La verdad revelada

El descubrimiento del doctor Bennet Omalu, que trabajaba en ese momento en la morgue de Pittsburgh, Pensilvania, debería haber sido una gran sorpresa para el mundo deportivo y para el público en general. Pero no lo fue.

En Estados Unidos, el fútbol americano es uno de los deportes más populares, y también un gran negocio que mueve a millones de fanáticos cada temporada y cuenta con un campeonato -el Súper Tazón- que es uno de los programas televisivos m ás vistos del año.

Esas razones hicieron que la Liga Nacional de Futbol (NFL) decidiera combatir y ocultar su descubrimiento en lugar de aceptarlo y tomar las medidas necesarias. Y ese conflicto, entre un médico nigeriano que llegó a Estados Unidos para hacer la América y una de las instituciones deportivas más fuertes de ese país, es el que guía la trama de La verdad oculta .

LAS PRUEBAS IRREFUTABLES

Con el paso del tiempo, las muertes de otros reconocidos ex jugadores añadieron más evidencias a las primeras pruebas de Omalu. Todos los casos eran similares. Se trataba de jugadores jóvenes con heridas no visibles pero significativas en su cerebro que causaban un daño gradual y degenerativo hasta desquiciarlos y finalmente llevarlos a la muerte.

La enfermedad, además, ahora tenía un nombre: Encefalopatía Traumática Crónica (CTE, por sus siglas en inglés); y su causa era evidente: lesiones ocasionadas por los repetidos y constantes golpes en la cabeza durante sus tiempos como jugadores de fútbol americano. Pero, aún así, la NFL se rehusaba a reconocer los diagnósticos e intentaba desacreditar por todos los medios al médico de origen nigeriano.

DAVID CONTRA GOLIAT

Omalu es David y la industria del deporte su Goliat, y nunca es fácil meterse con un gigante. Menos aún cuando hay negocios millonarios de por medio. En ese sentido, La verdad oculta tiene la misma lógica de denuncia que la película El informante (1999), del director Michael Mann, en la que un hombre decide vulnerar un contrato de confidencialidad que mues tra la triste verdad sobre los efectos del tabaco y es amenazado de muerte.

A diferencia de ella, sin embargo, La verdad oculta no cuenta con la profundidad necesaria ni con una evolución del guión compacta y precisa, y eso hace que su final sea flojo. Fundamentalmente, porque se queda a mitad de camino y en ningún momento logra crear un dilema ético o colocar al fútbol americano, a la NFL o algún médico puntual como enemigo convincente.

Aún así, la película logra hacer interesante la historia real sobre los orígenes de la enfermedad que hoy conocemos como Encefalopatía Traumática Crónica (CTE) y sus consecuencias en el deporte, y Will Smith, nominado como Mejor Actor en los Globo de Oro de este año, ofrece su mejor interpretación desde En busca de la felicidad (2006).

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MUY BLANCOS

¿La ignorada de los Oscar?

Cada entrega de los premios Oscar tiene sus ganadores y también sus controversias. Siempre están los olvidados y los postergados, y este año fue el turno de ‘La verdad oculta', película que durante las últimas semanas los medios presentaron con titulares como ‘la increíble historia que fue ignorada por el Oscar' o ‘la gran ausente en la lista de nominaciones', y además sumaron su critica por la ausencia de Will Smith entre los nominados a Mejor Actor.

La causa, según esos mismos artículos, es la poca diversidad racial y la edad de los votantes. Aunque esto también fue cuestionado desde otros lados, ya que hace sólo dos años la gran ganadora de los premios fue 12 años de esclavitud y la mexicana-keniana Lupita Nyong'o ganó como actriz de reparto, y el año pasado Selma -la crónica sobre el político y activista Martin Luther King Jr.- fue una nominada a mejor película.

Aún así, y ante la evidente ausencia de afroamericanos nominados esta vez, ya hay un boicot a los premios por este tema y quedó patente cuando, al darse a conocer la lista de nominados, el hashtag #oscarssowhite se volvió tendencia mundial en Twitter. Sin embargo, los más pedidos por los usuarios fueron el actor Idris Elba (Beasts of no nation) y la película Creed, dirigida por Ryan Coogler, un afroamericano de 29 años.