Ante la compleja situación social y política que atraviesa nuestro país la Conferencia Episcopal Panameña, el Comité Ecuménico y el Comité Interreligioso,...
- 18/09/2010 02:00
Es importante resaltar que existe lo que llamamos ‘dependencia al sexo’, aunque puede llevar una vida promiscua, tiene sentimientos de culpa, remordimientos y, en muchos casos, depresión después de una relación sexual de la que, por otra parte, no obtiene placer. Por eso también a este desorden se le llama ‘bulimia sexual’, porque es un acto obsesivo-compulsivo producido por la ansiedad, el cual es necesario distinguir del promiscuo.
Cuando la promiscuidad combina compulsividad con deseo incontrolable y falta de satisfacción, puede originarse una hiperactividad sexual o adicción al sexo fruto de una mala integración de la sexualidad con la vida afectiva.
Existen numerosas teorías explicativas del deseo sexual exagerado, algunas biológicas y de predisposición en función de la personalidad. En muchos casos, las personas afectadas pueden tener problemas de autoestima, de comunicación, de personalidad, etc. que las lleven a buscar el sexo y que lleguen a confundir sexualidad con afecto, cariño y amor.
Cuando el deseo es persistente e incontrolable y además conlleva sentimientos de culpabilidad, ansiedad, arrepentimiento, etc. es cuando se puede empezar a hablar de ‘adicción sexual’ y cuando es necesario realizar algún tratamiento, pues esta adicción es síntoma de otros problemas más profundos, como pueden ser la represión, la soledad, insatisfacción, abusos en la infancia.
Dentro del concepto de ‘dependencia al sexo’ figuran distintas variantes, como la adicción a las líneas telefónicas eróticas, adicción al cibersexo (internet), sexualidad parafílica (pedofilia, exhibicionismo, voyeurismo, fetichismo), y sexualidad no parafílica.
Se utiliza el sexo para solucionar una necesidad no sexual: trastornos de ansiedad, problemas personales, laborales, estrés. La dependencia supone conductas como: autoerotismo compulsivo (conductas masturbatorias); búsqueda ansiosa de múltiples amantes, montar la vida en torno al sexo; consumo habitual de prostíbulos, teléfonos eróticos, sexo por internet; conducta hipersexual y obsesiva con una relación.
Existen varios tipos de personas con una gran afición al sexo, unas, las ‘promiscuas’ o las que tienen un gran deseo sexual y que no tienen problemas en disfrutar de su sexualidad; las otras, las ‘dependencia al sexo’, buscan en éste una forma de llenar un vacío afectivo; pueden ser personas problemáticas y sufrir de una adicción sexual.