'Rafiki', un grito de libertad en Cannes acallado en Kenia

Actualizado
  • 10/05/2018 12:26
Creado
  • 10/05/2018 12:26
La cinta  está prohibida en Kenia por su contenido lésbico

La película keniana "Rafiki" llega a Cannes como un grito en defensa del derecho a amar, que pese a estar prohibida en su país por su contenido lésbico confía en utilizar la visibilidad del certamen para expandir su mensaje.

La relación de Zena (Samantha Mugatsia) y Ziki (Sheila Munyiva), adaptación de la novela "Jambula Tree", de Monica Arac de Nyeko, comienza con miradas furtivas e intenta imponerse en un entorno hostil que les hace escoger entre ser ellas mismas o acatar las normas sociales para sobrevivir.

"La historia es una historia de amor, pero a veces el amor es complicado y ahí es cuando entran los Derechos Humanos. El derecho humano más importante y el primero de todos es el derecho a amar", cuenta a EFE su directora, Wanuri Kahiu. La cinta se proyecta en la sección Una Cierta Mirada de Cannes, la segunda en importancia del certamen, y supone el estreno de Kenia en el mismo.

Al festival llega después de que el Consejo keniano de Clasificación de Películas (KFCB), que vigila que los contenidos se ajusten a los valores nacionales, la vetara en abril por su temática homosexual "y su claro intento de promover el lesbianismo en Kenia", donde las relaciones entre personas del mismo sexo están penadas con 14 años de cárcel.

"Estamos súper decepcionados de no poder mostrarla en Kenia, porque estaba hecha primero de todo para la audiencia keniana, pero está siendo muy bien recibida y si al público internacional le gusta puede que eso empuje al consejo a reconsiderar su decisión", añadió la cineasta. Para Kahiu, lo que realmente es contrario a los valores nacionales es "permitir que la gente vote pero no que se exprese.

La violación de la libertad de expresión es una de las mayores violaciones en cualquier democracia". No solamente en Kenia, dijo, sino en "todas partes", razón por la que intenta transmitir a través de su trayectoria, integrada también por su ópera prima, "From a Whisper", un mensaje positivo.

"Por mucho que yo anime a la gente a hablar sobre el amor, hay otros que incitan al odio, y tienen tanto derecho a expresarse como yo. Por eso siento que debo amplificar las voces de alegría y esperanza en mis películas, para que puedan servir de contra argumento a esas otras de miedo y odio".

Con "Rafiki", que en suajili significa "amigo", no anticipó la polémica que ha rodeado al filme. "No creo que sea valiente hacer esta película, es valiente hacer cualquiera. Requiere una cantidad increíble de valentía y perseverancia.

Nosotros pedimos una licencia, entregamos el guión, como todo el mundo, y obtuvimos la licencia, así que cuando la rodamos no teníamos miedo, porque sabíamos que no nos habíamos saltado la ley", agrega. Kahiu no quiere un trato de favor por parte del festival, consciente de que solo el hecho de estar aquí es "una victoria".

"Reconocer que se están reprimiendo las ideas es importante, pero para Cannes, además de escoger la película, el mayor honor es ser neutral y permitir que la gente se forme sus propias ideas sobre lo que ve.

Hemos sentido su amor, pero solo por estar seleccionados, y seguro que el resto de cineastas se siente igual". La directora, nacida en junio de 1980 en Nairobi, apunta que aunque está en negociaciones con el KFCB para ver si cambia de opinión, de momento su único objetivo a corto plazo es disfrutar de Cannes.

Y aunque no se define como cineasta, sabe el impacto que pueden tener cintas como la suya: "Cuando haces películas así reflejas la sociedad, cuentas historias que son necesarias, que incluso pueden salvar vidas". En Una Cierta Mirada, que desvelará su palmarés el próximo 18 de mayo, "Rafiki" se enfrentará, entre otras, a las argentinas "El Ángel", de Luis Ortega, y "Muere, monstruo, muere", de Alejandro Fadel, o a la siria "My favorite fabric", de Gaya Jiji.

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