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- 21/04/2013 02:00
PALABRA. T al vez sea por la humildad y el desparpajo con el que se relaciona con los demás, saludando a cada extraño como si lo conociera de toda la vida. O porque a pesar del glamour del restaurante Trump Ocean Club, prefiere salir a la terraza a atender a los periodistas nacionales y extranjeros. A lo mejor es porque nunca se ha dejado seducir por los papeles de heroína que le han ofrecido en Hollywood. Lo cierto es que Maribel Verdú no se comporta como una diva del cine. ‘Soy una ‘antiestrella’, no soporto comportarme como una celebridad’, comentó en una rueda de prensa celebrada en el pasado Festival Internacional de Cine de Panamá, que culminó el miércoles pasado, tras seis días de proyecciones.
Mientras habla un cigarrillo cuelga de una de sus manos. Parece otro de sus largos y níveos dedos. A pesar de la naturalidad presente en cada uno de sus gestos, los mismos están impregnados de cierta estética cinematográfica. Es como si siempre estuviera haciendo una escena en un filme de Francis Ford Coppola, Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón u otro de los experimentados directores con los que ha trabajado a lo largo de sus 30 años de carrera cinematográfica. ‘Yo he nacido en el cine’, explicó la actriz, que recientemente conversó con Facetas acera de la crisis española, el reto de hace cine mudo y la sensualidad después de los cuarenta años.
LIBERTAD SOBREVALORADA
El humo fluye de su boca, con igual soltura que las palabras. La actriz, ganadora de dos premios Goya por filmes como Los girasoles ciegos, Tetro y Blancanieves (esta última cinta fue una de las que se proyectaron durante el festival), detalló cómo es el tipo de director con el que le gusta trabajar. Es aquel no la deja a su libre albedrío, sino que sabe cómo dirigirla. ‘Dentro de ese ring que es la actuación, me gusta que me dirijan, tener un director que me trate bien, que sepa crear un buen ambiente de trabajo... Ni la mejor película del mundo compensa el maltrato en un set’, señaló la artista, que no se muestra muy convencida de que es necesario sufrir para hacer una obra de arte.
Este año dos hechos inéditos han marcado su carrera: su primera película sin audio y su debut en el género de ciencia ficción. ‘Es muy curioso, porque con ‘Fin’ y ‘Blancanieves’ hago dos tipos de películas que no había hecho en 30 años, una muda y una apocalíptica. Anteriormente había hecho filmes ambientados en la Guerra Civil, en los barrios de las periferias, etc’, aseguró la intérprete, que comenzó su carrera cinematográfica a los 13 años.
En Fin trabajó con Jorge Torres de Guerricaechevarría, y en Blancanieves con Pablo Berger. Acerca de la experiencia de laborar con este último comentó que la ‘próxima vez que vuelva a hacer una película y yo no tenga trabajo, le dejo de hablar, porque es uno de esos directores que quieres que te tengan en cuenta’. ‘Es un ‘freakie’ extraordinario, distinto, diferente... ‘, destacó Verdú, quien trabajó junto a Berger durante nueve años en la realización de este proyecto cinematográfico.
¿Qué llevó a esta estrella del teatro y del cine iberoamericano a tomar un riesgo como el de filmar una película muda y en blanco y negro en la época del cine 3D? Dice que el guión, cuya originalidad la cautivó, al punto que lloró al terminar de leerlo.
Su apuesta por la visión de Berger fue acertada. O por lo menos así parecen sugerirlo los 10 premios Goya obtenidos por el película en la pasada edición de los máximos galardones del cine español (de 18 nominaciones en total). Con su primer papel como villana en su carrera Verdú se alzó con el premio a mejor actriz, uno de los dos que ha recibido. ‘He estado a la altura, he sido muy hija de puta... Me ha parecido grandioso porque siempre me tocan las heroínas, las mujeres buenas, las revolucionarias, que la pasan fatal en la vida... Es un regalo que me ha hecho Pablo Berger, uno de los más grandes que he recibido’, afirmó.
SEXY A LOS CUARENTAS
Aunque se ‘considera una actriz del mundo’, que ha trabajado con Francis Ford Coppola, director del Padrino, hasta el momento la teatrista ha ignorado las propuestas que Hollywood le ha presentado por considerarlas demasiado frívolas. Eran proyectos que no me gustaban para hacer. Siempre me ha apetecido otro tipo de cine’, manifestó Verdú, que fue convocada por Coppola para Tetro (2009), su último cinta.
A pesar de su renuencia en aparecer en una costosa producción de Hollywood, señala que ‘si hay un proyecto interesante, me iré a Shangai o a Panamá a rodar’. ‘Si me gusta el guión me tiro de cabeza... Los diálogos son muy importantes para mi, que parezcan que salen de manera natural’, enfatizó.
Mientras responde las preguntas de los periodistas, la lluvia perla su piel blanca, casi traslúcida, que deja entrever sus venas. Está vestida con una blusa ajustada con escamas doradas, gafas Ray-Ban, jeans y zapatos negros de plataforma, que complementan su apariencia de sex symbol. ‘A los cuarentas ya no eres un símbolo sexual, eres una MILF: ‘Mom I’d Like To Fuck’ -su traducción al español es ‘Madre Que Me Follaría’ (MQMF)-‘, indica, mientras una sonrisa descomunal despunta entre los delgados labios de su sensual boca.
Su atractivo le permitió desempeñarse como modelo durante los inicios de su carrera, apareciendo en spots publicitarios y catálogos de moda. Pero subraya que es actriz, por sobre todo lo demás. ‘He nacido en el cine... Hago teatro desde hace 30 años. Lo que nunca me ha gustado es que hay que madrugar’, aseveró la artista.
CINE DE CRISIS
En febrero pasado, al recibir su más reciente premio Goya, Verdú sorprendió al público español con el tono político de su discurso. ‘Le dedico este Goya a toda esa gente en este país que ha perdido sus casas, sus ilusiones, sus esperanzas, su futuro, incluso sus vidas, por culpa de un sistema quebrado, obsoleto, que permite robar a los pobres para dárselo a los ricos’, proclamó la intérprete en aquella oportunidad. Acerca del motivo de sus palabras dijo lo siguiente: ‘Se nos estaba metiendo mucha presión a la gente del cine para que abordáramos esos problemas... A mi me parece que la cultura y la educación en un país es algo fundamental, pero tener casa es algo más básico’, manifestó la artista. Al quitarse los lentes de sol, revela unos ojos color café, que parecen tragarse el mundo que tienen en derredor.
Afirma que le gusta involucrarse en las causas sociales, si bien ‘no va de abanderada’ de ningún movimiento específico. En cuanto al papel que puede jugar el arte, y específicamente el cinema, frente a las crisis socioeconómicas, como la que actualmente experimentan los españoles, indicó que el séptimo arte es ‘una vía de escape maravillosa, el hecho de estar hora y pico evadiéndote de la realidad’. Es una evasión que le permite a estrellas como Verdú seguir brillando a pesar de que muchas producciones ‘se van al garate porque los costos no se pueden asumir’, en una crisis como la española, en la que no se avizora el final.