La lucidez del ‘Nobel panameño'

Actualizado
  • 23/10/2016 02:01
Creado
  • 23/10/2016 02:01
El Premio Ricardo Miró 2016, máximo galardón de las letras panameñas, reafirmó el ingenio de 3 autores y ha revelado el poder de otros dos

Esta semana en los 74° Premios de Literatura Ricardo Miró, ha sucedido algo insólito. Arturo Wong Sagel, un dramaturgo con más de 13 años de experiencia, ha ganado por primera vez el certamen que laurea lo mejor de las letras panameñas. Pero nadie esperaba que lo hiciera por partida doble: el teatrista triunfó en las categorías de teatro y poesía.

‘Siempre he escrito poesía', confiesa el escritor a La Estrella de Panamá , ‘pero muy paulatinamente. Escribo como un ejercicio muy íntimo, creo que por eso fue una sorpresa que haya ganado'.

La noticia le llegaría dos semanas después de concluir ‘Magia', un musical que escribió y dirigió en el Teatro del Colegio San Agustín, y en el que actuaron unos 12 jóvenes reclusos.

Esta no es la primera vez que Wong Sagel trabaja con personas en riesgo social. En 2004, montó una obra en el Centro Femenino de Rehabilitación Doña Cecilia Orillac de Chiari.

‘Ahí realmente ves que el teatro puede cambiar el mundo, cambia vidas. Fue una experiencia bastante gratificante', describe el dramaturgo, refiriéndose a su más reciente producción.

Casualmente, ‘Implicados', la obra de teatro con la que ganó el Miró 2016, tiene que ver con la tragedia de un grupo de jóvenes en riesgo social.

‘Implicados' está basada en un hecho real: el incendio del centro de menores de Tocumen', revela el autor.

Esta obra teatral, que en teoría deberá ser montada el próximo año según las bases del Miró, también narra desde la ficción temas como el abuso de poder, la corrupción y los intereses financieros.

‘...Las pausas y los ambientes y las diferentes atmósferas juegan de manera acertada en la intercalación de los tiempos pasados y presentes', dice un extracto del fallo del jurado.

Además, según el mismo documento, destaca por ser un ‘texto conciso y preciso, armado a través de una estructura literaria que sirve de base para impulsar la acción'.

‘Implicados' empezó a escribirse en 2011, cuando aquella celda del Centro de Cumplimiento de Tocumen fue consumida por el fuego. Wong Sagel la ha reeditado con el tiempo, y explica que sus obras teatrales suelen reposar por lapsos largos, antes de ser terminadas.

Escribir teatro es demandante, enfatiza el dramaturgo.

REFLEJO DE OTRO TALENTO

Cuando quiere relajarse, Wong Sagel escribe poesía. Una expresión que le ha valido el doble Miró de este año, en concreto, por su poemario ‘Fragmentos de un espejo'.

‘...Su lenguaje fluido, potente, diáfano no lo circunscribe a un monólogo consigo mismo sino que se proyecta a una obra que perfectamente puede ser traducido(sic) a otras lenguas, a otros medios. Es un acierto, sin duda', detalla el fallo en la categoría de poesía.

El libro de Wong Sagel es un conjunto de 33 poemas con el concepto del espejo como hilo conductor.

‘Todo gira en torno al espejo como una imagen que uno se busca y no se termina de definir', describe el autor, agregando que algunos poemas no aparecen ordenados por renglones, sino que se reparten de manera aleatoria en la página. ‘Trabajé una plástica buscando un ritmo, que los mismos poemas tuvieran una respiración'.

El único libro que ha publicado el dramaturgo es‘Orgía en el Olimpo (2014), un ejemplar de 14 cuentos, algunos escritos cuando estaba en la escuela. Mientras que, ‘Fragmentos de un espejo', empezó a escribirlo y reunir poemas desde hace un año.

Al pensar en figuras de la poesía que lo hayan marcado, menciona a Borges, quien por cierto ha escrito el poema ‘Los Espejos': ‘Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro / Paredes de la alcoba hay un espejo, / Ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo / Que arma en el alba un sigiloso teatro', reza la octava estrofa de esta pieza.

