Pascual Rudas Camilo y el lugar mágico en Panamá

Actualizado
  • 26/08/2019 02:00
Creado
  • 26/08/2019 02:00
El artista comenzó desde muy pequeño a practicar con los cómics de Kaliman y Memín, únicas ventanas pedagógicas para alimentar su innato talento artístico. Aristides Ureña Ramos, exponente de la plástica nacional, nos habla de su vida y obra

Existe un lugar en Panamá donde los vientos traen la magia de un hechizo encantador, las aguas se vierten con lejanos secretos y la naturaleza protege a sus habitantes… en ese lugar existe una cualidad muy particular: la habilidad de captar el alma de las proporciones, los colores de la naturaleza y saberlas representar.

Un lugar mágico

Albina de Calzada Larga, en el corregimiento de Caimitillo, es el lugar mágico que nos ha brindado muchos silenciosos pintores y dibujantes que, calladamente, se han desplazado en el ambiente cultural panameño, pintores como Henry Bellido, Idielgo Pérez, Enoc Rudas… y otros desconocidos que, procedentes del mismo lugar, hoy nos sorprenden por la calidad pictórica de sus obras.

Entonces, nos preguntamos: ¿Qué tiene de extraordinaria esa zona? Descifremos este misterio. Esta subcuenca donde está colocada Albina se empezó a poblar desde la década de 1900; primero por algunos hombres solos que se aventuraron a buscar nuevas tierras para establecer sus cultivos. Luego, llegaron unas pocas familias que se empezaron a establecer por los márgenes del tramo medio del río Chilibrillo.

En 1911 se represan las aguas del río Chagres para construir el lago Gatún, lo que provoca la desaparición de comunidades a orillas del río Chagres como Gorgona, Matachín y Las Cruces. Los desplazados se establecen en lo que hoy es Chilibrillo Centro y Calzada Larga. El nombre de esta última se debe a que por allí iba una calzada larga de piedra que era utilizada desde la época de la conquista para ir desde Panamá Viejo hasta Portobelo.

Debido, principalmente, a la falta de vías de acceso, otras partes de la subcuenca permanecieron poco pobladas hasta la década de 1930. Con la construcción de la carretera Madden, en 1929, algunos de los que trabajaron en la obra se establecieron a lo largo de la ruta, especialmente en lo que hoy es Albina, Chilibrillo Centro y Buenos Aires, y al poco tiempo trajeron a sus familias.

Sin embargo, fue la construcción de la carretera Transístmica, inaugurada en 1942, el evento que marcó el punto de partida para toda una serie de cambios drásticos en esta subcuenca… y es desde ahí que nace la historia de un talentoso pintor del que hoy les hablaré: Pascual Ruda Camilo.

La familia Rudas Camilo llega a Albina de Calzada Larga por los años setenta, donde crían a 12 hermanos, de los cuales siete son varones y todos poseen el don del buen dibujo —bizarra coincidencia, ¿verdad?— desconocemos, hasta el momento, si de las hermanas hay alguna con la predisposición a las artes.

Pascual, el quinto de la camada, desde su niñez se sintió atraído por los trabajos de su segundo hermano mayor, José. Comenzó desde muy pequeño a practicar con los cómics de Kaliman y Memín, únicas ventanas pedagógicas para alimentar su innato talento artístico. Entre sus hermanos había mística compartida, lo que hacía fuerte el núcleo familiar, pues en todo el vecindado existían muchachos con capacidades extraordinarias para el dibujo y la pintura… todo ello sin soporte escolar, mucho menos académico. Albina de Calzada Larga es el territorio donde la diosa de las Bellas Artes cubrió con su manto de dones a sus habitantes, pues es un territorio colmado de talentos que hoy nos deleitan con sus costumbristas obras

Lo maravillosamente extraño es que, en Veraguas, existe otra estirpe del mismo apellido Rudas, que también posee el don del dibujo y de la pintura muy marcada en sus genes.

Pascual, por voluntad paterna, estudia para electricista y se matricula en la Escuela de Artes Plásticas de la ciudad de Panamá. Ahí estudia con el profesor Luis Aguilar Olaciregui, que lo introduce a las técnicas al óleo hasta que el maestro Silfrido Ibarra lo toma de su mano y lo ayuda a surcar el mundo profesional de las Bellas Artes, llegando a exponer sus obras en Weil Art Gallery de Carlos Weil.

Los bañistas ‘son las obras que siento por dentro'

Hace un par años me encontraba observando los cuadros de una subasta en Panamá. Desde lejos fui atraído por un hermoso cuadro en azul; allí en ese océano cristalino, flotaban pequeñas figuras que parecían murmurar el movimiento del oleaje. El cuadro me capturó especialmente porque no se cerraba ni se doblaba hacia adentro; por el contrario, se abría —cosa extraña para la pintura panameña— además, con poco empaste de colores, lograba definir el difícil movimiento del océano.

La acción de las pequeñas siluetas —nadando, tal vez suspendidas, pero sí flotantes— eran intervenciones no casuales, porque vienen dictadas por una memoria de lejanos recuerdos… Que, al descubrir quién era el pintor y observar otras obras suyas, esa constante de ‘lejanía' y añorados recuerdos, son pilares primordiales para acercarse a estas pinturas.

Pascual Rudas suele, inconsciente y conscientemente, regresar a una memoria onírica y de recuerdos. Utiliza a sus bañistas para trasmitir un personal estado de ánimo, y es por eso que nos coloca, a través de su ‘mirada pictórica', como un espectador de un acontecimiento… es la manera personal para comunicarnos la esencia de su personalidad.

Lo que me indujo a seleccionar a Pascual para el escrito de esta semana es el hecho de que en sus trabajos existe una chispa que lo distingue de los demás, que son: coherencia y novedad en su manera de pintar, contenido y pensamiento en su obra, infatigable trabajador del pincel y modestia personal. Estas características lo alejan de la mediocridad y de la pintura taquillera, pues las cualidades que llevan a la maestría pictórica necesitan de estos simples elementos, para que el tiempo madure su excelencia pictórica.

El océano soñado

De pequeño (de 3 a 5 años), Pascual estuvo viviendo en un edificio frente a la bahía de Panamá y desde su balcón veía el mar hasta que fue llevado a Albina a sus cinco años, donde la presencia de la selva, los ríos y el gran lago, eran sus imaginarios compañeros. Pues el océano en sí, lo imaginaba y lo inventaba en sus cuadernos de dibujo, hasta llegar a capturarlos por completo en sus telas… y fue así que surgió una manera dulce y tranquila de sublimar la belleza, soñando el océano, con solitarias siluetas de niños y lejanas islas, donde muchas veces aparecen escaleras que nos conducen, sin que reclamemos, a ningún lugar. Y esa es la magia inventada por un delicado pincel.

El misterioso lugar

Siempre he creído que existe un lugar donde corre siempre el viento y escasa es la palabra. Allí, en ese lugar, demora el corazón del buen pintor, refugio de las diosas de las artes.

Pero al conocer esta increíble historia de Albina en Calzada Larga, territorio usado en la antigüedad como ruta de pasaje entre Portobelo y Panamá Viejo, donde sus confines son protegidos por la caparbiedad de sus moradores, lugar donde germinan los talentos como el frijol de palo, debo confesar que me siento incrédulo de que en verdad existe un lugar donde los misterios de las artes se hacen vivientes y el talento brota como manantial incontrolado. Pues para muestra un botón, las obras de Pascual Rudas y todos los valiosos muchachos procedentes de ese lugar son una realidad que todos debemos conocer.

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