Un poder público más femenino

Actualizado
  • 07/11/2010 01:00
Creado
  • 07/11/2010 01:00
E. yra Ruiz, ginecóloga, principal promotora del proyecto de ley de salud sexual y reproductiva y miembro del PRD y del Foro Nacional d...

yra Ruiz, ginecóloga, principal promotora del proyecto de ley de salud sexual y reproductiva y miembro del PRD y del Foro Nacional de Mujeres Políticas; Alicia Franco, panameñista, docente jubilada, fundadora y miembro de la directiva del Foro Nacional de Mujeres Políticas y Mariela Sagel, escritora y ex ministra de Gobierno, hablaron con Facetas sobre estos temas.

Para las entrevistadas el triunfo de la brasileña Dilma Rousseff como la primera mujer que llevará las riendas del país más poderoso de la región a partir del próximo mes de enero representa un nuevo ascenso de todas las mujeres en la región y una muestra de que la sociedad está confiando cada vez más en ellas y en su capacidad para gobernar, pero al mismo tiempo es un llamado de atención sobre la necesidad de que las condiciones sociales y culturales sean modificadas.

Rousseff se convirtió desde el pasado domingo en la tercera mujer en ser elegida presidenta en América del Sur, después de la chilena Michelle Bachelet y la argentina Cristina Fernández de Kirchner y en la sexta en el conjunto de países latinoamericanos. Además forma parte del grupo de 10 mujeres que gobernaron la región a partir de la década de los 70 cuando María Estela de Perón, asumió la presidencia a la muerte del mandatario argentino.

Este hecho tiene un especial significado para Panamá que ya tuvo a una dama, Mireya Moscoso, en la primera magistratura de la nación que se convirtió en la segunda mujer en ser elegida por el voto popular para tan alto cargo y la cuarta en asumir la presidencia en Latinoamérica y cuyo desempeño fue acremente cuestionado por algunos sectores.

Eyra Ruiz, considera que la elección de Rousseff ‘lanza un mensaje alto y claro de que las mujeres sabemos gerenciar. Gerenciamos nuestro hogar, educamos a nuestros hijos, llevamos el peso del hogar’. Para Alicia Franco, ‘es un paso muy importante que genera una gran expectativa especialmente en el resto de las mujeres’. A su juicio el mapa político de la región (Chile, Argentina, Brasil) ‘está mostrando un acercamiento de las mujeres en la región a las instancia de poder y decisión’.

Mariela Sagel, escritora y exministra de Gobierno, califica la elección de la brasileña como un triunfo para el género que lanza un mensaje de ‘que llegó la hora de la igualdad y que ésta se consigue solamente con trabajo y tesón, no a través de lazos maritales o de otra índole con un político’. Pero mientras que para Ruiz y Franco se trata de un logro propio, Sagel tiene sus dudas y opina que Dilma Rousseff ‘es una especie de Casimiro (un títere) tal como aparentemente es la Chinchilla de Costa Rica con Oscar Arias’.

Sagel alude así a los casos de mujeres que han llegado a la primera magistratura, gracias al impulso inicial o permanente proporcionado por la sombra de sus esposos o padrinos - reconocidos líderes -, fallecidos como María Estela Martínez de Perón, Violeta Chamorro y Mireya Moscoso y vivos como Cristina Fernández de Kirchner, Laura Chinchilla y la propia Dilma Rousseff.

REGLAS Y PODER

Pero para que el surgimiento de la mujer en la gestión pública y política, que se inició a mediados del siglo XX, se afiance y amplíe es necesario que las reglas de juego sean modificadas para que permitan una real equidad de género. Tanto Ruiz como Sagel coinciden en que, en el caso de Chile por ejemplo, si se han dado cambios importantes. ‘El ejemplo es Bachelet que terminó su mandato con alta popularidad’, dice la ginecóloga. ‘lo que demuestra que sí hubo cambios en las reglas políticas de Chile’, concluye. La ex ministra de gobierno coincide con esta opinión y se apoya en un informe de los responsables de la comunicación en el gobierno de Bachelet, que señala que la participación femenina en el campo laboral durante ese período ascendió a más del 40% ‘y recordemos que Chile es un país supremamente machista’, advierte. Por el contrario, la profesora Franco considera que las mujeres ‘estamos jugando con las reglas que ya teníamos’, pese a que hay cada vez más mujeres preparadas y ‘las universidades están inundadas de mujeres, las instancias de trabajo también y hasta en el sector eclesiástico están entrando’, asevera.

Sin embargo, para ninguna de las entrevistadas esta presencia femenina creciente es equivalente a la toma del poder político, salvo en el caso de la chilena Bachelet, según Mariela Sagel. ‘No lo es con Cristina Fernández y mucho menos lo fue con Mireya Moscoso y Violeta Chamorro’, sentencia aunque le da un voto de confianza tanto a la costarricense como a la brasileña a quien considera que ‘la sombra de Lula la opaca un poco’. Ruiz opina que (las mujeres) ‘estamos caminando hacia allá. No sólo hay presidentas hay más ministras, legisladoras, aunque todavía estamos muy por debajo del 50% al que aspiramos’, comenta.

