Remedios de la vieja escuela

Actualizado
  • 28/02/2016 01:00
Creado
  • 28/02/2016 01:00
Hace solo un par de décadas se utilizaban una variedad de remedios, tanto de botica como naturales, que poco a poco han sido desplazados 

Hace más de 20 años Ángel Duarte se convirtió en el dueño de la Farmacia 50 (originalmente el local se ubicaba a un costado del supermercado ‘Rey' de calle 50). El propietario anterior, el farmaceuta Pedro José Mérida, lo acogió cuando apenas era un estudiante de farmacia. Sus cabellos grises delatan sus 74 años, más de 50 de ellos tras el mostrador.

A pesar de haberse mudado de su antigua ubicación hace casi quince años a la calle 74, en San Francisco, y de estar rodeado por farmacias mucho más grandes, su clientela es fiel. Ellos salen y entran por la puerta, sin cesar. La mayoría lo trata con familiaridad, porque Duarte es de la vieja escuela. Su botica ha visto pasar varias generaciones. En una esquina, casi imperceptible a la izquierda del mostrador, se alinean una serie de productos que recuerdan a los botiquines de antaño. Uno de ellos es un jabón rojo, un líquido que el apotecario me asegura es antiséptico y que sirve para lavar heridas.

A su lado, un aceite mineral, utilizado para la estitiquez, pero también como lubricante y para hidratar la piel. El último producto sobre el mostrador es el aceite de eucalipto, que Duarte explica se utiliza medicinalmente como descongestionante o para personas con asma.

Muchos de los que crecieron en el siglo pasado recuerdan este tipo de remedios. Los niños que se raspaban jugando inevitablemente terminarían con un manchón color rojo o naranja en sus rodillas y codos. Esto por la aplicación de los antisépticos más comúnmente utilizado en esos tiempos: el mercuriocromo o el mertiolato, ambos productos a base de mercurio.

¿Qué pasó con ellos? Una búsqueda rápida de ‘mertiolato' en internet produce como primer enlace un sitio asociado a la ‘U.S. National Library of Medicine'.

En él aparece que la FDA (siglas en inglés de la Administración de Drogas y Alimentos) prohibió su uso en productos farmacéuticos de venta libre a finales de los años noventa.

En el caso del mercuriocromo, la Enciclopedia Britannica lo describe como un antiséptico débil que ha sido desplazado en la medicina por agentes más eficaces como los antibióticos.

Otro producto que se utilizaba con el mismo propósito era el yodo. ‘Venía de afuera en forma de cristales y acá se preparaba la tintura de yodo', detalla Duarte.

PRODUCTOS DE BOTICA VIEJA

En una encuesta realizada por La Estrella de Panamá semanas atrás, se recibieron por encima de 50 respuestas acerca de los remedios que utilizaban las ‘abuelas' de antes y sus propósitos.

Unos cuantos resultaron ser productos farmacéuticos que han ido desapareciendo, pero la mayoría de las respuestas trataban de productos naturales.

Entre los productos de farmacia mencionados encontramos el mesopín, un líquido verde que nuestros lectores recuerdan se utilizaba frecuentemente para los malestares estomacales.

En esta línea también se menciona la leche de magnesia, un laxante que además aliviaba la indigestión.

El mentolatum aparece varias veces, esa pomada verdosa que alivia los dolores musculares o se frota en el pecho de las personas resfriadas. ‘Aún se vende, aunque últimamente está muy escaso', señala Duarte. ‘El Vicks y el Cofal son más modernos'.

Asimismo, se destaca la violeta genciana como una preparación efectiva para el tratamiento de las heridas. ‘Era un secante. Se utilizaba mucho para tratar el herpes o los ‘sapitos' en la boca'.

Pero son muchos más medicamentos. El boticario desaparece por algunos segundos y emerge con un cuadernillo de cuero marrón, que sostiene sus páginas amarillentas por medio de seis aros oxidados.

Sus hojas albergan, con impecable caligrafía, cientos de ingredientes e instrucciones para la fabricación de distintos remedios. ‘Este cuaderno debe tener 100 años o más. Lo heredé de Mérida, la mayoría eran sus preparaciones'.

Por estar en orden alfabético, entre sus primeras páginas encontramos las ‘aguas'. El agua boricada, de rosas, sedativa, de colonia, del Carmen, de maravilla. ‘El agua boricada era un limpiador de cara, igual que el agua de rosas', indica Duarte. ‘El agua sedativa se usaba para la fiebre en los niños, ahora se usan otros productos, como el acetaminofén'.

Le siguen los ‘aceites', el alcanforado ‘para los resfriados', o los de geranio o algodón, por nombrar unos cuantos. Entre los remedios con A, vemos el árnica, un remedio que ‘mucha gente usaba para tratar los golpes'.

Algunas páginas se caen y el heredero de la libreta las vuelve a insertar. Teme extraviar aquellas fórmulas de museo que pocos recuerdan, que hace años no prepara y que las nuevas generaciones de médicos ya no recetan.

‘Los médicos solían recetar estos remedios y nosotros teníamos que prepararlos. Ya no, pues muchos prescriben los de patente', expone Duarte. Por otro lado precisa que ya no se importa la materia prima con la que se preparaban muchos de los medicamentos en su cuaderno.

