Acerca de la historia del cine panameño

Actualizado
  • 28/10/2018 03:00
Creado
  • 28/10/2018 03:00
Aunque ha sido en los últimos años que la industria cinematográfica panameña ha empezado a afianzarse, los intentos por hacer cine nacional han sido múltiples y variados

O ctubre de 2014 pasará a la historia como el momento en que los largometrajes panameños I nvasión , Historias del Canal y Rompiendo la Ola compartieron cartelera para competir por un segmento de la taquilla contra la industria cinematográfica de Hollywood. Este hecho sin precedente en Panamá cobra mayor relevancia al considerar que algunas de estas películas se mantuvieron en las salas más de diez semanas, indicando la preferencia del público y la viabilidad económica del cine panameño. Y cobra aún más relevancia pues, antes de esa fecha, solo cinco películas panameñas habían sido estrenadas en el cine.

Hasta ese momento, Panamá era uno de los países con más bajos niveles de producción de cine en el mundo, específicamente de películas que suelen contar historias de ficción o documentales en 90 a 110 minutos y que el público debe pagar en taquilla para ver. De esas, solo cinco en casi 120 años de historia de cine mundial: Reinas (2014), Chance (2010), La Noche (2002), Ileana, la mujer (1966) y Cuando muere la ilusión (1949).

A partir de octubre de 2014 se comenzó a observar un crecimiento del cine nacional. Al año siguiente se estrenaron Kenke y Caja 25 y en los tres años siguientes se completaron unas 18 películas, muchas estrenadas en el cine, siendo las más recientes Sin Voz y Human Persons. El hecho de que otras 19 películas panameñas vienen en camino en los próximos meses, podría ser un indicador confiable del nacimiento de una industria cinematográfica. Pero antes de llegar a conclusiones, primero se hace necesario conocer algunos antecedentes históricos.

LA PREHISTORIA DEL CINE PANAMEÑO

Con certeza, las primeras imágenes cinematográficas de Panamá que se conservan se remontan a la construcción de la vía interoceánica. El documental El Canal de Panamá, escenas e incidentes , fue producido en 1907 por la compañía del inventor Thomas Alva Edison. La película se conserva en buen estado en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, más de mil pies que incluyen tomas del puerto de Cristóbal, el mercado público de Panamá, maquinaria francesa abandonada, macheteros cortando la selva, trabajadores fumigando, jamaicanos bailando y bomberos de Colón.

La biblioteca también guarda la Colección Theodore Roosevelt, que contiene miles de pies de película sobre la construcción del canal y la vida en Panamá y Colón, incluyendo la visita del Presidente Roosevelt en 1906 y su encuentro con el Presidente Manuel Amador Guerrero en la plaza Catedral. La biblioteca mantiene copias disponibles para la venta en línea. La Autoridad del Canal de Panamá mantiene algunas copias en sus archivos, que han sido usadas en los programas de comunicación de la agencia canalera en las últimas décadas.

Del mismo modo, universidades de Estados Unidos guardan documentales filmados en el istmo, como Panamá: zona de peligro (1961), de 54 minutos producido por la cadena NBC, que muestra las primeras manifestaciones anti-norteamericanas de 1959 y entrevistas con los expresidentes Harmodio Arias y Roberto Chiari.

PRIMERAS PELÍCULAS PANAMEÑAS

La historia del cine panameño propiamente dicho se inicia en los años 1920. Uno de los pioneros, John de Pool, arribó de Curazao contratado por La Estrella de Panamá para trabajar como técnico de fotograbado; luego produjo los primeros noticiarios fílmicos que se proyectaban en el cine y realizó documentales como La balsería, sobre el antiguo rito indígena.

Entre 1926 y 1936, el mexicano Manuel Ricardo Sánchez Durán inició un noticiario fílmico para la productora mexicana Pelimex. Sánchez Durán filmaba los sucesos en Panamá, enviaba la película con un guion a México, y le devolvían la cinta revelada y editada para su proyección en el cine. Este archivo fílmico fue destruido en un incendio en el cual se perdieron las campañas del expresidente Arnulfo Arias y otras valiosas imágenes de la historia nacional.

En este período llega al istmo huyendo del nazismo John H. Heymann, contratado para vender los anuncios publicitarios del noticiario de Sánchez Durán. A mediados de los años 40 Heymann adquirió equipo de filmación y produjo el noticiario ‘Revista Nacional', que se proyectó en el cine hasta inicios de los 70. Heymann fundó Cinelsa y se dedicó a producir documentales, incluyendo los viajes del General Omar Torrijos en busca de apoyo internacional para la recuperación de la zona del canal.

Los registros indican que los archivos fílmicos de Cinelsa, tras una disputa legal entre los herederos de Heymann, quedaron bajo custodia de la Guardia Nacional de Panamá y luego fueron confiscados por Estados Unidos durante la invasión de 1989. No se conoce gestiones para recuperar este patrimonio fílmico nacional. Tampoco se conoce el paradero de documentales panameños de los años 50, excepto uno religioso dirigido por el Padre Ramón Condomines que fue identificado en los archivos del Grupo Experimental de Cine Universitario (Gecu). De ese período también se menciona la posible existencia de los archivos fílmicos del cineasta panameño Ladislado Sosa, quien produjo un noticiario para el antiguo Teatro Central y documentales para la empresa privada y el gobierno.

