La salud pública y su rol en la modernización panameña

Actualizado
  • 01/09/2020 00:00
Creado
  • 01/09/2020 00:00
Expertos han elevado la preocupación desde el sector Salud, en cuanto a los pocos avances en la implementación de políticas públicas que permitan una mayor inversión económica y de recursos en la investigación médica y científica en el país
El fotógrafo Edward Muybridge recopiló testimonios fotográficos de la ciudad de Panamá en 1875.

En el marco de la celebración por los 501 años de la ciudad de Panamá durante el mes de agosto, la Ciudad del Saber y el Centro para la Integración de la Naturaleza y las Ciudades (Cinc) llevaron a cabo el webinar 'Salud pública en la historia y el territorio', en el que se destacó el rol histórico de la salud en la formación y fundación de la capital panameña desde 1519 hasta la actualidad.

El encuentro virtual tuvo como exponentes a los expertos Mónica Guardia (periodista de historia y autora), el Dr. Jorge Motta (médico investigador) y Alonso Ramos (sociólogo y docente universitario), quienes explicaron desde diversas aristas las figuras de la historia que hicieron posible el saneamiento del país, en una época en que este punto geográfico era considerado un “lugar de muerte” por su altas tasas de mortalidad y baja presencia médica efectiva.

“Nadie sabe a ciencia cierta porqué, habiendo tantos sitios mejores a pocas leguas, muchos de ellos dignos de alabanza, se estableció asentamiento humano en esta parte del mundo que bien puede considerarse como la antesala del averno”, escribió Pedro Rivera en su obra Las huellas de mis pasos ganadora del premio Ricardo Miró en 1993. Este extracto, como explicó Guardia durante su intervención, representa el inicio de la historia de Panamá y a su vez de las intervenciones médicas que surgirían con la evolución de la población.

Pasando por la caída del imperio español hasta la separación de Panamá de Colombia, el istmo había sufrido una decadencia y abandono, sin un panorama de seguridad pública, cifras de pobladores enfermos o fallecidos en constante aumento, y una expectativa de vida de 30 a 40 años “no muy diferente del promedio para la época en la región”, según indicó la periodista.

La labor de saneamiento de William Gorgas, en 1905, logró la construcción de un acueducto y alcantarillado en la ciudad.

“Panamá adquirió notoriedad y fama como 'sitio de muerte' durante la construcción del ferrocarril transístmico entre 1850 y 1855 durante la Fiebre de Oro”, comentó, “se sufrió un periodo de decaimiento y la construcción del canal francés, en 1880, se convirtió en la esperanza de los panameños”.

Pero a la llegada de los franceses, el pueblo panameño no presentaba condiciones salubres que permitieran el trabajo de los ingenieros y profesionales que llegaban día a día para la construcción del ferrocarril. “A esto llegó el Dr. Alonso Roy, quien junto con su equipo fundó un hospital en las faldas del cerro Ancón, lo que fue un primer paso para la innovación médica, pero no pudo frenar las más de 3 mil muertes que ocurrieron durante la construcción”, indicó Guardia, “la mayoría por enfermedades transmitidas por mosquitos, ya que el hospital contaba con muchos jardines y ventanas abiertas en medio de un área selvática”.

Para cuando la construcción del Canal Interoceánico estaba en sus pinitos, el Gobierno estadounidense –liderado por el presidente Teodoro Roosevelt– estableció una junta directiva encargada de liderar el proyecto de construcción, sin embargo, no había un médico presente en ella hasta la adición del Dr. William Gorgas, como director médico de saneamiento. “William Gorgas fue contratado directamente por el presidente Roosevelt, dado su conocimiento sobre el trato de la malaria y su trayectoria saneando la ciudad de La Habana, en Cuba, junto al Dr. George Finlay, quien también poseía conocimientos innovadores y ayudó a curar a más de 200 mil habitantes cubanos”, indicó Guardia.

La ciudad de Panamá mantenía poca higiene, calles sin pavimentar y la fuerza motriz eran animales que ensuciaban las calles con excremento; además, la falta de alcantarillado para aguas negras y servidas no había permitido la construcción de un acueducto para proveer de agua potable a la ciudad. Al Panamá ser un protectorado de Estados Unidos, al Dr. Gorgas se le dio la autoridad de intervenir en el saneamiento de la ciudad, lo que llevó a la existencia del Ejército de Saneamiento de Gorgas, quienes tomaban las medidas correctivas implementadas para promover la higienización de la población.

La construcción de acueductos en 1905, en “El Canal de Panamá, triunfo de la innovación constante”, de Omar Jaén Suárez.

Así, a mediados de 1904 empezó la construcción del primer acueducto de Panamá, pero según registros históricos referidos por Guardia, “en 1905 el 50% de trabajadores nuevos del Canal estaba en el hospital con peste bubónica, malaria, fiebre amarilla, dengue, entre otras enfermedades que se propagaron con rapidez”. Con el sistema implementado por Gorgas y la construcción del acueducto, las enfermedades fueron debilitándose y Panamá era mercadeado en otras latitudes como un país de alta inversión porque poseía “más de 35 mil personas sanas” en su territorio.

