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- 28/06/2015 02:00
A través de uno de los tantos medios digitales que sigo me llegó cierta información, la cual podría perderse entre tantas cosas que me ‘bombardean' diariamente. Pero para aquellos que trabajamos en el mundo de la tecnología y la información, algo así no puede pasar de largo.
Recuerdo que hace unos años sostuve una conversación con un directivo de un canal de televisión, que se centró en el tema de lo que podría afectar esta tecnología en el modelo de negocio de los medios de comunicación ‘tradicionales'.
Nadie creía que una imagen del tamaño de una caja de fósforos y que tardaba una tiempo en cargar fuera capaz de cambiar las cosas de una forma tan radical.
La conjunción entre el acceso de internet de banda ancha, los dispositivos móviles y la compresión de datos generaron unas condiciones que no solo cambiaron el modelo de los medios actuales, alteraron la forma como hoy concebimos el consumo de contenidos.
Lo que ningún ‘gurú' de los medios pudo prever fue lo que normalmente hace que las cosas cambien: el impacto en la comunidad.
Cuando apareció Youtube el hecho de compartir audio y video se transformó en algo social. Y lo más importante; fue posible compartir material existente, incluso creado por los mismos usuarios.
Fue así que nacieron los ‘video diarios', a través de los cuales fue posible armar un programa de televisión para los vecinos o simplemente grabar el ocaso cayendo en la ciudad. El sueño de los inventores de cine se volvió realidad: la posibilidad de ‘conversar' usando imágenes se hizo tangible. La capacidad de apreciar el contenido en el momento y el lugar que uno desee, y no en el horario señalado por un medio de comunicación. Esto representó la ‘vuelta final al tornillo' que nos tiene donde estamos actualmente. Se disparó el concepto de ‘sobre demanda', abriendo todo un mundo nuevo productos y servicios, que finalmente son los que están creando el nuevo paradigma.
Los anunciantes están siempre pendientes de seguir por ‘dónde va la bolita' y han comenzado a pensar ‘en línea', tratando de entender cómo funcionan las cosas, pues lo cierto es que las reglas se están escribiendo justo ahora.
¿Cómo debe medirse un rating?, ¿qué tan importante es el hecho que la gente comparta un contenido? Cuando mi blog tiene más entradas que el sitio web de un medio de comunicación, ¿quiere decir que puedo vender publicidad? ¿Cuándo vale una red?.
Todas estas preguntas están comenzando a formularse, aunque no todas tienen respuestas aún... Pero seguramente comenzarán a aparecer a medida que los anunciantes quieran seguir comprando.