Wong Sagel no deja escapar a Nicanor Parra, a Pablo Neruda, al vanguardista Rogelio Sinán (tres veces Premio Ricardo Miró), como sus referencias. Tampoco a Giovanna Benedetti, quien sumó su sexto Miró esta misma semana.

EN EL DÍA DE LA ESCRITORA

Benedetti (Panamá, 1949) ganó el Premio Ricardo Miró 2016 en la categoría de cuento con su obra ‘Vértigo de malabares'.

‘Me parece que cada uno de los cuentos de ‘Vértigo de malabares' ha tenido un recorrido creativo diferente', advierte la autora, en una entrevista escrita con este diario. ‘Creo recordar que empecé a trabajarlos justo después de terminar de escribir mi último poemario: ‘Música para las fieras', que resultó ganador del premio Miró en 2013'.

Su libro consiste en once cuentos, cada uno independiente y con su propia trama, sus propios personajes y su propia intriga interna, según describe Benedetti.

‘Los cuentos se diferencian precisamente de las novelas en que son estructuras con un alto grado de tensión donde el lector debe descubrir la trama al final. Si yo dijera de qué ‘tratan' cada uno de esos once cuentos, estaría revelando justamente lo que nunca se debe adelantar. Esa es la belleza del cuento... que no se sabe de qué va hasta que se termina de leer', detalla la escritora.

No obstante, existe un elemento que une a las once narraciones: ‘una deriva del relato hacia lo fantástico... incluso a lo sobrenatural', revela Benedetti.

Por su parte, el fallo del jurado decretó que ‘Vértigo de malabares' se hizo con el galardón este año, entre otras cosas, ‘por su economía verbal y prosa poética'.

‘LA LITERATURA ES LA VÍA DE ESCAPE QUE YO ENCONTRÉ PARA SER QUIEN NO SOY, PARA CONSEGUIR LO QUE NO PODRÉ CONSEGUIR Y PARA DECIR LO QUE TENGO QUE DECIR A QUIEN QUIERA ESCUCHARLO',

ROGELIO GUERRA ÁVILA

GANADOR EN LA CATEGORÍA DE NOVELA EN EL CONCURSO NACIONAL DE LITERATURA PREMIO RICARDO MIRÓ 2016

‘Yo no puedo (ni quiero) escapar a lo poético, pero como cuentista, me interesa mantener la debida distancia retórica entre ambas estructuras literarias. Al escribir cuentos, me preocupo por ‘contar', ya que como decía el Maestro Rogelio Sinán: ‘un cuento es algo que debe surgir siempre de la conjugación de este verbo: contar...', escribe Benedetti, desde Madrid, en donde vive hace un lustro.

La poeta es consciente de que, a ratos, como ella misma explica, su prosa puede resultar bastante poética, ya que el juego de las metaforizaciones está siempre allí: ‘acechando en cada renglón, incluso cuando me ocupo de narrar historias.

El jurado también destacó la obra de Benedetti ‘por los desenlaces sorprendentes y poéticos, por lo parejo de los cuentos que lo conforman y por su conocimiento y cercanía a los valores de la naturaleza humana'.

La poeta fue la única mujer premiada este año, tan solo un día después del ‘Día de la mujer escritora', establecido por la Biblioteca Nacional.

‘En Panamá —hay que decirlo— aunque en la mayoría de los sectores la paridad no nos alcanza, en literatura no andamos cortas de oficio; más bien todo lo contrario. Las mujeres que escribimos, cuando nos lo merecemos, sí que somos premiadas. En 2013, sin ir más lejos, cuando gané el Miró en poesía, éramos tres mujeres y dos hombres, al ganar también Alondra Badano, en teatro, y Damaris Serrano, en ensayo', dice la escritora laureada.

Cuando le preguntan cuál es para ella el significado de la literatura, se remite a su más última creación. ‘Pues quizás algo parecido al título de este libro: un vértigo de malabares...', aduce.

