El éxito de Al Jazeera

Actualizado
  • 10/04/2011 02:00
Creado
  • 10/04/2011 02:00
RE-VISTA. H ace poco la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, planteó que su país está perdiendo la guerra de información en el mundo,...

RE-VISTA

H ace poco la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, planteó que su país está perdiendo la guerra de información en el mundo, frente al mayor recorte planeado por el Senado para medios de comunicación y propaganda desde la Guerra Fría.

Y ponía como contraparte de esta guerra a los rusos y a los chinos y, especialmente, a Al Jazeera (significa ‘la isla’) que, con sus transmisiones en inglés, se ha convertido en una verdadera cadena de referencia global... De hecho, cuesta imaginarse que los Estados Unidos aumenten su presupuesto estatal para información y propaganda y, sobre todo, que estén interesados en crear cadenas estatales de televisión. ¿Cuál sería, por ejemplo, el objetivo? ¿Justificar lo injustificable: Guantánamo? (como ha escrito el periodista Alexander Cockburn).

Yo prefiero, sin duda alguna, que los medios de comunicación sean una actividad privada que, como AlJazeera, está demostrando una calidad noticiosa de primera calidad, donde se respeta la diversidad de opinión, la crítica, la disidencia y la información a tiempo.

Ya hoy día uno no se puede sentir bien informado sin ver esta cadena de infomación que, con sus noticias, excelentes reportajes, entrevistas y artículos de intelectuales de primera calidad, nos mantiene al tanto de lo que está pasando en el mundo y, especialmente, en el Cercano Oriente y África.

Lo ideal sería que el estado (y menos en democracias liberales) tenga algo que ver con la información, con cadenas de televisión y radio, al menos que se trate (como en los regímenes no democráticos) de una misión educativa, de ‘protección’ de la población, cosa que no garantiza de ninguna manera la calidad, como estoy muy acostumbrado de ver en Alemania, donde los contribuyentes financian dos cadenas estatales de televisión que no son necesariamente las mejores (las privadas son mucho peores) con sus innumerables y aburridísimas series criminales, sus múltiples ‘talk-shows’ y con sus programas de noticias que no están a la altura de otras cadenas privadas internacionales y, menos aún, de Al Jazeera.

En fin, estas declaraciones de la Secretaria de Estado muestran, por otro lado, un reconocimiento implícito de que hoy día el mundo está contando con ciudadanos más flexibles y mejor informados, que exigen más calidad, y que son menos propensos a dejarse manipular, que hay un espacio público internacional, transnacional, que no está dispuesto a sacrificar su libertad y derecho a la información en aras de los llamados intereses ‘nacionales’.

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