Telemedicina, aliada en tiempos de covid-19

  • 08/02/2021 00:00
Es evidente que las ventajas de la telemedicina en la asistencia a pacientes con covid-19 son múltiples. Por un lado, limita las posibles exposiciones y diseminación de la enfermedad, por el otro, reduce el uso de equipos personales de protección

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la telemedicina como “la prestación de servicios de atención médica por parte de todos los profesionales de la salud que utilizan tecnologías de la información y la comunicación para el intercambio de información válida para el diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades y lesiones”.

A pesar de los potenciales beneficios de la telemedicina, su uso y práctica no habían tenido una acogida como se esperaba en los servicios de salud ni por los médicos, hasta la aparición de la pandemia.

Las tecnologías de atención virtual se utilizan para reducir la exposición de pacientes y proveedores de servicios de salud en hospitales, clínicas y otros entornos, evaluar y tratar a las personas con síntomas respiratorios leves (casos sospechosos), en espera de resultados de pruebas diagnósticas; evaluar, vigilar y tratar a los pacientes positivos de covid-19; brindar atención a pacientes agudos y enfermos crónicos con patologías que presenten mayor riesgo de exposición en entornos hospitalarios en persona. Además, a través de la telemedicina se puede brindar a los pacientes en sus hogares, herramientas de vigilancia remota.

En entornos de pacientes hospitalizados y de urgencias, la telemedicina ha demostrado ser invaluable para reducir la exposición del personal de salud y mitigar la escasez de equipos de protección personal. Los modelos de atención con telemedicina incluyen el despliegue de unidades de telemedicina seguras dentro de las salas de aislamiento vinculadas a una instalación central y/o al escritorio de la enfermera. El personal puede comunicarse y monitorear al paciente y otros miembros del personal desde afuera de la sala, a fin de consolidar la atención. Los especialistas pueden ser consultados de forma remota.

Con la crítica escasez de camas, las soluciones de la telemedicina se pueden implementar con facilidad para interconsultas de los servicios médicos de atención que no cuentan con médicos especialistas, tales como cuidados críticos, neumología, infectología, cardiología, etc. u otras. Las soluciones de telemedicina también son útiles en apoyo a la enfermería especializada y los centros de atención a largo plazo, tanto en el manejo de pacientes con covid-19 como en el de pacientes con enfermedades crónicas.

Los servicios de atención médica hospitalaria se enfrentan a una afluencia desmesurada de pacientes con síntomas que cumplen con los criterios para efectuarles las pruebas diagnósticas y deben resolver cómo atender a estos pacientes. Un porcentaje elevado de pacientes con covid-19 no requiere hospitalización, por lo que utilizar modelos de atención a través de telemedicina para la atención, diagnóstico, vigilancia y tratamiento, ayuda a detectar y controlar a los pacientes en entornos domiciliarios, contribuyendo a disminuir y aplanar la curva de contagios.

Muchos pacientes con enfermedades leves nunca requieren asistir a un centro hospitalario, pero requieren una vigilancia estrecha de la progresión de los síntomas respiratorios de la enfermedad. Algunos hospitales optan por utilizar la telemedicina para facilitar la coordinación de la atención después del alta hospitalaria, lo que incluye el uso de videoconferencias, dispositivos periféricos (como termómetros electrónicos, oxímetros, brazaletes de presión arterial e incluso herramientas de examen remoto).

El Hospital Universitario de Lugo realizó un estudio pionero de telemedicina con tele monitorización en el seguimiento de pacientes con covid-19: 313 fueron atendidos, se les dio seguimiento con telemedicina y telemonitorización. Al final del estudio, no se produjo ninguna muerte en el domicilio y se dio de alta al 72% de los pacientes.

En el contexto de la pandemia, la telemedicina limita las exposiciones y diseminación de la enfermedad tanto en la sala de urgencias como en el área de hospitalización; reduce el uso de equipos personales de protección. Y, por último, representa un gran alivio al ya saturado sistema de salud, en el que cada vez escasean más las camas y los médicos disponibles.

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