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- 30/06/2021 00:00
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Los científicos esperaban una pandemia de la influenza cuando apareció el nuevo coronavirus. Dieciocho meses después de la aparición del SARS-CoV-2, la ciencia y el conocimiento han permitido luchar contra la pandemia. Y aunque la aparición de nuevas variantes es motivo de preocupación, el mensaje sigue siendo el mismo: la ciencia nos anima a ser optimistas y mirar la luz al final del túnel: las vacunas.
Los antecedentes pandémicos predecían una nueva emergencia sanitaria en el mundo. En el siglo XX se habían registrado cuatro pandemias, tres de las cuales habían sido por virus de influenza en los años 1918, 1957 y 1968, que dejaron alrededor de 60 millones de defunciones. Y una última por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que provocó la muerte de 38 millones de personas.
Todos los pronósticos apuntaban a una gripe aviar, a pesar de que los coronavirus habían dado algunos signos de que podría estar incubándose una nueva cepa, explicó Eduardo Ortega, secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación de Panamá, en la conferencia 'Covid-19: Avances en manejo, actualizaciones en prevención y futuro del SARS-CoV-2', organizada por la Asociación Panameña para el Avance de la Ciencia (Apanac) y la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt).
En 2002, los coronavirus dieron un primer aviso con la aparición del SARS-CoV-1, que afectó 37 países e infectó a 8 mil personas y que tuvo una letalidad del 10%.
El brote epidémico, que inició en la provincia de Cantón, China, fue seguido por la primera pandemia del siglo XXI, provocada por la aparición del virus de influencia A H1N1 en 2009, que causó la muerte de 500 mil personas, pero que tuvo una inesperada letalidad de menos del 1%.
En 2012, los coronavirus dieron un segundo aviso en el Medio Oriente con el coronavirus del síndrome del MERS, que afectó 22 países y causó aproximadamente 2,500 casos con una letalidad de 34%.
Dos años después ocurrió un brote epidémico en el norte de África, provocado por el virus del ébola, que afectó a diez países e infectó a 29 mil personas, con una letalidad de 39%. Pero con el uso de vacunas, el virus del ébola ha sido controlado.
A finales de 2019 apareció el virus que desencadenaría la más reciente e inesperada pandemia: el Sars CoV-2, causante de la enfermedad covid-19, que ha infectado a 180 millones de personas y causado cerca de 4 millones de defunciones en todo el mundo, incluyendo más de 6 mil personas en Panamá.
Hoy, sin embargo, hay entre 200 y 250 vacunas en fase preclínica, de las cuales entre 80 y 100 se experimentan en seres humanos. De estas, al menos ocho han sido aprobadas y se están usando en distintas partes del mundo. Y quizás una novena y una décima estarían a punto de ser autorizadas para su uso.
Estas emplean todo tipo de tecnologías: virus vivos atenuados, virus inactivados, subunidades de proteínas, vectores virales recombinantes, partículas similares a virus (VLP), ADN y ARNm.
La inmunización de Moderna y Pfizer- BioNTech son las que al momento tienen una mayor efectividad con 94% y 95%. Le sigue la Sputnik V con 88% y Johnson & Johnson con 70% u 80% de efectividad. Y las vacunas inactivas que tienen un rango de eficacia que va entre el 50% y 90%, según estudios en Asia.
“Es importante mencionar que la eficacia de las vacunas para covid-19 grave está entre el 85% y el 100%. Esa es una excelente noticia porque el imperativo ético más importante en salud pública, que es prevenir hospitalizaciones y muertes, muchas de estas vacunas lo están logrando”, explicó Xavier Sáez-Llorens, pediatra, infectólogo e investigador, cuya lucha contra la pandemia en su país fue reconocida recientemente con el premio a la 'Excelencia en la Investigación 2021' por Apanac y Senacyt.
A nivel mundial, la vacunación ha superado al 23% de la población mundial, con al menos una dosis, y avanza en 200 territorios. Han sido 2,900 millones de inyecciones administradas. Mientras que en Panamá alcanza a un 31% de la población, con 1,4 millón de dosis.
Malta con 66%, Israel con 59%, Chile con 51%, Reino Unido con 46%, Estados Unidos con 45%, Uruguay con 42% lideran las estadísticas de las regiones con mayor porcentajes de población inmunizada. Aunque en números absolutos, India y Estados Unidos son los que más habitantes han vacunado.
Existen, sin embargo, grandes diferencias en la distribución de las dosis. Incluso hay países que siguen esperando la primera dosis, algo que el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, ha denunciado en reiteradas ocasiones.
“En enero anuncié que el mundo estaba al borde de una catástrofe a no ser que se implantaran medidas para una distribución equitativa de vacunas. Es sorprendente lo poco que se ha hecho para solventarlo y, de hecho, la brecha entre el número de vacunas administradas en los países ricos y a través del mecanismo Covax crece cada día”, ha lamentado.
En esa misma dirección, Sáez-Llorens reconoce que los países ricos han acaparado las vacunas. Esto puede causar un efecto búmeran si no se controla la replicación del virus en los países pobres que no están vacunando, porque pueden surgir variantes “muy peligrosas” que pueden causar infecciones en esos sitios donde se ha avanzado con la inmunización.
La ciencia también es vigilante ante el hecho de que las variantes de preocupación puedan reducir la eficacia de las vacunas en forma importante. Por ello no solo es importante el porcentaje de población inmunizada, sino también el tipo de vacuna que se está utilizando. Las que tienen mayor eficacia contra la infección global van a permitir que la inmunidad de rebaño se alcance con un menor porcentaje de la población vacunada.
“Con vacunas con 60% de eficacia vamos a tener que inmunizar a toda la población para alcanzar la inmunidad de rebaño”, indicó Sáez-Llorens.
Las mutaciones alpha y gamma son las que con mayor frecuencia están circulando en América Latina. Aunque de forma importante también está llegando la delta.
La cepa original causante de la covid-19, que surgió en Wuhan, permitía que un infectado contagiara a 2,5 personas. Pero, por ejemplo, la delta es 100% más trasmisible, es decir, que una persona puede contagiar a otras cinco. Y si está mutación del virus empieza a circular de lleno en la región, es probable que tenga que aumentarse el porcentaje vacunado para alcanzar la inmunidad de rebaño.
La confianza de la población en las vacunas va en aumento. Y si se compara con el número de casos de covid-19, las secuelas que deja la enfermedad y el número de fallecimientos, el beneficio que suponen supera enormemente los posibles efectos adversos de las mismas.
“El impacto de las vacunas ha sido asombroso mucho más de lo esperado. En Estados Unidos el 98% y 99% de los casos de hospitalizaciones y muertes son en personas que no han sido vacunadas”, concluyó Sáez-Llorens.
Pero los científicos son optimistas. La mayoría de los investigadores considera que el virus será endémico en el mundo y formará parte del repertorio de las enfermedades respiratorias. Pero si se logra arrinconarlo con las vacunas y se desarrollan mejores tratamientos, se podrá lidiar con él sin necesidad de restricciones ni confinamientos.
Otra buena noticia es que la pandemia a nivel mundial decrece por una combinación de varios factores: la población está adquiriendo cierta inmunidad por la infección natural o por las vacunas, el virus está en proceso natural de variación o mutación que va derivando a formas menos virulentas y se va adaptando a su nuevo huésped, plantea un artículo de la BBC , publicado el 24 de febrero de 2021, con el titular “Coronavirus: 10 buenas noticias sobre la pandemia (un año después)”.