Según el estudio sobre ‘Las mujeres latinoamericanas en la alta gestión pública’ realizado por Eglé Iturbe de Blanco, desde 1900 hasta 2002, la región ocupaba el tercer lugar a nivel mundial en número de ministras, superada por Europa y África. ‘El número de mujeres ministras se ha incrementado vertiginosamente en Latinoamérica desde los años 60 y es notorio en los últimos 15 años’, afirma el mencionado estudio.

Hasta 1984 se habían nombrado 84 ministras y entre ese año y 2002 se nombraron 243, con tendencia a continuar incrementando su participación en los nuevos gobiernos. Panamá fue el segundo país en Latinoamérica, seis años después de Ecuador, en designar en 1950 a dos mujeres en las carteras de Asuntos Sociales y de Trabajo, muy por delante de otros países más grandes y más avanzados en la región como Argentina, Brasil y México que designaron a su primera ministra en la década de los 80.

Pero este importante crecimiento de la presencia femenina en importantes posiciones de gobierno, se manifiesta también a nivel de Presidentas y Vicepresidentas. Hasta 2002, unas 25 mujeres habían aspirado a la presidencia en 13 países de la región, 3 de ellas habían alcanzado la presidencia mediante el voto popular y otras 3 debido a circunstancias políticas en sus países, de acuerdo a la investigación. A ellas se suman las 4 elegidas a partir de 2006 en Chile, Argentina, Costa Rica y Brasil.

El poder ejercido por la mujer desde los altos cargos públicos es sustancial a juicio coincidente de nuestras entrevistadas. ‘Es sustancial en la mayoría de los casos, de ahí las trastadas que hacen como lo hizo la nuestra’, afirma Mariela Sagel refiriéndose a la gestión de Moscoso. Y Eyra Ruiz apoya esta afirmación señalando que la mujer que se atreve a ser candidata, a asumir la presidencia ‘no es una mujer títere, es una mujer de armas tomar (…) a la que no cualquier hombre puede manipular’ y agrega que ‘una mujer política debe tener una autoestima muy alta, creer en ella misma y en sus propuestas’. Alicia Franco ratifica estas afirmaciones señalando que ninguna de las mujeres que ha llegado a estos cargos lo ha hecho de manera decorativa porque les cuesta. ‘Tienen fuerza, carácter y decisión’, agrega.

Sin embargo independientemente del juicio de valor sobre las gestiones femeninas en la presidencia, la mujer, a diferencia de su par masculino, aporta al cargo sensibilidad, balance, rectitud, justicia, entrega y responsabilidad.

PASADO Y FUTURO

‘Cuando se es mujer la intolerancia del entorno es mayor. Cuantas veces nos ha gobernado un hombre y cuantas veces se han equivocado y nadie dice que nunca volverá a votar por ellos’, afirma Eyra Ruiz. ‘Los hombres comenten muchos errores en la gestión de gobierno y a las mujeres se les señala más, es injusto porque el cargo no tiene sexo’, apoya Alicia Franco. Ambas reaccionan así cuando les preguntamos si los panameños han superado el ‘efecto Mireya’ y si están preparados para votar por una mujer para la presidencia de la república. ‘No no lo creo’, dice tajante en cambio Mariela Sagel.

A juicio de la ex ministra de gobierno al fallar Mireya Moscoso se cree que todas las mujeres carecen de dones de liderazgo y de la capacidad de hacer un buen papel en función de gobierno. También juzga con dureza la fallida candidatura de Balbina Herrera que fracasó porque ‘le faltó hacer una campaña decente’ y a quien responsabiliza por el triunfo del actual alcalde capitalino, Bosco Vallarino. ‘Si hubiera corrido para Alcaldesa hoy no tendríamos al peor alcalde del mundo en ese puesto’, asegura.

Para nuestras tres entrevistadas los factores que deben cambiar para permitir una mayor presencia femenina en la gestión política panameña son de orden sociocultural. El machismo, un sistema jurídico injusto, la falta de respaldo económico y el desprestigio al que están expuestas las activistas políticas.

‘El machismo galopante en dos niveles: en la capacidad de la pareja sentimental de darte apoyo y que tanto copartidarios como la misma sociedad crea en la mujer’, resalta Eyra Ruiz. ‘La sociedad que tiene a las mujeres detrás del poder, la falta de mujeres políticas que sean ejemplo de rectitud y el temor que sienten muchas de lanzarse al ruedo’ agrega Mariela Sagel. ‘El respaldo económico que se necesita, porque el proyecto de mujeres políticas no es vendible y el poder económico se inclina por un hombre. Pero también lo impide la falta de decisión de la mujer que viene del temor a no ganar’, tercia Alicia Franco.

Sin embargo, aunque las condiciones ideales no están dadas, para las activistas Eyra Ruiz y Alicia Franco, la lucha continúa y a medida que las condiciones mejoren surgirán nuevos liderazgos. ‘Hay muchas mujeres valiosas en la asamblea’, dice Alicia y ‘Con esto de la paridad pueden surgir nuevos liderazgos, porque la gente quiere un cambio real’, finaliza Ruiz.

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