La vida no es como en los cuentos

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Actualizado
  • 18/05/2014 02:00
Creado
  • 18/05/2014 02:00
Grace murió en un accidente de tránsito, cuando sufrió un derrame cerebral mientras iba manejando su viejo Rover 3500

Después de todo, frente a las cámaras era donde se sentía más cómoda. Nacida en Filadelfia en 1929, la joven Grace Patricia Kelly empezó su carrera en el mundo del espectáculo como modelo de avisos publicitarios. A los 20 consiguió su primer papel en Broadway y dos años después debutó en el cine.

Pronto se convirtió en la consentida de los estudios MGM y en la favorita de los diseñadores. ‘Eso bastó para que la chica dorada, la criatura clásica vestida de seda blanca, ingresara al panteón de la fama’, escribe la revista Vanity Fair .

Ni siquiera los rumores sobre sus múltiples amantes han destruido el mito. Cuando contrajo matrimonio con Rainiero, era un secreto a voces que ya había perdido su virginidad. Su lista de affaires incluía a todos sus compañeros de set, desde Clark Gable y Gary Cooper, hasta Ray Milland y William Holden.

Una sesión de fotos organizada por Paris Match en el palacio de los Grimaldi en 1955 marcó el comienzo de la relación con su ‘verdadero’ príncipe azul. Entonces lo entregó todo en una boda que ella describía como ‘el carnaval del siglo’, para vivir con él los siguientes 26 años.

Grace murió en un accidente de tránsito, cuando sufrió un derrame cerebral mientras iba manejando su viejo Rover 3500 en una curva y perdió el control. Hoy, tres décadas después, su imagen sigue viva en Mónaco, donde su nombre ha servido para bautizar avenidas, colegios, fundaciones, hospitales y jardines.

‘Ella es el recuerdo de una época pasada que hemos idealizado. Como fue la cara sonriente de un refugio soleado para personajes oscuros, a su familia le interesa mantener intacto el mito de su pureza’, añade Lacey.

En todo caso quienes alcanzaron a conocerla coinciden en que era encantadora. ‘Era hermosa, amable y accesible’, recuerda Robinson. Esa personalidad sumada a la historia de amor con Rainiero habría sido suficiente para convertirla en un ícono del glamour, pero su trágico final solo ayudó a crear la leyenda. La leyenda de una princesa eternamente joven que no vivió un verdadero cuento de hadas.

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