Los secretos del lenguaje no verbal

Actualizado
  • 03/01/2020 00:00
Creado
  • 03/01/2020 00:00
Hombres y mujeres tienen pensamientos totalmente distintos y en la buena comunicación, el saber escuchar y observar es clave para una convivencia ideal, más aun cuando su esposa, hija o novia está enviando señales clarísimas a través de su lenguaje corporal
¿Alguna vez escuchó el título del libro Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus? Esta frase no está muy lejos de la realidad. Son dos tipos de pensamientos totalmente distintos y en la buena comunicación, el saber escuchar y observar es clave para una convivencia ideal, más aún cuando su esposa, hija o novia está enviando señales clarísimas a través de su lenguaje corporal de que algo no está bien, pero que algunos hombres “emocionalmente poco inteligentes” no saben detectar.
Los secretos del lenguaje no verbal

¿Será complicado entenderlas? ¡Sí! No vamos a tapar el sol con un dedo; sin embargo, con la observación, el saber escuchar y callar logra magia en la relación hombre/mujer.

El hombre que no sabe callar tampoco sabe hablar. Cuando no tenga nada que decir, no lo haga; una defensa débil fortalece a su oponente, y el silencio es menos perjudicial que una mala respuesta.

Ahora bien, en algún momento se debe entablar el diálogo, y aquí viene el arte del lenguaje no verbal.

Los secretos del lenguaje no verbal

Si ella habla: Quiere tener toda su atención; de hacerlo demuestre que es importante para usted, lo que es fundamental para que ella sienta que la toma en cuenta. Así que tome una actitud alerta (no defensiva) y no deje que nada se interponga en el momento.

Cuando ella dice “Vamos a hablar...” al hombre le da un pequeño infarto en el miocardio, pero trate de mantener la compostura y por sobre todas las cosas, escúchela y no la interrumpa, espere que haga pausas. El creerse la última soda de la maquinita y buscar la razón a toda costa, aunque no la tenga, es lo peor que puede hacer.

No todo es culpa del síndrome premenstrual. Quien ponga este argumento como bandera en un diálogo, es prácticamente hacerse un haraquiri (ritual de suicidio japonés por desentrañamiento), y seamos realistas, ¡el hombre tiene lo suyo para que una mujer salga de sus casillas!

Hay hombres que hablan pero no escuchan lo que dicen o cómo lo dicen. Conectar el cerebro con la lengua es clave y un acto de madurez. Nunca, nunca, nunca; repito, nunca, le pregunte “¿Estás molesta?“. Si lo está, pasará una de dos, o lo negará rotundamente o logró abrir la represa del Niágara.

Existen los famosos “agresivos pasivos” que detonan la quinta guerra mundial. Ejemplo: Por tres días su esposa le dice “recoge tus zapatos de la sala”, “saca la basura”, “mira las medias tiradas en el suelo y fuera de la ropa sucia” y por tres días el hombre hace caso omiso al llamado de atención; al cuarto, la mujer tira los zapatos por el balcón, avienta la basura por la ventana y lo manda a la “Quinta Vergara” por no recoger la ropa sucia... Para luego, el hombre decir “¡No sé por qué se molesta si lo iba a hacer!”, luego de tres días de pedírselo en buen tono.

Con ellas, la única solución para los problemas es la comunicación. Esto no es simplemente “hablar cosas mundanas”, sino hablar de sentimientos (cosa que a los hombres nos cuesta muchísimo). Recuerde que si no hay comunicación, los problemas no van a resolverse solos y no permita que el celular sea el tercero en su relación.

No se imagina cuántas parejas he visto en los food courts los fines de semana sin entablar un diálogo por el bendito celular y cuidado que ese era el único momento de la semana en el que podían compartir.

Cuando quiera comunicarle un problema, debe dividirlo en tres partes: La primera es el problema en sí; la segunda, el cómo lo hace sentir; y la tercera, cuál es la acción que considera emprender para cambiar o mejorar.

Caballero hasta la muerte, algo que parece que sí se murió. Existen actitudes que las mujeres siempre querrán que demuestre, como por ejemplo la caballerosidad y ser agradable con sus familiares y amigos, aun cuando le caigan “de la patada”.

¡Las mujeres se derriten por el romance! Expresar su amor es absolutamente necesario todos los días; no lo deje al “ella sabe que la quiero”. Si ella fuera adivina, hace rato estuviera viviendo en alguna mansión; la manera como lo exprese, queda de su parte.

No se trata de regalarle flores o dulces a cada rato. Simplemente hágale saber que piensa en ella y cómo lo hace sentir de una manera creativa.

Su estatus de “macho” no está directamente relacionado a la velocidad con que conduce; apresurarse mientras la acompaña no es nada agradable para ellas. Más aún, parecerá que quiere reducir el tiempo compartido al mínimo.

Sea protector, no posesivo. No son “su propiedad”, y no hay nada peor para ellas que ser tratadas de esa manera; y por último, pero no menos importante, recuerde que la manera más rápida de perder a una chica es mentirle. La honestidad es clave.

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