Madre y profesional, reto cumplido

Actualizado
  • 08/12/2016 01:00
Creado
  • 08/12/2016 01:00
Dos de ellas cuentan cómo encontraron el equilibrio en estos importantes aspectos de su vida

El rol de las madres en la crianza de los hijos es invaluable. Sin embargo en las últimas décadas el trabajo fuera de casa representó un significativo cambio social.

La madre de hoy pasó a tener más responsabilidades al compartir el cuidado de sus hijos, el mantenimiento del hogar, y en lo profesional, a mantener un alto desempeño laboral. Esta situación se hace más compleja cuando ejercen funciones poco convencionales para las mujeres.

Para Lany Yorleani Lañón, joven madre de 31 años de edad, esta es una realidad.

Lañón ha realizado cambios significativos a nivel personal y familiar para lograr una mejor oportunidad laboral y mejorar la calidad de vida para ella y su hija Joy's de siete años de edad, quien ha tenido que adaptarse a cambios de residencia y de escuela, por el trabajo de su madre.

‘ACTUALMENTE NO EXISTEN TRABAJOS EXCLUSIVOS PARA HOMBRES, YA QUE LA MUJERES HEMOS DEMOSTRADO QUE NO HAY OBSTÁCULOS QUE NOS IMPIDAN DESARROLLAR NUESTRAS CAPACIDADES'

YAJAIRA MATOS

LICENCIADA EN INGENIERÍA CIVIL

Luego de residir y trabajar por varios años en la capital, se le presentó el reto de asumir un nuevo cargo y convertirse en la responsable del área de Suministros en el Proyecto Tercera Línea de Transmisión, trabajos de la empresa Odebrecht, donde ha trabajado desde el año 2010.

Aceptado el desafío, Lañón estableció su residencia en Penonomé. ‘Cada reto que me propongo lo veo como una nueva oportunidad de crecimiento, y el estar acompañada de mi hija hace que ella me vea como un ejemplo a seguir', afirma Lañón.

Agrega que ‘el esfuerzo de cada día es para lograr un mejor bienestar para ella (hija) y a la vez que entienda que los sacrificios tienen su recompensa'.

Para Lañón lograr sus metas profsionales junto a su hija la ‘mantiene contenta y además puedo demostrar a Joy's que puede contar conmigo siempre y en todo momento'.

A pesar de sus responsabilidades laborales, la ingeniera civil asegura tomar tiempo para transmitir una educación basada en principios a su hija. ‘La maternidad es un privilegio que Dios me dio y lo he disfrutado desde el día uno en el que supe que estaba embarazada y mi mayor recompensa será que ella en el futuro sea una mujer con valores y que los mismos los trasmita a sus hijos esa será mi mayor recompensa', recalca.

EL ROL DE MADRE PREVALECE

Por su parte, Yajaira Matos González, licenciada en Ingeniería Civil, señala que su ‘rol de madre prevalece' ante sus diversas responsabilidades.

‘Mis hijos son mi razón de ser, lo que me motiva para dar el ejemplo y demostrarles que soy responsable en el trabajo, cumpliendo las metas y expectativas que se tengan de mí en el ámbito laboral. Este ejemplo se lo trato de inculcar día tras día para dejárselo como un legado en sus vidas', afirma.

Agrega que lo más difícil de ser madre y profesional ‘es cumplir con un cronograma de tareas, tanto en casa como en el trabajo. Pero ‘se puede cumplir con ambos roles con organización y distribución de tiempo. En mi caso trato de darle a mis dos hijos, Milton Josué y Milton Isaac, mayor tiempo de calidad', apunta Matos.

La ingeniera civil, quien ha estado a la cabeza de diversos proyectos en Colón, Los Santos y Panamá, indica que ‘anteriormente era más complejo ver mujeres dirigiendo obras, quizás por falta de información o tal vez por una sociedad que no comprendía las competencias de una mujer ante retos como estos'.

Las mujeres han dejado de ser vistas como el ‘sexo débil', añade Matos, porque con el paso de los años hemos demostrado que somos fuertes, luchadoras y que con perseverancia los sueños se pueden hacer realidad.

Historia del Día de la Madre

El primer Día de la Madre que se celebró en Panamá fue el 11 de Mayo de 1924, por iniciativa del Club Rotario y el presidente Belisario Porras aprobó un Decreto que lo estableció como día festivo nacional.

En 1930, la entonces Primera Dama de la República, Doña Hercilia de Arosemena, propuso a la Asamblea Nacional mover la celebración para el 8 diciembre y que coincidiera con la fiesta católica de la Inmaculada Concepción.

Aunque varios diputados se opusieron a que se uniera el Día de la Madre a una festividad religiosa, se llegó al consenso de que en esa fecha no se resaltaría la fiesta de la Inmaculada Concepción. Así se aprobó el cambio a través de la Ley 69 del 18 de diciembre de 1930 y se promulgó en la Gaceta Oficial del 10 enero de 1931.

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