- 26/02/2013 01:00
PANAMÁ. En es ta edición número 85 de los premios, fueron pocos los nominados que se fueron sin estatuillas bajo el brazo. De las nominaciones más relevantes, sin duda la del taiwanés Ang Lee como mejor director, por Una aventura extraordinaria, fue la mayor sorpresa de la noche. El filme además recibió merecidas estatuillas por su fotografía, sus efectos especiales y a la mejor banda sonora.
Daniel Day-Lewis, por su parte, recibió el premio a mejor actor por su papel de Abraham Lincoln y se convirtió en el primero en ganar tres Óscar como mejor actor protagónico (ya había sido reconocido con Mi pie izquierdo, de 1989, y Petróleo sangriento, de 2007). Algunos bromearon incluso con que podría haber hecho el hueco en su vitrina el mismo día en el que le dijo ‘sí’ a Steven Spielberg. Además del de Lewis, Lincoln, que contaba con la mayor cantidad de nominaciones (12), sólo pudo sumar el premio a mejor diseño de producción.
Aunque menos previsible, el premio a mejor actriz fue bien merecido para Jennifer Lawrence por su papel de loca desquiciada en El lado bueno de las cosas. En esta categoría la competencia no era fácil. Hasta ayer, algunos hablaban de Jessica Chastain (La noche más oscura) como la favorita, e incluso existía la remota y sorprendente posibilidad de que la pequeña Quvenzhané Wallis (Bestias del sur salvaje), de sólo 9 años, o la anciana Emmanuele Riva (Amor), de 86, obtuvieran el premio. Todas se lo merecían.
Volviendo a lo seguro, los Óscar a mejor actriz y actor de reparto eran cantados. A pesar de que los cinco candidatos a mejor actor de reparto ya contaban con un Óscar en el living de su casa, Christoph Walz, que era favorito en su categoría, recibió su segundo Óscar, otra vez gracias a otra película de Quentin Tarantino. Por eso, es bastante lógico que al pasar al escenario agradeciera antes que a nadie al director, quien además se llevó por Django, el premio al mejor guión original.
Del lado femenino, la querida y bella Anne Hathaway recibió también el merecido galardón como mejor actriz de reparto, por su emotivo papel de Fantine en Los miserables. El musical además se llevó los premios a mejor peinado y maquillaje y a mejor mezcla de sonido.
De l resto de los filmes nominados, Amour alzó el premio a la mejor película en idioma extranjero, Brave —y los maestros de Pixar— tuvieron la estatuilla a la mejor animación, Searching for sugar man fue elegido como mejor documental y Anna Karenina ganó el premio a mejor vestuario.
Es importante mencionar que a lo largo de toda la ceremonia se celebró el 50º aniversario de James Bond. Se recordaron los martinis, los autos exóticos y las chicas lindas, pero sobre todo fue la gran noche de esta franquicia porque después de su último Óscar, ganado por Operación Trueno, en 1965, esta vez Skyfall sumó no sólo uno, sino dos premios más a la histórica saga: el primero a los mejores efectos especiales, y el segundo a la mejor canción original, por el tema que lleva el mismo título de la película, compuesto por Adele Adkins y Paul Epworth.
Se podría decir que la única gran perdedora de este año fue La noche más oscura, de Kathryn Bigelow, de la que se habló mucho pero sólo logró llevarse un premio —y que además fue un empate con Skyfall— por su edición de sonido.
Teniendo en cuenta todas las pérdidas, fue que Seth McFarlane (director y guionista de Ted), el presentador estrella de la noche, que tuvo la grandeza de hacernos olvidar, gracias a su humor ácido, lo tediosas que suelen ser estas ceremonias, se encargó de cantar un tema final para que todos los perdedores se fueran contentos.