Investigación y modernización

“En medio de las innovaciones biomédicas que se lograron durante la construcción del Canal de Panamá por parte de Estados Unidos, el sacrificio de investigadores nacionales e internacionales quedó impreso en las investigaciones de referencia a la época”, aseguró el Dr. Motta, “pero aún así sabemos muy poco de cómo los pueblos originarios obtenían medicina mucho antes de la modernización de la ciudad, lo que les ayudaba a combatir las enfermedades fuertes”.

Las investigaciones realizadas por Gorgas llevaron a la ciudad de Panamá y a la provincia de Colón a ser dos de los lugares con mayor índice de población sana en Centroamérica, pero desde entonces, Panamá ha decaído con un sistema de salud frágil y “sin preparación”.

“En los últimos 100 años hemos visto muchos avances, pero también sufrido un retroceso en cuanto a la ciencia biomédica”, puntualizó Motta.

“Hemos enfrentado los brotes de fiebre amarilla, la reaparición del dengue, la malaria e influenza, gracias a la calidad de los médicos. Además, la construcción de instituciones nacionales en pro de la investigación médica y científica ha dejado claro que tenemos enormes debilidades que han convertido nuestro sistema de salud en un organismo frágil”, explicó el médico investigador, “nos queda un camino largo que recorrer hasta llegar al sueño de que las universidades sean lugares de creación de investigaciones, y que el conocimiento biomédico generado de panameños sea aplicado en un futuro”.

Los retos de una sociedad de antaño han encontrado nuevamente un lugar dentro de una ciudad moderna, pese a que las investigaciones que pavimentaron el camino científico panameño siguen fertilizando el campo médico. Los expertos coincidieron en que para que la calidad de servicios de salud pública aumente, es necesario una mayor inversión económica estatal, incluyendo instituciones gubernamentales y del sector privado.

El sociólogo Alonso Ramos anotó que una gran referencia para Panamá, en cuanto a la modernización del servicio público, recayó en Francia, la cual “había sido maestra en la inversión pública en higienización y saneamiento de territorios”.

“Gracias a los estudios tempranos en el ámbito médico, se detectó que se podían eliminar afectaciones epidemiológicas en Panamá al implementar simples indicaciones de saneamiento ambiental”, apuntó Ramos, “en medio del panorama sanitario nacional, estos esfuerzos de nuestro pasado deben resonar en nuestro presente”.

¿Es posible aumentar los recursos para investigación y esfuerzos para una educación médica actualizada? Motta hizo hincapié en que, primero “es necesaria la aplicación de políticas públicas centradas en generar investigaciones; desafortunadamente esto no se hace y el sistema público de salud no se interesa por elevar preguntas y cuestionamientos relevantes, sino que espera a que todo el pueblo esté en juego”.

Una de las problemáticas que los especialistas indicaron como “clave” en la ralentización del mejoramiento del sistema de salud pública es el “periodo cambiante que mantiene la asignación de funcionarios y una jefatura rotativa de forma política; esta es nuestra debilidad más grande”. Según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), publicado en febrero de 2020 por la cadena DW, “Panamá solo destina el 5,0% de su producto interno bruto (PIB) a gastos de salud”.

Siendo que el PIB de Panamá asciende a $113 mil millones 156 mil, el país destina $5 mil millones 657 mil para suplir la demanda de salud de cerca de 4 millones de habitantes. Esto lo califica como el segundo país con la peor inversión social y de salud en toda la región centroamericana.

Se trata de “la politización de la agenda social que afecta la salud y la educación”, indicó Ramos; “hemos tenido un sistema de desarrollo social excluyente, permitiendo que la salud pública del país esté marcada por la desigualdad desde hace siglos”.

Ramos enfatizó la importancia de estudiar “los modelos europeos, más que nada países escandinavos, donde existe un registro de éxito entrelazado con institucionalidad sólida e inversión estatal en derechos básicos”. “Si como Estado no consolidamos, visualizamos y acordamos la visión de país que queremos abarcar, se continuarán estos ciclos de altibajos y no habrá sostenibilidad del desarrollo de salud pública”, concluyó.

El mensaje que transmitió el panel de expertos solidifica la importancia de priorizar a los profesionales médicos e investigadores sin compromisos políticos, sino con una misión en común de prevenir enfermedades y preservar la información valiosa que el país ha heredado desde siglos pasados.

La directora del Cinc, Raisa Banfield, puntualizó que “debemos recordar que durante la construcción del Canal se dio la priorización de los profesionales médicos por encima de los políticos, porque se entendió que la prevención era lo que daría viabilidad al mayor negocio de nuestro país y, al mismo tiempo, mantendría niveles de mortalidad bajos, algo que en los sistemas actuales hemos dado por sentado”.

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