‘Todos los presos son presos políticos'

Actualizado
  • 23/11/2017 01:05
Creado
  • 23/11/2017 01:05
El artista panameño, quien estuvo en prisión por 10 años, criticó el poder y su institución tras presentar su novela autobiográfica ‘La casa de los geckos'

El artista panameño radicado en Verona (Italia), Jhafis Quintero, señaló que ‘todos los presos son políticos' porque, de alguna forma, aquellos individuos se encontraban ‘fuera del amparo del Estado', el cual no logró protegerlos y tuvieron que buscar ‘una economía alternativa'.

Las declaraciones de Quintero —quien cumplió en prisión una condena de diez años por asaltar un banco en San José, Costa Rica— se dieron en el marco de la presentación de su libro autobiográfico La casa de los geckos (Editorial Maya, 2017), que se llevó a cabo anoche en el Centro Cultural de España-Casa del Soldado.

‘El Gobierno debería empezar a trabajar en la imagen cultural de Panamá, fomentar el arte y fomentar artistas',

JHAFIS QUINTERO,

ARTISTA CONTEMPORÁNEO

En este ejemplar, detalla el artista, quien ha representado a Panamá en la 55° Bienal de Venecia, se narran con humor pasajes de su vida: desde su niñez en La Chorrera hasta su paso por la cárcel y su posterior reconocimiento mundial en el arte contemporáneo.

‘En el libro hablo también de que un tipo institucionalizado, un preso que estuvo durante muchos años en ‘la panza de la bestia', no es capaz de reconectarse fuera del contexto de la prisión. Los catalogados como ‘gente guerrera' no sobreviven afuera y se convierten en gente que vive sin techo ( homeless )', comenta Quintero, en una entrevista con La Estrella de Panamá , a su paso por el país.

En todos sus trabajos, tanto en las artes visuales como en la literatura, él comunica que ‘la prisión no resuelve nada'.

Pero su caso fue excepcional. Mientras cumplía su condena, conoció al artista y activista cultural Haru Wells, quien le enseñó el arte y el entonces joven panameño descubrió una nueva forma de canalizar su ‘vocación por la transgresión'.

NIÑO POBRE, NIÑO RICO

Partiendo de aquella afirmación de que ‘la prisión no resuelve nada', Quintero fue cuestionado sobre si, de no ser por su estadía tras las barras, hubiese podido tener acceso a la misma cantidad de literatura que consumió en dicha institución, gracias a Wells.

A manera de respuesta, el artista panameño puso como ejemplo la comparación entre ‘el niño pobre y el niño rico'. ‘El niño pobre no tiene los estímulos cerebrales que tiene el niño rico, el niño pobre no tiene la nutrición justa para desarrollar el cerebro que tiene el niño rico. El niño pobre llega en estos términos mínimos de vocabulario, léxico y demás a una prisión, donde hay otros tres mil niños con el mismo rollo, y, muy probablemente, dentro de este contexto no va a incrementar sus cualidades. Al contrario, se disminuyen', sostiene Quintero.

Y vuelve a afirmar: ‘Cuando estas personas salen institucionalizadas, además, no tienen la capacidad de transferir de manera efectiva sus emociones, pensamientos, etc. El resultado es siempre el mismo: terminan buscando un sitio donde identificarse, no solo psicológicamente, sino lingüísticamente. No se trata de un problema físico (estar fuera o adentro de la cárcel), sino también intelectual y emocional'.

Por eso él mismo se cataloga como ‘un experimento cultural de éxito', gracias al giro que le dio el arte a su vida. Esto se pone de manifiesto en su última novela autobiográfica, que se narra ‘en dos siglos', puesto que entró a prisión en el siglo XX (1994) y salió en el siglo XXI (2004 ). ‘Yo había dejado la máquina de escribir y cuando salí estaba el Internet', bromea el autor, quien vive en Verona, Italia, hace siete años.

Todos estos pasajes de su vida se concentran en La casa de los geckos , un libro narrado a manera de diálogo entre dos pequeños reptiles que, en primera instancia, a Quintero le recuerdan su infancia en La Chorrera.

EL EXORCISMO CONSTANTE

‘El arte me permite exorcizarme de mis demonios, porque todos los tenemos, la gente que está afuera y los que están adentro (de la cárcel). Posiblemente los de adentro tienen algunos demonios acumulados y no tienen herramientas para metaforizarlos, para sublimar los pasos, sino que van del pensamiento al hecho en un momento, con resultados catastróficos', asegura el autor de ‘Spider', un videoarte en el que unas manos salen de los orificios de una pared de cemento para encontrarse y una de ellas escribir con el dedo: ‘existo'.

A su paso por Panamá, comparte Quintero, fue a visitar a reos de El Renacer, entre quienes se encontraban jóvenes de 15 y 16 años.

‘Luego de hablar del éxito en el arte y el libro, pasamos casi de inmediato al ‘sí se puede”, resaltó el artista, con referencia al mensaje de motivación que dejó en el centro penitenciario. ‘Afuera los van a juzgar', añade, pero aclara que esto se debe a que ‘la sociedad no está preparada para gente diferente'.

Finalmente, tras ser consultado sobre el escándalo de ‘Panama papers' y casos de corrupción en los que aparece el nombre del país, Quintero menciona que el Estado tiene la oportunidad de cambiar esta percepción desde la cultura.

‘El Gobierno debería empezar a trabajar en la imagen cultural de Panamá, fomentar el arte y fomentar artistas. Esto es una cosa de imitar de los grandes países', subrayó el artista, autor de la performance ‘Prótesis', en la que hacía referencia a cómo los reclusos vulneraban las paredes y barrotes para enviarse mensajes.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus