‘El guayacán de la República de Chiriquí'

Actualizado
  • 29/04/2019 02:00
Creado
  • 29/04/2019 02:00
Una mirada descriptiva a la faena y legado de Manuel E. Montilla, un artífice multidisciplinar

‘Toma hacia el barrio Doleguita y te diriges por la calle que va a la feria, segunda al oeste. Allí encontrarás un letrero que dice ‘No molestar, cerebro meditando'; sigue las indicaciones de ese cartel y verás que llegarás a mi casa'.

Era el año 1979, hacía casi 12 meses que había regresado de Italia después de terminar mi preparación académica en Florencia, y el Instituto Nacional de Cultura (INAC) de Panamá, me enviaba a la ciudad de David a trabajar y organizar la Escuela de Artes Plásticas de Chiriquí.

El primer pintor que se me acercó fue Manuel E. Montilla, y gracias a su particular indicación de seguir los carteles, ‘cerebro meditando', colocados en la calle, pude encontrar su vivienda.

En ese lejano 1979, fui capturado por la capacidad de Manuel Montilla para crear obras inusuales, fuera de los contextos tradicionales. Los estímulos sobre la conceptualización que marcaban mi norte después de mi estadía en Europa, eran manejados por este artista chiricano con mucha facilidad.

Noté que el conocimiento adquirido por Manuel Montilla provenía de su autodisciplina para aprender todo lo referente a las artes y yo, en esa visita, me trasformé en un libro abierto para la curiosidad de mi anfitrión.

Manuel Emilio Montilla Pascual, un personaje que abrió en mí un particular respeto y admiración, del que aquí escribo en esta octava entrega.

Descendiente de Ras Tafari Makonnen, por línea paterna y por la materna de un salteador de caminos coclesano y conscripto con Victoriano Lorenzo.

Así, queridos lectores, mi ancorada invitación, para que me acompañen en la descripción de este creador de la plástica panameña.

LA LIBERTAD NO SE PIDE

El primogénito Manuel nace en el 1950 en Etiopía, de madre coclesana y padre panameño de ascendencia árabe-hindú, que emigraron a tierras africanas en busca de nuevas oportunidades, para luego regresar a tierra istmeña cuando el neonato, futuro artista, surcaba los primeros meses de su existencia.

La mística historia personal, llena de detalles, difíciles de comprender para una distraída mente, nos abre grotescos escenarios cuando recordamos a su abuela paterna, que trabajó en cruceros desde Colón hacia muchos lugares del mundo, que tuvo 27 hijos, se casó 8 veces y mató a 7 de sus maridos, pero paradójicamente mujer culta que hablaba 15 idiomas y que dejó a través de su comportamiento y prescrito en una frase, la fiereza de la mujer panameña: ‘La libertad no se pide, se asume'.

QUISO SER MÚSICO

De esta manera es que el joven Manuel Montilla crece en la ciudad capital, donde asistió al Colegio José Dolores Moscote, allí empieza a sobresalir su espíritu creativo.

Gana varios premios de pintura; pero, sin haber disfrutado de sus triunfos, sus padres se mudan a la ciudad de Colón y lo matriculan en el Colegio Abel Bravo, donde deja huellas inolvidables.

El ecléctico muchacho gana muchos premios artísticos para dejarnos a memoria la obra sobre Juan Navas Pájaro, de exquisito valor nacionalista.

Así, en el confuso trajinar de su familia, aparece Coclé y otros lugares, hasta llegar a la ciudad de David con apenas 16 años, donde sus padres le consiguen un buen trabajo como ayudante rotulista en la Cervecería Chiricana. Es ahí donde se asienta la certeza del lugar añorado, la ciudad que acogerá su intimidad y donde podrá abrazar los suspirados anhelos.

Encontrado el ‘Edén'; la casa donde hacer crecer sus raíces, Manuel recuerda cómo lograba oír música en su interior, proveniente de lejanas ciudades donde se mezclaban sonidos africanos, murmullos hindúes y música clásica europea, pero que nunca le fue brindada la oportunidad de ser un músico de profesión.

A lo que yo le respondí: ‘¡Gracias a Dios!' -para levantarle la moral– Panamá ganaba un extraordinario artista y perdía a un pésimo Ceferino Nieto (carcajadas fraternas).

EL INCANSABLE PROMOTOR

Esta narración, que pretende ser una presentación, no sería justa si no enumerara la cantidad de acciones colectivas que organiza y recoge a los jóvenes pintores en torno a la figura de Manuel Montilla.

‘En ese lejano 1979 fui capturado por la capacidad de Manuel para crear obras inusuales, fuera de los contextos tradicionales. Los estímulos sobre la conceptualización que marcaban mi norte después de mi estadía en Europa, eran manejados por este artista chiricano con mucha facilidad'

Recordamos (menciono solo algunas) al grupo Metamorfosis, el primero de muchos por venir y que nació con mucha dificultad; grupo Expresión, que creó instalaciones artísticas en La Casa Embrujada, instaurando la Galería Expresión. La recordada exposición de 24 artistas chiricanos en el Dexa de Panamá, las dinámicas iniciativas de La Pinacoteca y las gestiones que abrieron espacios en aquel momento a jóvenes talentosos como: Verísimo Castillo (q.e.p.d) Chicco Miranda (q.e.p.d.) Edwin Miranda, Virgilio Castillo, Alfredo Castillo, Nora Inés Palma Taylor (q.e.p.d), Marisol de Obaldía, Julio Reyes, Wilfrido Quirós, José Pittí Del Cid, Aria Elena Santamaría, Diana Brugiatti, Yolanda Berrón, Alfonso Caballero Flores y otros.

Todos ellos alimentaron desde los años setenta hasta nuestros días el fervor artístico de la lejana provincia, sostenidos por el particular carácter de los chiricanos, por la iniciativa propia de gestionar en autonomía y con sus propios medios .

Manuel Montilla en su incansable labor promueve a sus coetáneos fuera de la provincia y del país, construye relaciones internacionales para abrir puentes y traer a la ciudad de David importantes artistas de talla mundial.

EL TRÓPICO MISTIFICADO

‘La mística historia personal, llena de detalles, difíciles de comprender para una distraída mente, nos abre grotescos escenarios cuando recordamos a su abuela paterna, que trabajó en cruceros desde Colón hacia muchos lugares del mundo, que tuvo 27 hijos, se casó 8 veces y mató a 7 de sus maridos'

Manuel Montilla es un artista multidisciplinar; su obra abarca infinidades de fronteras. A los albores de sus inicios las piezas multifacéticas se multiplicaban cada vez más en el imaginario colectivo, hasta desembarcar en nuestro presente con obras que evocan un particular trópico mistificado, a tal fin, utiliza el acrílico, la serigrafía, la reproducción digital, en una interesante convergencia técnica, nunca antes vista en Panamá, y eso lo presenta como ‘único' en el panorama artístico.

Manuel Montilla se desnuda en sus intimidades, confiándome que ‘el artista no debe vivir del arte, porque debe someterse al mercado', prosigue diciéndome ‘no me fío en los estilos ni en las maneras pictóricas, miro más bien dentro de la literatura'. Sigue: ‘no trabajo bajo imperativos precisos, me mantengo libre porque yo trabajo para mí' y termina pestañeando, mirando el vacío, con una afirmación a la que no pretende encontrarle respuesta: ‘Tampoco pienso en transcender, por eso no me interesa el mañana'.

Cuando nos encontramos con Manuel Montilla y lo oímos hablar, vemos aquel muchacho maduro del 1979, que todavía nos alza sus imaginarios carteles, repitiéndonos al infinito que allí (dentro de él) hay un cerebro meditando, que no quiere ser molestado.

MANUEL MONTILLA, UN ARTISTA PLÁSTICO CUYA OBRA ABARCA UN CÚMULO DE FRONTERAS

Investigador visual y literario, gestor cultural, editor y diseñador de libros, curador de arte, comunicador social, bibliófilo, artista plástico pluridisciplinario, con múltiples galardones. Tiene inéditas obras de teatro, cuento, poesía y ensayo. Colabora con textos literarios, ensayos, dibujos, ilustraciones y fotografías en diversas publicaciones nacionales e internacionales.

Organizador, gestor y promotor de gran número de exposiciones pictóricas, talleres de poesía y literatura, conversatorios de arte, muestras de fotografía, escultura, diseño, música, festivales de cine, vídeo, teatro y eventos culturales en general, con artistas nacionales y foráneos.

Ha participado en talleres de preceptiva literaria y poesía con los poetas Dimas Lidio Pitty (Panamá), Adriano Corrales Arias (Costa Rica), Roberto Manzano (Cuba), Laura Yasán (Argentina), Álvaro Mata Guillé (Costa Rica), Matilde Real de González (Panamá), Consuelo Thomas Fitzgerald (Panamá), dramaturgia con Neysa Ferguson (Panamá) y ensayo con Víctor Manuel Rodríguez (Panamá).

Cuenta con varias obras propias en edición alternativa. Entre ellas, Un hombre caminando - Bocetos para poemas de Jorge Debravo , presentada en el IV Encuentro Centroamericano de Escritores, San José, Costa Rica, en abril del 2007 y Todo lo que usted nunca quiso saber sobre arte y no le importará dejar en el olvido ', Ediciones Fundación, enero 2009. Participa, edita e ilustra el poemario ‘Furtivos del Taller de Poesía Erótica' en David, Chiriquí, septiembre 2017.

Con el proyecto Fundación para las Artes Montilla e Hijos aspira a consolidar el patrimonio étnico, cultural, plástico y literario, que ha reunido y preservarlo como un legado para la región.

Reside en David, Chiriquí, donde se dedica a la gestión cultural y patrimonial, a la investigación visual y literaria, al diseño gráfico, a la edición de libros y al arte público.

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