Musa décima

Actualizado
  • 08/09/2017 02:03
Creado
  • 08/09/2017 02:03
La novela es un engranaje perfecto donde cada pieza juega su papel. 

Hay muchos libros que pasan por nuestros manos. Pero pocos los que se quedan. Es una virtud de la literatura, de la buena literatura, darnos ese sentimiento de que su lectura se nos queda para toda la vida. Es un regalo inapreciable, no medible por las ventas, sino por la intimidad que se logra con una narrativa que nos revela todo un mundo. Y esto es lo que pasa exactamente con la novela de José María Merino, Musa Décima , que nos cuenta la historia o las historias de varios personajes que se cruzan en el tiempo y en el espacio. Una madre, Berta, con una enfermedad terminal, decide reconstruir la vida de Oliva Sabuco que, a finales del siglo XVI, escribió la Nueva Filosofía , un libro de avanzada para su época, un libro que ya nos habla de la importancia de lo psíquico, el estado espiritual, en el cuidado y tratamiento del cuerpo. Es un libro que aprecia lo bueno de lo que se conoce normalmente como la medicina natural. Pero además hay otra historia, la central diría yo, que se cruza con un hurto por parte de un padre que, a través de un testamento, le quita la autoría a su hija. Lo cierto es que esta historia, recuperada por Berta, da paso para que su ex-marido, un profesor universitario, quiera presentar un texto sin mencionarla, una idea que a la vez es tomada por un colega de este sin mencionarlo; que la novia de su hijo, una joven escritora que ha tenido éxito con su primera novela, se interese por el manuscrito de Berta que termina transformando en su novela, pero que igual tampoco la cita (más por descuido que por alevosía); que la amante del ex-marido, igual una académica que trabaja en la universidad quiera hacer un trabajo al respecto; que su hijo, un aficionado al cómics, se le ocurra hacer un libro de dibujos a partir de esta historia, pero además con la intención de recuperar el nombre de su madre que dejó un hueco en su vida con su muerte. Lo cierto es que lo fascinante de esta novela es que nos cuenta, por un lado, muchas historias entrelazadas, amores y desamores, venganzas y reconciliaciones en medio de esa España que trata de recuperarse de la explosión de su burbuja y, por otro lado, es una novela que muestra cómo precisamente se construye un texto, cómo es elaborado por aquellos que intervienen en su narrativa, unos como autores originales otros como impostores, y la novela misma que nos entrega Merino es como si fuese una novela dentro de otra, un juego de espejos que se intercalan y cruzan finamente en una narrativa donde las imágenes, como verdaderos testigos del trama, nos hablan de la presencia de Rai (superego de Merino por su afición a los cómics). La novela es un engranaje perfecto donde cada pieza juega su papel. Y es el ejercicio literario para un público que aprecia la buena literatura y que está dispuesto a dejarse llevar por parajes desconocidos.

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