Un museo religioso, meta natariega

Actualizado
  • 04/12/2018 01:00
Creado
  • 04/12/2018 01:00
La Fundación Natá de los Caballeros, Siglo XXI impulsa la creación de una pinacoteca en la basílica de Natá

Unas paredes que desbordan historia. Su alta e imponente torre es ícono de la estructura. La armónica fachada blanca y sus tres portones de roble es lo que engancha la mirada de quien se postra frente a ella. La Basílica Menor de Santiago, la segunda iglesia más antigua del hemisferio occidental y declarada Monumento Nacional en 1941, pretende presumir su primer museo histórico religioso.

Y es que este es el ‘proyecto bastión de la Fundación Natá de los Caballeros, Siglo XXI', dice Benedicto Agrazal representante de la organización.

A unos 226 kilómetros de la ciudad capital, se encuentra el templo, en Natá, ‘un pueblo lleno de cultura y sentimiento panameño', destaca Agrazal, quien describe que en la capilla, ya restaurada, se quiere exponer piezas arqueológicas, la campana más antigua de la región, cuadros, imágenes... ‘en fin, nuestra historia', resume.

Según el también docente, desde hace ya varios meses se han realizado los estudios pertinentes para la apertura del establecimiento. ‘Nos han visitado museógrafos. Y hemos enviado las cotizaciones pertinentes para la ejecución del proyecto', subraya. ‘Queremos abrir lo más pronto posible', resalta.

De un pasillo a otro, ‘el visitante se cruza con las más interesantes figuras religiosas que llevan siglos de existencia: ocho altares tallados, lienzos, el impresionante púlpito, desde el cual los sacerdotes daban la misa en los tiempos de colonia, hacen que uno se emocione', describe con nostalgia. ‘¡Imagínense un museo con todo esto!', agrega, porque para él ‘un natariego conoce el significado de su iglesia'. Lamenta que ‘la inclemencia del tiempo' ha perjudicado algunas estructuras y que no han contado con los ‘recursos para restaurarlos'.

El motivo que impulsa a la institución es la recuperación de la cultura el país. ‘Nosotros de alguna manera hemos sido olvidados. Natá ha crecido y queremos promover nuestras costumbres, hacer obras...', expresa el natariego que ha dedicado parte de su vida a promover las tradiciones de su gente. ‘No nos damos cuenta de que todos somos un producto cultural. Debemos ver la cultura como una inversión', reflexiona.

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