LITERATURA FANTÁSTICA ISTMEÑA

El Miró no solo ha reafirmado la calidad de una escritora de la talla de Giovanna Benedetti. En la categoría de novela de este año, el máximo galardón de las letras panameñas ha premiado —sin poder anticiparlo— el esfuerzo de aquellos que hacen literatura como un oficio alterno a la profesión que lleva el pan a la casa.

Rogelio Guerra ha ganado este año su tercer Premio Ricardo Miró con la novela ‘La puerta de arriba', que fue escribiendo cada vez que lo atrapaba el inevitable tráfico vehicular de la ciudad.

En Panamá, la literatura es eso que pasa mientras estamos en el tranque.

‘No me puedo dedicar de lleno a escribir porque ese lujo no nos lo podemos dar quienes tenemos que trabajar para vivir y más con una profesión como la mía, donde no se cuentan historias sino números', enuncia Guerra a La Estrella de Panamá , quien ejerce como contador público.

Demoró seis meses en terminar su novela. En su interior, hay dos grupos de personajes principales, según el autor. Uno en cada lado de la historia y del tiempo.

‘Cada grupo de protagonistas cumple una función en su momento para hacer de dos novelas un todo. Ese todo es la extraña historia de un portal en el tiempo que permite a un solo personaje trasponerlo. Y que al hacerlo, cambia la vida y el destino de todos los demás personajes', desglosa Guerra.

Para el autor de Cuando perecen las ruinas (1991) y El largo camino de regreso (2002) la literatura es quizás justamente eso, un portal.

‘La literatura es la vía de escape que yo encontré para ser quien no soy, para conseguir lo que no podré conseguir y para decir lo que tengo que decir a quien quiera escucharlo', dilucida Guerra.

El jurado fue bastante claro con su elección. ‘Dicha novela destacó por su estructura ordenada y narración impecable, porque juega con el espacio tiempo y se inscribe libremente en el género fantástico con una aproximación a lo sobrenatural. Es un aporte a la literatura fantástica panameña', detalla el fallo.

‘EL MITO DEL ALMA'

Posible justicia a un dramaturgo, con un inadvertido don para la poesía; consolidación de la prosa de una poeta y un aporte a la literatura fantástica local. Hasta allí el Miró ha reafirmado su calidad y la de su jurado de este año.

La categoría de ensayo, como broche de oro, es el mejor complemento a este escenario: se premió un documento que argumenta por qué el alma es un mito.

Filosofía abordado desde la perspectiva científica. Nunca una relación tan estrecha en el Miró, desde que se premió en 1995 a Luis Saavedra por su ensayo Lógica, ciencia y filosofía .

Este año, se llevó el galardón el doctor Francisco Díaz Montilla, docente de la Universidad de Panamá con su ensayo ‘Neurofilosofía, epistemología y el mito del alma'.

‘(Este ensayo) se propone un seductor objetivo: mostrar el carácter mítico de la célebre noción del alma', publicó el jurado en el fallo oficial de este año. ‘Se trata de un análisis que se alimenta de los duros golpes atestados por la ciencia experimental a esa vetusta categoría y al conjunto de equívocos que de ella se siguen'.

El profesor Díaz Montilla realizó su doctorado en la Universidad Carolina de Praga, en República Checa, y explica que el documento por el que fue premiado propone que la filosofía se nutra de los resultados de la neurociencia y las investigaciones que se están realizando en la neuropsicología.

‘El valor que podría tener el alma sería estético, poético, podría ser un elemento de ficción inspirador para el arte o la literatura', sostiene el docente. Pero el alma no tiene sentido para la filosofía.

Asimismo, en el ensayo plantea que un sistema informático, un robot, podría razonar en un sentido similar al que decimos que tienen los humanos. Por tanto, dice Díaz Montilla, no se puede pensar en el pensamiento como una realidad única y exclusivamente humana.

‘Si suponemos que una persona desconoce las reglas gramaticales del español, en principio, estaría en igual condición que un sistema experto de cierto nivel de complejidad (robot)', comenta el doctor en filosofía en entrevista con La Estrella de Panamá .

