Un ángel entre el humo aromático

Actualizado
  • 27/07/2014 02:00
Creado
  • 27/07/2014 02:00
El tabaco se degusta lentamente, su cuerpo crepitando en la candela que lo consume

La bocanada es lanzada al aire. Es un acto que calma los nervios, que en la boca acentúa el sabor de la comida o el trago recién consumidos. El tabaco se degusta lentamente, al crepitar su cuerpo por el enrojecido fulgor de la candela que lo consume, extrayendo un aroma que rodea a quien juega con él entre los dedos.

Este sabor representa la etapa final de una historia que se inició cuando Àngel Martínez salía de su casa una mañana en el barrio de Carlos Manuel, atravesando la ciudad de Pintar del Río, en el occidente de Cuba, para dirigirse a su puesto de trabajo en la fábrica Francisco Donatien, una antigua cárcel colonial, ahora convertida en aromática usina, donde se producen varias marcas de habano.

Allí, en una calle muy cerca de la plaza central del poblado, los ‘torcedores’ -obreros que producen los cigarros- ordenan las hojas secas y fermentadas y le otorgan una forma tubular a estos productos, que serán enviados al mercado para satisfacer a los fumadores.

JORNADAS TABAQUERAS

Ángel comienza su tarea enrollando un promedio de 125 a 130 unidades por día. Cada persona en la fábrica enrolla entre 90 y 140 habanos de diferentes dimensiones y grosores. Àngel tiene 29 años, una esposa con ocho meses de embarazo. Ambos esperan un varoncito. Será su segundo hijo, el primero murió de una cardiopatía.

Este jornalero aprendió las tareas propias de esta fábrica en los cursos en los que se matriculó después de perder un trabajo como tornero, en un taller que despidió a todo el personal y posteriormente cerró.

Hoy en día, se siente satisfecho, pues durante cinco años se ha dedicado al oficio, y porque en su tiempo libre puede disfrutar del fútbol, deporte que le encanta.

El trabajo de este joven y aproximadamente 130 de sus compañeros (aproximadamente un 80% son mujeres) forma parte de un legado que se vincula no solo al comercio de exportación en Cuba, sino que también forma parte de la economía rural de la isla.

UN CONSUMO ANTIQUÍSIMO

El tabaco, extraído o producido de las hojas de la planta del mismo nombre (Nicotania tabacum), de hojas más grandes que la especie Nicotania rustica -estrecha de alto contenido nicotínico- forma parte de los gustos de consumo de las comunidades humanas desde tiempo inmemoriales. Este arbusto pertenece a la familia de las solanáceas, como la papa y proviene del continente americano. Se conocía en distintas islas antillanas desde la época precolombina. Se sabe que los mayas fueron los primeros en utilizarla hace unos mil 300 años. Según los grabados, este pueblo le dio al acto de fumar ‘un carácter religioso y testimonial’. En esas imágenes, los sacerdotes fuman en actitud de adoración.

De acuerdo a las crónicas, los aborígenes aprendieron a consumir tabaco al notar que cuando quemaba sus hojas provocaba un olor penetrante y agradable. ‘Tomaban el aliento y humo para sí una y dos y tres o mas veces, hasta que quedaban sin sentido y adormilados de un grande y pesado sueño’, afirmaba Bartolomé de las Casas, una idea que ya Cristóbal Colón había anotado en su diario.

Tan solo unos instantes después de que el navegante Colón fuera recibido por grupos de nativos durante arribo al Caribe, observó como ‘transportaban unas hojas secas que se doblaban en forma de rollos, que se metían en otras y por un extremo se encendían para que esos primeros fumadores las chuparan, sorbiendo para dentro el humo que adormecía las carnes y emborrachaba’.

Asimismo, se comenta que en el territorio de lo que hoy en día es Holguín en Cuba, Rodrigo de Xerez y Luis de Torres, en compañía de dos aborígenes, fueron a explorar las tierras recién descubiertas. Allí conocieron el uso que los antiguos pobladores locales le daban al tabaco. El primero de ellos regresó a España y fue encarcelado cuando se le vio expidiendo humo, un acto que esa época era considerado como algo satánico.

SIEMBRA Y COSECHA

La semilla del tabaco es sumamente pequeña. Solo la de la mostaza, es aún más minúscula. Es sembrada en una mezcla de arena y cenizas entre los meses de octubre y enero. En Pinar del Río la temporada de huracanes -que termina a fines de noviembre- atrasa las labores del campo. Luego de 45 días de irrigar los brotes, la mata vuelve a ser plantada en un suelo calizo rico en nutrientes y minerales. Siempre y cuando el clima sea el indicado.

En un periodo de tiempo correspondiente a mes y medio, la planta crece rápidamente y alcanza su tamaño normal. En estas región hay dos tipos de tabaco, uno llamado ‘criollo’, que produce las hojas interiores y el otro denominado ‘corojo’, con variedades desde claras hasta oscuras. De esto depende la cubierta o cara con que se presenta el habano (como se les denomina a los puros hechos a manos en Cuba).

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