambio climático.