Sin pepitas en la lengua

Actualizado
  • 22/08/2013 02:00
Creado
  • 22/08/2013 02:00
PANAMÁ. ‘Es una oportunidad para poder interactuar con los autores. Estar en sus presentaciones, adquirir sus libros; en algunos casos, ...

PANAMÁ. ‘Es una oportunidad para poder interactuar con los autores. Estar en sus presentaciones, adquirir sus libros; en algunos casos, escuchar conferencias, sus participaciones en mesas redondas sobre temas de interés’, dice Enrique Jaramillo Levi sobre todo lo bueno que trae consigo una feria del libro.

Sin embargo, para el colonense no todo es miel sobre hojuelas respecto a estos eventos, ya que, comenta: ‘Hay algo que me molesta de la Feria del Libro, y es que cobren las salas donde se presentan los libros al autor panameño y a las editoriales hechas por panameños para favorecer a autores nacionales’

Y es que, considera el ganador del Ricardo Miró con la obra En este instante y otras eternidades, los costos del alquiler de las salas pueden ser catalogados como ‘onerosos’: ‘Depende del tamaño de la sala; pero (el costo del alquiler) no baja de $125. Eso para muchos escritores es oneroso. Hay autores que son, literalmente, pobres. Como todos sabemos, ninguno de nosotros vivimos de la literatura per se. Hay gente que no puede presentar su libro porque no tiene ese dinero. Me parece que en una feria del libro eso es una discriminación’.

Al cuestionarle por qué lo considera discriminación, el ensayista responde: ‘A los autores extranjeros todo se lo dan. De alguna manera, yo no sé cuál es el mecanismo pero no creo que ellos tengan que pagarse el hotel o el avión. Si hay dinero para eso, debería haberla para los autores nacionales que representan un gasto y un riesgo menor’.

Cuando se refiere a ‘riesgo’, el también docente indica: ‘Si no me equivoco, ya ha pasado que se le compra el boleto a un autor, se le reserva en un hotel y al final esa persona cancela. Ya sea que se enferma, se muere, cambia de planes, le ofrecen algo mejor; simplemente dice ‘no voy’’.

Sobre qué solución le encuentra el escritor a este problema, analiza lo siguiente: ‘La Cámara Panameña del Libro (CAPALI) se las debe ingeniar para buscar patrocinadores, como ya los tienen, para que cubran los gastos del uso de las salas por parte de autores panameños. Si hay que pagar las salas, que las pague la CAPALI’.

Empero, aclara el cuentista, esta situación no se limita a la FIL: ‘las librerías te cobran por presentar un libro. ¡La Biblioteca Nacional no es gratis! Hay excusas: ‘que horas extras para el aire acondicionado, que tenemos que pagarle a un empleado para que se quede, cuide y vigile’. ¡Perfecto!, pero eso no debería ser así. En otros países que un autor quiera presentar su libro en tu librería es un honor’.

Empero, el gestor cultural, acepta que no todo lo que se publica en estos momentos en Panamá es de calidad: ‘En mi editorial somos muy cuidadosos de los detalles; pero, otros están publicando obras descuidadas y, en mi opinión, francamente malas’, finaliza.

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