Situación de los indígenas panameños puede cambiar si hay más mujeres líderes

Actualizado
  • 30/09/2017 12:25
Creado
  • 30/09/2017 12:25
Sonia Henríquez, presidenta de la Conamuuip, asegura que las mujeres contribuyen a preservar mejor la cultura ancestral

La precaria situación en la que viven los pueblos indígenas de Panamá puede cambiar si más mujeres acceden al poder, porque tienen una visión menos egoísta del mundo y velan más por la unidad de sus comunidades, aseguró una importante líder aborigen del país.
La presidenta de la Coordinadora de Mujeres Indígenas de Panamá (Conamuip), Sonia Henríquez, afirmó en una entrevista con Efe que el problema de algunos líderes indígenas hoy en día es que se centran en sus propios intereses y desatienden a las comunidades.
Las mujeres, en cambio, están acostumbradas a cuidar de sus familias y esto, según Henríquez, les ha hecho desarrollar "más sensibilidad, unidad, colectividad y solidaridad".
Además, añadió, "contribuyen a preservar mejor la cultura ancestral", algo crucial en los días que corren porque la mayoría de los indígenas se ven obligados a emigrar de sus comarcas a las ciudades y a vivir "entrelazados" con otras culturas.
Ella misma abandonó su isla natal con solo 7 años. Sus padres eran muy pobres y la dieron en adopción a una familia de su misma etnia que vivía en la capital pero que apenas tenía cultura indígena.
Cuando años después volvió a Sasardi Muladub, una de las 365 islas paradisíacas que componen el Archipiélago de San Blas, y se dio cuenta de que no se podía comunicar con su padres biológicos porque se le había olvidado la lengua kuna sintió la necesidad de recuperar sus raíces y decidió quedarse.
"Las mujeres somos las mejores guardianas de la cosmovisión de nuestros pueblos, de nuestra artesanía, de nuestra lengua, de nuestras creencias, de nuestra gastronomía", indicó, durante la inauguración de una exposición de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sobre líderes indígenas en la que Henríquez participó como modelo.
En Panamá existen cerca de 400.000 indígenas, que representan alrededor del 11 % de la población total y que se agrupa en 7 etnias principales: Emberá, Wounaán, Kuna, Ngäbe, Buglé, Naso y Bri-Bri.
A pesar de que Panamá ha liderado en los últimos años el crecimiento económico de la región, el país adolece de grandes desigualdades que afectan principalmente a los pueblos indígenas.
Según la última Encuesta de Niveles de Vida elaborada por el Banco Mundial en 2008, el 96,7 % de los indígenas que vive en los 12 territorios indígenas que existen en el país son pobres, mientras que el 72 % de los niñas y niñas menores de cinco años tiene desnutrición crónica.
Henríquez se mostró convencida de que el liderazgo femenino puede ayudar a cambiar este panorama tan desolador, siempre y cuando las mujeres que accedan a las esferas del poder no repliquen ciertas actitudes "dañinas".
"Pasa lo mismo que en el mundo occidental, pensamos que todo va a ser distinto solo porque una mujer llegue al poder y no siempre ocurre así. A veces las mujeres son más machistas que los hombres", alertó.
La visibilidad de las mujeres indígenas y su participación en la toma de decisiones de la comunidad no es la misma que años atrás, reconoció Henríquez.
"Se han dado algunos pasos, sí. Ahora nos dejan asistir a los debates del congreso general de nuestro pueblo, pero aún queda mucho por hacer", afirmó.
La dirigente apostó además por fortalecer la autonomía económica de las mujeres indígenas y ayudarlas a salir del autoconsumo y a empezar a producir para el mercado.
"En mi isla hay varios jóvenes que consiguieron estudiar en la universidad porque sus madres empezaron a vender molas (textil tradicional de la etnia kuna) a los turistas. La independencia económica de las mujeres cambia la vida de las familias indígenas", concluyó.

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