Los jardines japoneses

Actualizado
  • 09/09/2018 02:00
Creado
  • 09/09/2018 02:00
Existen tres grandes jardines conocidos como ‘los más famosos del Japón' debido a que desde el punto de vista nipón cumplen a cabalidad con el concepto de setsugekka, que se traduce como nieve, luna y flores

Un lugar de visita obligada en Japón son sus jardines, cualesquiera de los miles que hay en todo el país. Su belleza para el espectador puede surgir de la mezcla de texturas, colores, sonidos, silencios y lo espectacular de sus paisajes. Todos desbordan tranquilidad tanto para quienes los recorren como para los que prefieren sentarse a admirarlos, son unos paraísos cuyo diseño se ha ido depurando y estilizando por milenios.

‘Cada prefectura cuenta con jardines grandes, medianos o pequeños y solo en Tokyo hay más de cincuenta'.

Todo el conocimiento que tenemos de su construcción en la actualidad se lo debemos al poeta cortesano del siglo XI Tachibana no Toshitsuna (1028-1094), quien compiló el Sa-kuteikio ‘Registros de creación de jardines', en el que se explican los elementos integrantes, la composición, razones estéticas del posicionamiento de elementos como agua, piedras o árboles y las reglas que permiten no solo organizar un lugar hermoso, sino que brinden prosperidad y buena fortuna a sus dueños.

En sus inicios durante el período Nara (710-794), los señores feudales construían jardines para mostrar su riqueza, y sus diseños provenían de los intercambios culturales con China, Corea y Japón; luego, con la influencia del Budismo, se le añadirían lagunas e islas para que los aristócratas del período Heian (794-1185) pudiesen navegar. Durante el Muromachi (1335-1573) con la llegada y aceptación del Budismo Zen sus conceptos de auto examen, iluminación y disciplina zen embeben su creación.

Para los occidentales, el uso de la palabra jardín evoca un espacio con plantas y flores dentro del terreno de una vivienda, pero en Japón incluye desde el pequeño jardín casero hasta los grandes parques a los que agrupan en diversas categorías: Chisen teien que contiene un estanque, Karesansui teien utilizan arena blanca, grava o piedras para imitar el agua y Chaniwa los que se encuentran al rededor de una casa de té.

Hay seis características ‘ideales' que los jardines deben tener para ser apreciados por los japoneses: Kodai o que el lugar sea grande; Yusui, que tenga vistas profundas y tranquilas; Jinriki, que contenga objetos artificiales como puentes o faroles; Soko, que sea o parezca antiguo y emane mucho encanto; Suisen, que haya mucha agua en estanques, riachuelos o cascadas y Chobo, que tenga vistas panorámicas del lugar o sus alrededores.

Estas especificidades que para los occidentales pueden parecer extrañas son comunes a los japoneses aunque no siempre fueron así, tanto que el propio Toshitsuna escribió: ‘¡Me causa risa cuando visitantes ignorantes insisten en que se les diga el estilo específico de cada jardín que visitan!'. Existen tres grandes jardines conocidos como ‘los más famosos del Japón' debido a que desde el punto de vista nipón cumplen a cabalidad con el concepto de setsugekka, que se traduce como nieve, luna y flores. La fama la han ganado porque estas tres expresiones de la naturaleza consideradas las más hermosas se pueden apreciar en todo su esplendor. Ellos son el Korakuen, construido en Okayama en 1687, por un señor feudal como lugar de entretenimiento para la familia reinante. El Kairakuen en Mito, construido por el señor feudal Nariaki Tokugawa en 1841, era uno de los pocos abiertos al público y su nombre significa ‘Jardín para disfrutar juntos', el cual es famoso además por sus más de tres mil árboles de ciruelas que al florecer brindan a los visitantes un hermoso espectáculo y el Kenrokuen en Kanazawa, cuya construcción duró cerca de doscientos años y fue hecho por la familia gobernante Maeda como el patio del castillo. Su nombre significa ‘Jardín de las seis sublimidades' ya que es el único del país en que se pueden apreciar las características Kodai, Yusui, Jinriki, Soko, Suisen y Chobo.

Los jardines karesansui, fuertemente influenciados por el budismo zen durante el período muromachi, aparecieron en dos vertientes, mientras que algunos de estos tenían puentes y ‘cascadas', los monjes estilizaron su creación y consideraron que la observación del minimalismo les ayudaba a concentrarse fácilmente y de forma rápida, esto les permitía llegar al estado de iluminación y alcanzar el verdadero conocimiento del sentido de la vida.

Nacidos en el Kyoto del siglo XIV y de un minimalismo singular estos paisajes se encuentran siempre rodeados por un muro que los circunda, no se puede deambular por ellos y deben ser observados y contemplados desde una terraza de madera fuera del jardín. El más famoso de todos es el Ryoanji en Kyoto, un rectángulo de trescientos cuarenta metros cuadrados de gravilla blanca con quince rocas distribuidas en cinco grupos de dos, tres y cinco.

El famoso autor de temas japoneses, Lafcadio Hearn (1850-1904) escribió sobre este tipo de jardines: ‘Para entender la belleza de los jardines de rocas, es necesario comprender —o por lo menos aprender a comprender— la belleza de las rocas... [H]asta que no aprecie que las rocas tienen personalidad, tonos y valores, todo el sentido artístico del jardín, no se revelará ante sus ojos.'

El Ryoanji además esconde un secreto que no es revelado a los visitantes, las quince rocas que lo coronan solo pueden ser vistas desde un punto específico y se requiere mucha concentración para encontrarlo.

Cada prefectura cuenta con jardines grandes, medianos o pequeños y solo en Tokyo hay más de cincuenta, cuyos tamaños oscilan desde los quinientos metros cuadrados hasta los increíbles un millón setecientos mil metros cuadrados del Parque memorial de Showa.

La cultura del jardín ha traspasado las fronteras de su Japón natal y debemos recalcar que ir a Japón y no visitar uno es perderse una maravilla natural hecha por el hombre; no obstante, hay algunas opciones en países latinoamericanos como Costa Rica, República Dominicana, Argentina, Chile, Cuba y Uruguay entre las decenas que existen al rededor del mundo.

A pesar de la singular belleza que todos los jardines japoneses contienen, personalmente consideramos que los Karesansui o de paisaje seco son excepcionales, tal vez porque de alguna forma nos recuerdan los bodegones o naturalezas muertas del siglo XVII.

Rolando José Rodríguez De León es Doctor en Comunicación Audiovisual y Publicidad, por la Universidad Complutense de Madrid

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