En cuanto al cine de ficción, los registros indican como primera película panameña el drama de Carlos Nieto de 1946, Al calor de mi bohío , de 30 minutos de duración, color (cuando iniciaba el color en el cine) y sonido sincronizado. Realizada en Santiago de Veraguas, la película narra la historia de una muchacha que se deja seducir por un hombre de mal vivir. De tema parecido fue la segunda película de ficción, Cuando muere la ilusión , bajo responsabilidad de Carlos Ruiz, Julio C. Espino y los hermanos Carlos y Rosendo Ochoa, estrenada en 1949 ante un lleno completo en el antiguo Teatro Presidente, pero sin atraer mucho público después.

Más de una década después, en 1965, Jorge De Castro realiza el documental de 70 minutos, Panamá, tierra mía. Aun cuando De Castro carecía de recursos técnicos y económicos, el documental turístico evidencia calidad cinematográfica en un recorrido por parajes hermosos del país. De Castro dirigió la segunda película presentada en el cine, Ileana la mujer , drama de 90 minutos sobre un triángulo amoroso. Su estreno simultáneo en los antiguos teatros Lux, Capitolio y Edison, en 1966, fue anunciado como ‘el nacimiento del cine panameño', pero el público tampoco respondió.

La copia de Cuando muere la ilusión se perdió al incendiarse el cine en La Chorrera donde se presentaba; no se conocen copias preservadas de las otras películas.

EVOLUCIÓN DEL CINE PANAMEÑO

A fines de los años 60 e inicio de los 70, jóvenes cineastas se unieron para realizar cortos experimentales y documentales, formando los llamados Grupo Ariel y Cooperativa de Cine. Algunos de sus miembros luego se dedicaron a la producción audiovisual, como Carlos Montúfar, Armando Mora, Jaime Chung y Sergio Cambefort.

La producción de cine en forma organizada con apoyo del Estado se inicia con la creación del Gecu en la Universidad de Panamá, en 1972. En los diez años siguientes el Gecu produjo unos 36 documentales, enfocados principalmente en la recuperación de la soberanía y los logros del proceso revolucionario liderado por el general Torrijos. Luego del Tratado Torrijos-Carter, los altos costos de producción obligaron al gobierno a dejar de financiar las producciones del Gecu. Para 1985, el Gecu dejó inconcluso el documental Bunde y bullerengue para completarlo luego en el formato menos costoso de vídeo. Ese fue el formato de toda su producción posterior, incluyendo los documentales Calipso, Tambo jazz , y Luis Russell: de Carenero a Nueva Orleans , del sociólogo Gerardo Maloney.

Cabe destacar que el objetivo del Gecu era desarrollar una cinematografía panameña con bases sólidas. Su director Pedro Rivera, en una publicación reciente, ‘Cine, ¿Cine? ¡Cine!', escribió que, por un lado, trataban de documentar la realidad, asumirla, filmarla, conservarla; y por otro lado, trataban de rescatar, reconstruir e interpretar, a través del cine, el pasado del país. Con este objetivo, el Gecu gestionó durante años la fundación del Instituto Panameño del Cine y la Cinemateca Nacional; pero ante la indiferencia de las autoridades, el proyecto cultural no prosperó.

A partir de la primera mitad de los años 90, estas gestiones las continuó el Centro de Imagen y Sonido (Cimas) con apoyo de la empresa privada, aunque con el mismo resultado. Cabe destacar que, en la actualidad, Cimas cuenta con la colección fílmica más completa del país, así como con personal preparado para asumir el manejo de patrimonios fílmicos. La cinemateca nacional, propuesta desde hace más de 30 años, estuvo a punto de ser realidad en 2013, cuando el gobierno pasado destinó fondos para su creación, pero el proyecto cultural fue frenado en 2014 por el gobierno actual. En este aparte también cabe destacar la labor de la Fundación Mente Publica, que desde 2010 enfoca sus programas a la formación de cineastas panameños.

EL CINE EN VIDEO Y LA TELEVISIÓN

Las películas panameñas filmadas en cine se hicieron más cortas y más escasas. Las últimas que se conocen incluyen el corto del Gecu de 1974, Velada velada (Pedro Rivera); y los cortos Pequeños novios (José Luis Rodríguez) y Sangre (Tatiana Salamín), galardonados en el Concurso Nacional de Vídeo Maxell en 1993 y 1995, respectivamente. También los cortos El mandado (1998) y Sacrifictum (1999), de Pituka Ortega-Heilbron, y Como la mires (2000), de Ariane Benedetti.

En los últimos 30 años, la ficción panameña adoptó el formato de vídeo para su presentación en la televisión. Entre 1985 y 1993 se presenta el corto del Gecu Quemando la nave (Olmedo López) y compiten en el concurso Maxell cortos como No abras la puerta (Nikolai Proaño), La suerte de Pancracio (Jorge Cajar y Fernando Martínez), Fruta prohibida (Cajar y Joaquín Horna) y El duro (Víctor Ramos). También se producen cortos independientes como El plomero (Jonathan Harker) en 2002 y Miss México regresa (Rocco Melillo) en 2003; y películas más largas, como la independiente Caña de azúcar (Arturo Guerrero) y las producciones del Gecu Caída libre (Cajar y Horna) y Largo verano (Cajar).

Se conoce un intento importante de realizar una serie de televisión en 1985, ‘Panama Jackpot', dirigida por José Severino, quien logró completar dos episodios de 30 minutos cada uno de la primera temporada. Unos 15 años después, un nuevo intento por desarrollar una serie televisiva, ‘Diablo rojo', dirigida por Carlos Aguilar, no pareció interesar a ninguna empresa televisora.

No fue sino hasta la celebración del primer centenario, en 2003, que se observó un incremento en la producción de películas en las televisoras. Las primeras, El caudillo , sobre Victoriano Lorenzo, y Llegó Matea , sobre la separación de Colombia, fueron escritas por Amargit Pinzón y Delfina Vidal; así como el documental dramatizado de Annette Clement, Con ardientes fulgores de gloria , sobre el mismo tema separatista.

Pasada la euforia del centenario, TVN produjo películas sobre Roberto Durán (‘Tras las huellas del campeón') y ‘Victorio Vergara', poco después de la muerte del músico. Telemetro pareció aprovechar la popularidad de Vergara cuando produjo una serie de 30 episodios sobre su vida; y poco después, produjo ‘Marea roja', retrato de la sociedad panameña en medio del furor del fútbol. El incremento de la producción en las televisoras parecía indicar el inicio de una industria que promovería la venta de películas y series nacionales en los mercados internacionales, pero no se logró la venta en el extranjero.

EL CINE PANAMEÑO EN EL SIGLO XXI

En un país donde el promedio de las películas de ficción no sobrepasaba los 20 minutos, La noche , de casi dos horas, sobre un tema sobrenatural, se convirtió en el primer largometraje estrenado en cine del nuevo milenio. Se estrenó en 2002, más de tres décadas después del de Ileana la mujer en 1966. Escrita y dirigida por Joaquín Carrasquilla, La noche fue producida con muy bajo presupuesto por experimentados profesionales, como Jaime y Carlos Chung en la dirección de fotografía y el sonido directo, respectivamente, y actores con escasa o ninguna experiencia. La película, como sus predecesoras, no obtuvo suficientes ingresos de taquilla.

No fue sino hasta 2010, con el estreno de la comedia de Abner Benaim Chance cuando comienza a observarse un cambio. Como si el título de la película representara otra oportunidad para el cine panameño, Chance se mantuvo en las salas durante varias semanas, demostrando que al panameño sí le gustaba ver cine panameño y cambiando la percepción de que las películas panameñas no generaban ingresos. El filme abrió el camino, pero lo que hizo posible que las películas comenzaran a llegar fue el Fondo de Cine de Panamá.

PERFIL

UN INVITADO EN LAS AULAS DE MARCOS

Richard Morales es politólogo, magister en políticas públicas de la Universidad de Harvard, y licenciado en Ciencia Política y Economía Política de la Universidad de Tulane. Ha trabajado como organizador comunitario y educador popular en comunidades marginadas urbanas, indígenas y campesinas de Panamá.

Entre octubre de 2014 y octubre de 2018, unas 38 películas fueron completadas o están por completarse, la mayoría con financiamiento parcial o total del fondo estatal. Como ha ocurrido en México, Colombia, Argentina, Chile y otros países de la región, donde el estado financia la cinematografía nacional. Esta política cultural no solo ha generado industrias sólidas que han impactado positivamente en las economías, sino que han logrado proyectar el imaginario de esos países alrededor del mundo. En Panamá, el camino para desarrollar esta industria que también es arte parece tener muchas subidas y bajadas.

La Ley de Cine de Panamá fue creada en 2007 y su reglamentación demoró cinco años. No fue sino hasta 2013 cuando el gobierno pasado realizó la primera convocatoria del fondo, que reparte unos 2 millones anuales para la producción de cine; y también realizó la convocatoria en 2014, pero luego de la transición, el gobierno actual detectó fallas administrativas que han frenado el pago de los ganadores y cancelaron la convocatoria del 2015. El fondo fue otorgado en los tres años siguientes, generando la mayoría de los nuevos estrenos del cine panameño.

Pero las amenazas a la industria de cine en Panamá se mantienen. Un gremio fragmentado de cineastas reclama mayor participación en las políticas estatales relacionadas con la cinematografía, mientras se mantiene a la expectativa de que el cambio de gobierno en 2019 no afecte la continuidad del fondo de cine. Si en algo parecen estar de acuerdo los cineastas panameños es que, si desaparece el fondo, también puede desaparecer el cine panameño, y con ello la oportunidad de desarrollar una de las actividades culturales más importantes para el crecimiento integral de los pueblos.

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