Sin embargo, estos sistemas son adaptativos, es decir, aprenden, al igual que lo podría hacer una persona que aprende a escribir.

Aunque en la actualidad hay retos de implementación tecnológica, según el profesor, ‘teóricamente hay razones de peso muy fuertes a favor de la posibilidad de lo que algunos llaman inteligencia artificial, pero que en mi ensayo denomino pensamiento artificial'.

Bajo esta premisa, ¿podría en el futuro un robot ganar un concurso literario como el Premio Ricardo Miró?

Para el profesor Díaz Montilla es un planteamiento interesante. Por el momento, él ha sido galardonado por introducir un tema nuevo a Panamá, y con esto sella con broche de oro los cinco premios que, sin duda, marcan un punto de giro en la historia de la literatura panameña.

HISTORIA

Los más premiados del Miró

Ernesto ‘Neco' Endara es el escritor que más veces ha sido reconocido con el máximo galardón de las letras panameñas.

En total, el autor se ha llevado 17 veces el Premio Ricardo Miró a casa, entre 1976 y el 2011 en las categorías de teatro, cuento, ensayo y novela. Estas últimas tres categorías, las ganó a la vez en el Miró de 2011.

El segundo autor con más Premios Ricardo Miró es Justo Arroyo, quien acumula 7 galardones, obtenidos entre 1991 y 2008 en las categorías de novela y cuento.

En tercer lugar, está la ganadora de este año, la poeta Giovanna Benedetti, quien obtuvo su sexto Premio Ricardo Miró. Desde 1981 hasta este año, ha ganado en las categorías de poesía, novela, ensayo y cuento. En 2010, su poemario Música para las fieras fue descalificado por no contener algunos documentos legales solicitados por las bases. Tres años más tarde, sería premiado por un nuevo jurado en el Miró de 2013.

Referente a los autores que han ganado dos veces un mismo año, como lo ha hecho Arturo Wong Sagel en la versión más reciente del certamen (poesía y teatro), otros cinco autores han repetido la hazaña.

En 1978, Dimas Lidio Pitty ganó en las categorías de poesía y cuento, con las obras Crónicas prohibidas y Los caballos estornudan en la lluvia , respectivamente.

En 1992, ‘Neco' Endara lo hizo en las categorías de novela y teatro, con Tic... Tac... y ‘Sir Henry, el pirata'.

En 1994, también ganó por partida doble Consuelo Tomás en poesía y cuento, con La agonía de la reina e Inauguración de la fe.

Justo Arroyo también lo logró en 1995 en novela y cuento, con Semana sin viernes y Para terminar diciembre.

Finalmente, Ariel Barría se llevó el Miró en dos categorías un mismo año en 2006, en cuento y novela por Ojos pata oír y La casa que habitamos.

Este 2016 se celebró la edición número 72 de los Premios de Literatura Ricardo Miró.

JURADO

LOS ENCARGADOS DE JUZGAR LA MEJOR LITERATURA ISTMEÑA

*Poesía: Héctor Hernández Montecinos (Chile), Rodolfo Naró (México) y Álvaro Menéndez Franco (Panamá).
*Teatro: Rafael Murillo Selva (Honduras), Daniel Gómez Nates (Panamá) y Jorgelina Cerritos (El Salvador).
*Cuento: Ernesto 'Neco' Endara (Panamá), Víctor Muñoz (Guatemala) y Eduardo González Viaña (Perú).
*Novela: Adolfo Méndez Vides (Guatemala), Juan Bolea (España) y Yolanda Hackshaw (Panama).
Ensayo: Camilo Retana (Costa Rica) Miguel Montiel (Panamá) y Mario Eduardo Valencia (Colombia).
*Un total de 175 obras participaron en los Premios de Literatura Ricardo Miró 2016: 17 obras en la sección de teatro, 12 en ensayo, 41 obras en cuento, 35 en novela y 70 obras de Poesía, según el Instituto Nacional de Cultura (INAC).

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