Ganador del Rómulo Gallegos se presenta en la FIL

  • 20/08/2016 02:00
Desde las vidas de tres pintores protestantes del siglo XVI, el ‘Tríptico de la infamia' nos sumerge en una época convulsa

Cuando uno busca el nombre de ‘Pablo Montoya' en Internet, lo primero en aparecer es información sobre el conductor de autos de carrera, Juan Pablo Montoya.

Hace falta especificar la palabra ‘escritor' para que nos aparezca el colombiano ganador del XIX Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, quien presentó su obra premiada Tríptico de la infamia , la noche del jueves durante la XII Feria Internacional del Libro de Panamá (FIL).

INESPERADA FAMA

A pesar de que ha escrito múltiples novelas, libros de cuentos, poemarios y ensayos, el prolífico autor solo recientemente ha recibido atención mediática tras obtener un reconocimiento que antes habían cosechado escritores como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes o Elena Poniatowska.

PABLO MONTOYA

‘La parte más conmovedora de la novela nos pone a reflexionar sobre la intolerancia religiosa actual'

Su obra fue considerada superior a la de 162 concursantes, entre los que figuraban reconocidos autores como Héctor Abad Faciolince o Piedad Bonett.

‘Me pesa a veces asumir esa celebridad, antes era feliz e indocumentado', sostiene Montoya, que antes de dedicarse a la literatura fuera flautista y miembro de la Orquesta Filarmónica de Medellín. Pero al mismo tiempo admite que la reciente fama tiene su lado positivo, pues ha hecho más pública su voz.

AVENTURA HISTÓRICA

La idea detrás de Tríptico de la infamia se gestó durante dos décadas y surgió a partir de una obsesión de Montoya sobre tres pintores europeos protestantes y perseguidos por el catolicismo durante el siglo XVI. Después de tantos años de lectura e investigación, sostiene que el más grande desafío fue decidir qué contaría en su novela.

Por su parte, el periodista del diario digital El Faro Elmer Menjívar, quien presentó a Montoya y a su novela en la FIL, reseñó la lectura como amena,una narrativa que ofrece —a través de la aventura— una mirada histórica acerca de la época.

Por su parte, el colombiano la describe como ‘un diálogo entre la literatura y las artes', algo que no se limita a esta novela, sino que está presente en sus trabajos anteriores.

Y a pesar de que confiesa que ‘no pinta ni muñequitos', dice que para lograr construir personajes creíbles en esta ocasión, se apoyó en su sensibilidad e intuición.

MASACRES RELIGIOSAS

Tríptico de la infamia nos hace testigos, por medio de las historias de Jacques Le Moyne, François Dubois y Théodore de Bry, de la fascinación por la América recién descubierta pero asimismo del exterminio que se realizó en nombre de la religión a ambos lados del Atlántico, durante el siglo XVI.

Como lo índica su nombre, el libro consta de tres partes. En la primera, acompañamos a Le Moyne en su viaje a América, como parte de una expedición hugonote (de protestantes franceses) que desea construir en la Florida una comunidad de paz.

Sus representaciones artísticas de los nativos y la botánica de ese entonces, hoy son considerados de gran importancia histórica. Más adelante, Le Moyne sobrevive a la destrucción de la colonia por tropas españolas.

‘En la novela Le Moyne se hace planteamientos que no corresponden al siglo XVI', agrega Montoya sobre su primer personaje. ‘Yo recreo el pasado de manera personal, para ponerlo a dialogar con la realidad actual'.

La segunda parte la protagoniza François Dubois, ‘un fantasma', como diría Montoya, pues se conoce poco acerca de su vida, solo que se le atribuye el cuadro de la ‘Matanza de san Bartolomé'.

En la novela, Dubois pierde a su familia, pero sus obras también son destruidas durante aquella masacre que arrasó con los hugonotes durante las guerras de religión de Francia del siglo XVI.

Esta sección del libro no solo es la más poética del texto, la que logra conmover más al lector, sino que también es la más autobiográfica pues el autor tuvo que desarrollar gran parte del personaje desde su imaginación.

‘Me metí dentro de él, le hice una familia, una mamá que es como la mía, un pesimismo que es el mío', narra. ‘Es la parte más conmovedora de la novela, y nos pone a reflexionar sobre la intolerancia religiosa actual'.

En la última parte contemplamos el trabajo de Théodore de Bry, el más conocido del trío. El grabador sería quien ilustraría las barbaridades descritas por Bartolomé de las Casas en su Brevísima relación de la destrucción de Indias .

‘Es la parte más ensayística de la novela', concluye el escritor. ‘En ella se hace una reflexión sobre el significado del exterminio indígena y cómo leerlo desde la pintura'.

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