La floración de los guayacanes se convierte cada año, entre los meses de marzo y abril, en un espectáculo visual que pinta de amarillo el horizonte de...
- 06/07/2014 02:00
- 06/07/2014 02:00
Con la moda del Mundial de Fútbol, y transmitiendo los partidos desde mi restaurante en el Casco, me vino el tema de esta semana. Es inentendible para mí, cómo los fanáticos latinos no apoyan a los equipos latinos y prefieren ver ganar a equipos europeos, con jugadores de los cuales ni siquiera saben pronunciar bien su apellido.
Eso es América Latina, un continente acostumbrado a aplaudir lo extranjero (salvo algunas excepciones, obvio), y acostumbrados a echarle tierra al vecino. Así me encontré a salvadoreños deseando que no pasara Costa Rica, a panameños rezando porque perdiera México, otros apoyando a Suiza en contra de Argentina… Una vergüenza!
Ahora, pongamos un ejemplo no deportivo: El Festival de Eurovisión, que se celebra en Europa desde hace décadas y de donde han salido grandes artistas internacionales como Abba, Celine Dion, Julio Iglesias, Mocedades, Olivia Newton-John, entre otros. En este concurso vota cada país con puntajes del 1 al 12. Y qué creen? Los países escandinavos se apoyan entre sí, Europa del Este se apoya entre sí, Chipre vota por Grecia, Grecia por Chipre. Sin temor a equivocarme, creo que si se hiciera algo parecido en América Latina, sería al revés: México votaría en contra de Guatemala, Nicaragua en contra de Costa Rica, Chile en contra de Perú, y así.
La competencia entre colegas chefs panameños, también es un secreto a voces. Se pierde mucho tiempo pendiente de lo que hacen los demás o qué dejan de hacer, en vez de intentar ser un gran equipo solidario de profesionales que llevan a Panamá hacia un solo objetivo colectivo como país, privando el ego, las envidias y las glorias individuales.
En otros países existe una Asociación Nacional de Chefs, cosa que no se ha podido lograr en Panamá porque hay 2 ó 3 bandos que van hacia direcciones diferentes, y si eres parte de un grupo, no puedes ser parte del otro. Se nos olvida que somos un país y que, del reconocimiento de nuestra gastronomía y el respeto que puedan sentir locales y extranjeros hacia lo que ofrecemos como el crisol de razas que somos, redunda en beneficios incalculables para todos. Que no llegue otro reportero extranjero a decir que aquí se como todo con ‘kétchup’, o que sólo hay frituras! Panamá es mucho más que eso, pero un esfuerzo individual no llevará nunca a Panamá hacia ninguna parte.
En el Casco Antiguo, mi negocio está en un área en donde somos 4 restaurantes prácticamente en línea. Yo anhelo el día en que a los 4 nos vaya tan bien, que esta línea de restaurantes se convierta en la calle de moda en el Casco, porque en la medida que le vaya bien a uno, le empieza a ir mejor a todos. Pero creo que no todos pensamos igual. Mucha gente invierte más tiempo en mirar hacia afuera, ver cuántos puestos tiene ocupado el vecino, en vez de mirar hacia adentro, mejorar y trabajar en un objetivo colectivo. Si mi restaurante se llena, los que no encuentren puesto se van al restaurante de al lado y viceversa, en un efecto dominó que nos beneficiaría a todos.
Ojalá esta columna nos haga reflexionar y veamos que nuestro comportamiento personal y profesional siempre puede ser mejor, que un lápiz solo, se rompe facilísimo, pero un grupo de lápices, mientras más lápices tenga, se va haciendo indestructible. ¡Feliz domingo!