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- 08/04/2020 00:00
Los océanos se han convertido en gigantescos vertederos. Alrededor del 70% al 75% de la contaminación marina global es producto de las actividades humanas que tienen lugar en la superficie terrestre, detalla el informe “La contaminación de los ríos y sus efectos en las áreas costeras y el mar”, realizado por la División de Recursos Naturales e Infraestructura de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Según este informe, un 90% de los contaminantes es transportado por los ríos al mar. Mientras que entre un 70% y 80% de la población mundial (aproximadamente 3,6 mil millones de personas) se ubica en las costas o cerca de ellas, especialmente en zonas urbanas, donde una parte importante de los desechos que allí se producen se deposita directamente en el océano, afectando de este modo todo su ecosistema.
“Ecosistemas únicos en el mundo, como bosques de manglar, arrecifes coralinos, lagunas costeras y otros lugares de interfase entre la tierra y el mar, han sido alterados más allá de su capacidad de recuperación”, señala la Cepal.
La modificación del cauce de los ríos que drenan al mar y la alteración del flujo del agua que escurre en dichos ríos, a causa de la construcción de represas, extracción de áridos o encauzamientos, también han afectado los ecosistemas marinos, estuarios, golfos y otros cuerpos acuosos. Todas estas alteraciones han limitado su renovación, se lee en el informe.
Según las recientes evaluaciones sobre el estado del medio ambiente marino de la región, en América Latina, la contaminación de los océanos ha mermado la vida marina a niveles inimaginables. Sin embargo, aún hay esperanza de que los océanos y la vida marina se recuperen dentro de tres décadas, es decir para el año 2050.

A esta conclusión llegó un estudio realizado por los profesores Carlos Duarte y Susana Agustí, investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá de Arabia Saudí (KAUST, por sus siglas en inglés) que establece las acciones necesarias para que la vida marina del planeta recupere su abundancia en esa fecha.
El proyecto internacional publicado en la revista Nature reúne a los principales científicos marinos del mundo que trabajan en cuatro continentes, en 10 países y en 16 universidades. “Estamos en un punto en el que podemos elegir entre un legado de un océano resistente y vibrante o un océano irreversiblemente perturbado”, explica Duarte, profesor de ciencias marinas de Kaust y presidente de investigación de Tarek Ahmed Juffali en Ecología del Mar Rojo, según menciona el diario español ABC en su portal web.
“Nuestro estudio documenta la recuperación de poblaciones marinas, hábitats y ecosistemas después de intervenciones de conservación anteriores. Proporciona recomendaciones específicas basadas en evidencia para escalar soluciones probadas a nivel mundial”, agrega Duarte, quien ganó este año en la categoría de Ecología el premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA.
Aunque los humanos han alterado en gran medida la vida marina, los investigadores encontraron evidencia de la notable capacidad de recuperación de la vida marina y un cambio emergente de grandes pérdidas de vidas a lo largo del siglo XX a una disminución de las pérdidas, y en algunos casos incluso recuperación durante las dos primeras décadas del siglo XXI.
La evidencia, junto con casos particularmente espectaculares de recuperación, como el ejemplo de las ballenas jorobadas, destaca que se puede restaurar la abundancia de vida marina, permitiendo una economía más sostenible y basada en el océano.
La revisión establece que la tasa de recuperación de la vida marina puede acelerarse para lograr una recuperación sustancial en dos o tres décadas para la mayoría de los componentes de los ecosistemas marinos, siempre que se aborde el cambio climático y se implementen intervenciones eficientes a gran escala.
“La reconstrucción de la vida marina representa un gran desafío factible para la humanidad, una obligación ética y un objetivo económico inteligente para lograr un futuro sostenible”, asegura Susana Agustí, profesora de ciencias marinas de Kaust.

Se calcula que cada año 6,4 millones de toneladas de residuos acaban en el mar. Entre el 60% y el 80% son plásticos, con picos de hasta el 95% en algunas zonas, según la asociación ambiental italiana Legambiente.
El mayor porcentaje de ellos son bolsas, pero los envases de bebidas, las latas o los filtros de cigarrillos significan casi la mitad del total. Aunque estos datos son de 2008, se considera que desde entonces el problema se ha agravado.
“La basura en el mar es el síntoma de una enfermedad grave: el mal uso y la constante mala gestión de los recursos naturales”, afirma el exdirector del Pnuma, Achim Steiner. “La cantidad de bolsas de plástico, de botellas y de otros residuos que hay en el océano se puede reducir drásticamente mejorando la gestión de las basuras, reduciendo su cantidad y reciclando”, añade.
“Aunque los desafíos para recuperar los océanos son retadores, mas no imposibles”, añade Steiner.
De hecho, los científicos de las 16 universidades, al estudiar el impacto de las intervenciones de conservación del océano y las tendencias de recuperación anteriormente exitosas, identificaron nueve componentes integrales para la reconstrucción de la vida marina, marismas, manglares, pastos marinos, arrecifes de coral, algas marinas, arrecifes de ostras, pesquerías, megafauna y las profundidades marinas.
Al compilar una combinación de seis intervenciones complementarias llamadas cuñas de recuperación, el informe identifica acciones específicas dentro de los temas generales de proteger especies, cosechar sabiamente, proteger espacios, restaurar hábitats, reducir la contaminación y mitigar el cambio climático.
Las acciones recomendadas incluyen oportunidades, beneficios, posibles obstáculos y acciones correctivas, dando una hoja de ruta tangible para ofrecer un océano saludable que brinde enormes beneficios para las personas y el planeta.
António Guterres, secretario general de la ONU, asegura que “la vida de los océanos está sometida actualmente a una fuerte presión por, entre otras cosas, el cambio climático, la contaminación, la pérdida de hábitats costeros y la sobreexplotación de las especies marinas. Alrededor de un tercio de las poblaciones de peces comerciales están sobreexplotadas y muchas otras especies, desde los albatros hasta las tortugas, están amenazadas por el uso insostenible de los recursos oceánicos”.
Actualmente existen 200,000 especies identificadas, pero en realidad son millones. La fauna marina ha sido el medio de vida para la civilización y el desarrollo durante milenios, suministra alimentos y materiales para la artesanía y la construcción.
“Las especies marinas proporcionan servicios ecosistémicos indispensables. El plancton enriquece la atmósfera con oxígeno, y el sustento y los medios de vida de más de 3,000 millones de personas dependen de la biodiversidad marina y costera”, expresa Guterres.
El 71% de la Tierra está compuesta de agua de mar. Contamos con cinco océanos (el Pacífico, el Atlántico, el Índico, el Antártico y el Ártico) y si no se cuidan se está dañando el futuro.