Asimismo, destaca que los galenos de antaño creaban sus propias fórmulas de cuando en cuando. Algunas de ellas se ven detalladas en la letra del boticario anterior.

‘La fórmula del Dr. Tapia era para el acné, la del Dr. Chanis era un laxante', recuerda el dueño de la Farmacia 50.

REMEDIOS NATURALES

Pero la mayoría de los remedios descritos en la encuesta en línea de este diario corresponden a productos naturales.

Uno de los principales expertos en esta temática es el doctor Mahabir Gupta, director del Centro de Investigaciones Farmacognósticas de la Flora Panameña (CIFLORPAN), ubicado en la Universidad de Panamá.

Algunos de los mencionados por nuestros lectores han sido objeto de las investigaciones y publicaciones del CIFLORPAN a través de los años. Gupta también ha publicado el libro Plantas medicinales de Panamá .

El té de mastranto aparece en el folleto ‘Plantas medicinales para la atención primaria de salud', en cuya publicación el centro participó junto con el Ministerio de Salud y otras organizaciones. Se recomienda una taza de este en la mañana, mediodía y noche para tratar el resfriado común y la fiebre.

Otras plantas medicinales que se mencionan son el jugo de limón, indicado para la diarrea, el té de jengibre, para los vómitos y el té de paico, para los parásitos. El folleto aclara que este no debe ser consumido por ancianos, embarazadas o niños menores de cinco años.

La sábila es otra, recomendada para las quemaduras leves, así como el aceite hecho a base de semillas de achiote.

Por su parte, el té de balsamino fue descrito por un encuestado como ‘para limpiar la sangre y los granos'. El folleto explica que las hojas machacadas se pueden aplicar en la zona afectada para tratar granos o nacidos.

En el caso de ‘limpieza de sangre' podría deberse a las posibles propiedades anti-diabéticas que se le atribuyen. ‘Abundantes estudios preclínicos han documentado los efectos antidiabéticos e hipoglicémicos de la M. charantia (nombre científico)', sostiene un estudio publicado en 2013 en el Asian Pacific Journal of Tropical Disease .

En él los investigadores mencionan la necesidad de estudiar esto más a fondo en estudios clínicos.

El té de tilo se recomienda en el folleto para el insomnio, la ansiedad o el nerviosismo.

Algunos de los remedios más mencionados en la encuesta incluyeron la ‘caraña hedionda' para los espasmos, el té de hojas de guanábana para malestares estomacales y los paños de ‘bay rum' para los dolores de cabeza.

Si todo lo anterior falla, un lector compartió el remedio más inolvidable que empleaba su abuela: ‘Una correa y una chancleta'. ¿El propósito? ‘Para terapia física y psicológica, así como problemas de actitud y conducta'.

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‘Los médicos solían recetar estos remedios y nosotros teníamos que prepararlos. Ya no, pues muchos prescriben los de patente',

ANGEL DUARTE

DUEÑO FARMACIA 50

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INVESTIGACIONES

Inventario de las plantas medicinales de los Guna

Los remedios naturales utilizados tradicionalmente por los distintos grupos indígenas panameños han captado el interés investigativo del doctor Mahabir Gupta.

Por ello, el director del Centro de Investigaciones Farmacognósticas de la Flora Panameña (CIFLORPAN), de la Universidad de Panamá, ha llevado a cabo varios estudios al respecto desde hace décadas.

Entre ellos, ‘Etnobotánica médica de los Teribes de Bocas del Toro', ‘Inventario etnobotánico de plantas medicinales utilizadas por los indios Guaymí en el oeste de Panamá' y el ‘Inventario de plantas medicinales de los indios Guna'. Este último, publicado en la revista científica Journal of Ethnopharmacology .

Con este, se reportaron 90 especies pertenecientes a 42 familias de plantas utilizadas por los guna. Esto se logró por medio de una estudiante de farmacia de origen guna, en conversaciones con ‘Inadulets' o ‘herbalistas', y ‘Nelés' o chamanes de la comarca.

Se recopilaron los usos medicinales, formas de preparación y administración de los remedios, además de sus efectos adversos.

Al final encontraron que 49 de las especies medicinales eran de uso tópico, 24 de uso interno y 17 de ambas formas. En total se reportaron 129 usos, una cantidad mayor a la de plantas recolectadas, ya que algunas tenían múltiples propósitos.

En el artículo detallaron el uso de cada una de las 90 especies. Una cantidad significativa (17) se empleaba para tratar dolores musculares y articulares; 15 eran para reducir la fiebre, 14 para facilitar el parto y 11 para infecciones de la piel.

En menores cantidades, se reportaron otros usos como resfriados (7), infecciones oculares (7), mordeduras de serpiente (5), para evitar el ‘ensanche del útero' durante el embarazo (5), mejorar la circulación sanguínea (4), tratar los dolores de estómago (3), el acné (3) y los trastornos mentales (2).

Además describieron la manera como se administra la terapia guna. Una de ellas son los cantos curativos, la otra es la terapia con base en plantas medicinales, y, finalmente, la terapia que utiliza medicamentos preparados a partir de huesos y minerales.

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