‘Halfway to Dawn': las contradicciones de la danza

Actualizado
  • 26/03/2019 01:00
Creado
  • 26/03/2019 01:00
La pieza teatral dirigida por el coreógrafo David Roussève, basada en el mundo interior del jazzista y afroamericano Billy Strayhorn, cerró la fiesta del Festival de Artes Escénicas (FAE)

El noveno Festival Internacional de Artes Escénicas (FAE) culminó el pasado 20 de marzo con el público recompensando a los bailarines de ‘Halfway to Dawn' con un largo y caluroso aplauso de pie. La pieza de danza contemporánea estadounidense mantuvo por casi noventa minutos la atención del público en el Teatro Balboa que parecía hipnotizado por la intensidad de los movimientos de los bailarines y el juguetón concepto de arte visual. Si a esto le sumamos que la obra busca reconocer y valorar la vida de un activista negro y homosexual del siglo pasado, cualquiera pensaría que yo también disfruté la pieza. Sin embargo, esta obra, que combina danza, teatro y artes visuales, no apeló a mis emociones y me pareció altamente aburrida.

La pieza del coreógrafo David Roussèv gira alrededor de Billy Strayhorn, un compositor de música jazz de los Estados Unidos de principios del siglo pasado. Según nos explica el programa de mano y una serie de textos que se mostraban en pantalla y que por alguna razón solo aparecían en inglés, la figura de Strayhorn no es conocida en los Estados Unidos y mucho menos en Panamá. Pero su música ha estado en cientos de clubes y hogares del norte por los últimos 80 años. Por razones que no quedan del todo claras, Strayhorn decidió permanecer en las sombras y dejar que su socio Duke Ellington tomase el crédito por lo que escribió durante muchos años. Esta actitud pasiva contrasta fuertemente con su total apertura a su orientación sexual en la década de los 40 y el activismo que ayudó a liderar con Martin Luther King. Pero esta pieza va mucho más allá de compartir detalles biográficos de un artista poco convencional. Como buena propuesta de arte contemporáneo, la pieza deconstruye las diferentes emociones, ideas y experiencias vividas de este personaje. Estos elementos se presentan sin un hilo que los una como proyecciones de arte visual, diapositivas de texto, dramaturgia, movimiento y música. La propuesta es que el público tome estas piezas como un rompecabezas emocional donde por más esfuerzo que haga, jamás llegará a embonarlas todas nítidamente en una imagen coherente y satisfactoria. Como la vida misma, la pieza está llena de contradicciones, cambios de tonos y códigos. Los personajes son abstractos, y supongo, porque no me quedó claro, representan los diferentes estados de ánimo dentro de la vida del compositor y las personas que lo rodearon. Estos constantes cambios durante la pieza y personajes poco definidos crearon un distanciamiento muy marcado entre los artistas, la pieza y yo. Como público no me quedaba claro por qué debía invertir más tiempo en esta pieza que se rehusaba a propósito a engancharme emocionalmente. Sin un compromiso emocional, me distraía pensando en los elementos técnicos y los procesos artísticos que nos mostraban en escena.

‘Los constantes cambios durante la pieza y personajes poco definidos crearon un distanciamiento muy marcado entre los artistas, la pieza y el espectador',

JAVIER STANZIOLA

CRÍTICO DE TEATRO

Mientras que la música y el movimiento son la fuerza principal de esta obra, el trabajo de videoarte ayudó a fusionar un poco los diferentes elementos regados sin mucho orden por toda la pieza. Por ejemplo, la imagen de un payaso en cámara lenta que mira al público fijamente nos muestra un sinnúmero de emociones. Supongo yo que esta imagen representa los conflictos internos de Strayhorn, que, como dicta el cliché del buen artista estadounidense, tenía que sonreír por fuera por más que el cigarrillo y el alcohol lo estuviesen consumiendo por dentro.

El gran logro del FAE es mostrar en Panamá conceptos artísticos que por un sinfín de razones presupuestarias y de voluntad política no abundan en nuestras salas. Esta pieza en particular es un ejemplo de los grandes esfuerzos que se realizan en las artes escénicas para integrar tecnologías digitales con propuestas que combinen la danza, el teatro y la música. La reacción positiva del público esa noche sugiere que estamos sedientos de este tipo de propuestas y a lo mejor pronto a nivel local tengamos el coraje de montarlas de manera continua, quizá con un poquito más de enganche emocional, textos en español y picante panameño.

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