El tambor, madre del sonido de Panamá

Actualizado
  • 30/09/2015 02:00
Creado
  • 30/09/2015 02:00
Afrodisíaco busca resaltar los ritmos y cantares tradicionales de la herencia afro, que han ayudado a forjar nuestra identidad musical

El negro africano llega al istmo en condición de esclavo, deseando su libertad. Viene de distintas regiones, de variedad de lenguas. Empieza a utilizar los sonidos del tambor a manera de comunicación, de desahogo.

Esos golpes migran con ellos desde Portobelo hacia el resto del territorio istmeño y América, llenando de ritmo el continente. El tambor de Panamá se convierte en la madre de la música americana.

El cimarrón resiste su cautiverio y se escapa a los bosques, imita los ruidos de su entorno, se lleva el tambor. Es el sonido de la libertad, de la supervivencia.

En 1580 se establece el primer pueblo de esclavos libertos en el imperio español, Santiago del Príncipe, en los alrededores de Nombre de Dios. El tambor se inmiscuye en los palenques, en los barrios de hombres libres, se entrelaza con la nueva vida del negro americano.

De ese deseo de emancipación del esclavo negro en América, de esa herencia de los tambores panameños, proviene Afrodisíaco, un proyecto que busca rescatar y promover la identidad nacional a través de la música folclórica.

Sus melodías entretejen esos ritmos de los tambores Norte (Azuero), Congo (Colón) y Bullerengue (Darién), con elementos actuales.

La agrupación surge a raíz de una inquietud de Miroslava Herrera de hacer algo por el folclore, de rendirle homenaje a la afrodescendencia, al mestizaje, a la esencia de ser de Panamá.

Esa urgencia se gestó por diez años, mientras Herrera leía, investigaba y escuchaba música, hasta materializarse el año pasado, en colaboración con Tatiana Ríos. Así surgió su primer sencillo, ‘Viene de Panamá'.

La letra se inspira en la obra de teatro ‘La dama boba' de Lope de Vega y el poema ‘Visión de Panamá' de Demetrio Korsi. En la pieza se combinan los ritmos de tambor norte, con la guitarra eléctrica y la palabra hablada (rap). Una amalgama del ayer con el hoy.

A pesar de haber creado una primera composición original, el objetivo principal de Afrodisíaco es revivir y reinterpretar piezas tradicionales y regresarlas a la memoria colectiva, para así despertar la conciencia y el orgullo de tener un origen diverso. Con los tambores siempre adelante, buscan avivar el deseo de libertad, de rebelión.

‘Ya no estamos derramando sangre, pero ahora las luchas son otras', señala Herrera. ‘Una de ellas es mantener la memoria viva, pues sin una identidad no eres nadie'.

Para lograr su cometido, visitan las regiones de donde originan esos ritmos y cantares, para conocerlos y conversar con los locales.

En Santa María de Herrera conocieron a una cantalante de más de 80 años que les decía, ‘yo quiero cantar ‘La Iguana', porque ya nadie la canta'. ‘Esa canción era una parte de la convivencia de la época, y si se pierde, perdemos un bloque de esa identidad', indica Herrera.

El plan a futuro es grabar su material antes de que finalice el año, para tenerlo listo a principios del 2016. Por el momento, han enviado ‘Viene de Panamá' a la competencia folclórica de Viña del Mar (Chile) y, de ser admitidas, participarían del festival en febrero.

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AFRODISÍACO

El proyecto cuenta con la participación de:

Miroslava Herrera – voz

Tatiana Ríos – voz

Eduardo Charry – dirección musical, teclado, violín

Polyto Stanley – guitarra eléctrica

Herbert Ureña – batería

Arnulfo Reyes – repicador

Tony Howard – caja

Hever Moreno – bajo

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