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- 07/10/2011 02:00
PANAMÁ. Muy temprano, en la mañana del 26 de julio, Rick Morales, un excursionista panameño se dirigía hacia las montañas de Darién, escoltado por unidades del Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT) y de expertos operadores de turismo del área. Terrenos, fangosos cerca de la frontera colombiana, por donde ningún ser humano había pisado antes, fueron los primeros trechos que marcaron la experiencia que se había propuesto vivir por satisfacción personal. Marcar el Gran Sendero Transpanama y convertirse en el primer panameño en cruzar el istmo frontera a frontera, de océano a océano a pié.
‘No nos interesan los records, lo hicimos para crear una cultura o una tradición, para que más personas lo intenten, por lo menos por secciones’, dijo Rick.
LA AVENTURA
Luego de cuatro días de travesía por la selva darienita, llegó a la cima del cerro Nique, el 30 de julio, colocó la bandera panameña junto a la colombiana, y con cámara en mano y un equipaje muy pesado sobre sus hombros, con una hamaca, medicinas y agua e incluso GPS, Spots y un teléfono satelital, con los que lo vigilarían en su travesía, se dispuso a recorrer el país.
Cruzó bosques, ríos y potreros. Subió el cerro Pechito Parado en Darién. Cruzo la división continental en Altos de Pacora y el Canal de Panamá, en la esclusas de Gatún. Siguió con su recorrido subiendo la cordillera central en Veraguas, recorrió la comarca Ngobe Bugle y las montañas chiricanas por el cerro Tizingal.
DE OCÉANO A OCÉANO
Este panameño de 38 años de edad, pisó lo dos océanos. El Pacífico en el distrito de Chimán y el Atlántico en la desembocadura del Río Belén.
Pero el trabajo no lo hizo solo. A lo largo del camino conoció innumerables comunidades que lo recibieron y con mucha amabilidad le ofrecieron sus patios en donde cada noche Rick colocaba su hamaca y podía tomar café caliente al amanecer.
Se encontró con buscadores de oro en los bosques de Petaquilla, maestros que brindan clases en la zonas de difícil acceso y recibió indicaciones de panameños, para usar los caminos de comunidad en comunidad.
Rick, era monitoreado por voluntarios de la Fundación Traspanama, que revisaban sus condiciones físicas y le daban medicamentos para cualquier emergencia. Sin embargo, ellos no estaban en todas partes. En uno de los sitios más aislados de Panamá, entre Colón y Veraguas, se enfermó.
‘Tenía la comunicación limitada y no tenía acceso a nadie, los voluntarios estaban lejos y tuve que subir solo hasta el otro lado de la cordillera de Santa Fé en donde pude obtener ayuda’, expresó.
Pero a pesar de esto Rick nunca se rindió, continuó su trayecto hasta las montañas chiricanas, para poner nuevamente la bandera panameña en el hito donde termina la nación, pero esta vez, del lado de Costa Rica.
‘Pienso que el Panamá verdadero comienza después que termina el asfalto. Para conocer nuestro país y la gente verdadera de esta patria, tenemos que meternos a pie a lugares a donde no llegan carros, ni motos, ni bicicletas’ dijo.
El 23 de septiembre, este panameño había recorrido, 1200 kilómetros, en una travesía que duró dos meses y 27 días.
SU SENTIR ‘YO VIVO EN LA CIUDAD DE PANAMÁ HACE MÁS DE 16 AÑOS Y TODO ESTE PERIODO DE TIEMPO, ESTUVE ALEJADO DE MI CASA, DE MIS VECINOS Y AMIGOS. SIN EMBARGO, HUBO UNA CONTRADICCIÓN QUE DABA VUELTAS EN MI MENTE. POR UN LADO ESTUVE LEJOS, PERO POR OTRO ESTUVE TAN DENTRO COMO NO LO HABÍA ESTADO ANTES Y CREO QUE NADIE LO HA ESTADO’, COMENTÓ EL EXCURSIONISTA. HOY, CON LA SATISFACCIÓN DEL DEBER CUMPLIDO Y UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE, RICK EXHORTA A LOS PANAMEÑOS A VIVIR ESA AVENTURA. ‘NO TIENEN QUE HACERLO COMPLETO, PERO QUE SE ATREVAN A CONOCER SU VERDADERO PANAMÁ’. MIENTRAS, ÉL CONTINUARÁ SU TRABAJO VOLUNTARIO CON LA FUNDACIÓN Y PRONTO TENDRÁ LISTOS LOS MAPAS Y FUTURA GUÍA PARA EXCURSIONISTAS, QUE FACILITEN EL CONTACTO DE PANAMEÑOS Y EXTRANJEROS CON LA NATURALEZA DE PANAMÁ.