La evolución de las bicicletas decoradas

Actualizado
  • 03/12/2012 01:00
Creado
  • 03/12/2012 01:00
PANAMÁ. Cuesta abajo en la calle principal que da frente al Turicentro de Veracruz, una nave de dos ruedas corre a paso lento, es una bi...

PANAMÁ. Cuesta abajo en la calle principal que da frente al Turicentro de Veracruz, una nave de dos ruedas corre a paso lento, es una bicicleta que pareciera sacada de otro planeta, trae sonando a todo volumen música de Mavado. Ese es el ‘mentao’ Alberto que viene con la ‘Bike Destroyer’, su bicicleta y fiel compañera desde hace siete años.

La quiere tanto que le ha hecho cuantas modificaciones ha podido, le ha invertido mil 700 dólares, un dinero con el que se podría comprar las cuatro llantas de un automóvil.

Alberto se aproxima al punto de encuentro donde quedamos para la entrevista y, a medida que se acerca, el volumen aumenta. Ahora suena ‘Come out and see’ de Movado y De La Gheto. Sobre el timón se aprecia la pantalla de su reproductor de DVD donde se ve el video del sencillo.

Los que transitan por el lugar, se quedan enganchados con la bicicleta decorada por Alberto Agrazales, con justo motivo. Es una rally de salto, azul con negro, armada por su dueño; sus amplias bocinas en la parte frontal color negra de 200 watts de potencia le dan la fuerza al sonido, como si de una discoteca rodante se tratase. El decorado de luces azules rodean el contorno del timón y también en la parte delantera de las llantas. Sobre los laterales en la zona inferior de la Bike Destroyer están pegadas algunas de las clásicas calcomanías que no podían faltar en los próximamente inexistentes ‘diablos rojos’. El enredo de cables de colores que conectan los circuitos para que funcionen tanto las luces, el pito, los frenos, la batería y el sonido de la máquina, ya no es tan estético, es ‘lo que menos importa’, cuenta Alberto.

Al minuto, otra bicicleta se aproxima, es Carlos Smith, un veracruzano que posee una bicicleta transformada desde hace un año, bautizada con el apodo de Bolquete.

Esta también tiene un decorado aun más elaborado en la parte frontal. El conejito de playboy, el dólar americano, el logo de Transformer, la camiseta de la ‘Marea roja’, la selección panameña de fútbol y alguna que otra frase como: ‘Ta’ bien tallao’ o ‘Te amo Ana’, el nombre de la madre de Carlos. Tampoco podía faltar una bandera panameña. ‘Sería un pecado dejarla por fuera’, dijo Carlos, mientras bajaba el volumen de su reproductor de música.

TENDENCIA

Aunque sus ‘bicis’ llamen la atención, no son una novedad, estas son una expresión cultural que surgió entre las décadas 1980 y 1990, en el istmo. Aunque actualmente son pocos los adeptos, Alberto y Carlos son parte de los 10 jóvenes que en Veracruz se dedican a esta cultura urbana, que recuerda a la época en que los jóvenes también caminaban con una grabadora sobre el hombro a donde se movieran.

Con el pasar de los años, según Alberto, los materiales y objetos con los que se decoran las bicicletas han cambiado. ‘Ya no se usan flecos, plumas artificiales, espejos y el tipo de luces son distintas’.

La tendencia ahora es colocarle amplificadores, llantas de lujo, bocinas. Los ‘priti bikers’ como también se le conocen, explican que para tenerlas bien lujosas gastan su par de billetes.

Por ejemplo para Alberto, un par de llantas le costó 120 dólares cada una. Dicen que sus padres los apoyan y ellos mismos ahorran y trabajan para cuidar sus bicicletas.

Luis López es otro decorador que se mueve en esta onda urbana. Conoce a otro grupo de jóvenes en Vacamonte y Vista Alegre, Arraiján, que se dedican a lo mismo. ‘Ellos aún mantienen ese concepto del decorado llamativo, pero también hay otros que están innovando sobre ese mismo concepto’, dijo Luis.

Para Carlos, ‘la implementación de extintores con gas compromido y cornetas están quedando atrás. Ahora la decoración es más sencilla en cuanto a accesorios, se invierte más en equipos de sonido y en luces tipo led o neón’.

Ellos dicen que este tipo de arte rodante los mantiene alejados de la violencia. Cuentan que a veces tienen uno que otro problema con la policía por circular por las calles sin placa, por eso es ‘difícil ver estas bicicletas en la capital’, agregó Carlos. Los decoradores opinan que son aproximadamente 100 jóvenes entre los de Panamá Oeste, Este y San Miguelito que tienen una ‘bici’ bien decorada. Ellos auguran que esa cultura urbana no desaparecerá tan fácilmente, pero advierten que mantenerla es algo costoso.

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