Literatura que no flota en el vacío

Actualizado
  • 14/02/2016 01:00
Creado
  • 14/02/2016 01:00
Hablar de literatura no es sólo enfrentarse a un autor, a un texto y a un tipo de escritura o género

Hablar de literatura no es sólo enfrentarse a un autor, a un texto y a un tipo de escritura o género. En efecto, es también comprender el texto en su época, no para quitarle autonomía pero sí para comprenderlo en toda su complejidad.

Es que la literatura no flota en el vacío. Desde que Cervantes escribiera su ‘Don Quijote', que es el primer gran viaje literario de aventuras -después del poema homérico de La Odisea - no hay figura que no esté incrustada en su tiempo. ¿Es de otra manera con el Viajero de Praga ? No.

Con una elegante prosa, entramos en la narrativa sobre Joseph Kronz, un médico de Praga, que sale de su país voluntariamente para participar en un congreso en Barcelona y arriba finalmente a Ecuador, donde conoce a un colega de este país que le hace unas primeras descripciones del mismo que le llaman la atención.

Son tres países que componen el periplo del doctor Kronz, aparentemente poco para una figura que es catalogada como ‘viajero', pero seguramente lo suficiente para entender el viaje de este personaje, cuyas descripciones son enigmáticas y, aunque sus observaciones son poco comprometedoras con el medio que le rodea, no deja, por ejemplo, de describir la belleza del Ecuador como ‘salvaje, insustancial y un tanto melancólica'.

Sin embargo, su mirada es distante. Como él mismo afirma ‘venía huyendo de la historia'. Pero nos equivocamos si había alguna razón profunda de esta huida...

Salió de su ciudad en 1967, un año antes de la conocida Primavera de Praga, que fue abortada por una invasión militar. Revela poco de su vida (como de su enigmática relación con Olga).

El doctor Kronz vive en un sistema represivo, delator, que se sostiene por la pusilanimidad de sus ciudadanos como él mismo lo hace saber al preguntar: ‘En más de una ocasión, ¿no había preferido ignorar cobardemente la detención de algún colega?'. En Ecuador, en efecto, él se encuentra en medio de una epidemia de cólera, la corrupción y la desidia de los funcionarios, sin olvidar el racismo de un país cruzado por indios y hombres de pelo amarillo. Conoce a Violeta, la enfermera de la mujer de un Coronel, y no deja de ser menos enigmática la relación con ella.

Pero todo esto son detalles de una novela que no es lineal, que sobre todo transcurre en la memoria, en las recurrentes imágenes entrecortadas y salpicadas de cierto misterio y de intimidades. Es la novela sobre un personaje desilusionado, desgarrado, cuyo viaje es el testimonio de un extranjero que pasa por el mundo.

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