• 14/02/2021 00:00

La prueba del apóstol

Mi alma es negra como la pez, pero mis deseos no se concretan contra aquellos a los que considero charlatanes. Bastante tienen sus ovejas con dejarse guiar hacia el abismo por un tahúr parlanchín

Llámase apóstol a cada uno de los discípulos de Jesús que, según los evangelios, fueron testigos de su resurrección y anunciadores de la buena nueva. En contextos más pedestres se llama apóstol a aquel que pontifica, propaga o divulga una idea o una doctrina.

En Panamá tenemos un autodenominado apóstol al que siguen, cual corderillos al pastor, cientos de miles de personas. Personas que creen a pies juntillas sus filípicas, sus exabruptos y sus invectivas.

Este energúmeno berrea desde el púlpito en cada uno de los cultos a los que convoca a miles y miles de almas entregadas a sus andanadas de admoniciones, como este tuit que a continuación transcribo desde la cuenta @PsEdwinAlvarez, publicado el 15 de abril de 2020 a las 20:09: «Porque EL (sic) que habita al abrigo del Altísimo, Morará (sic) bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo á (sic) Jehová: Esperanza mía, (sic) y castillo mío; Mi (sic) Dios, en él confiaré. él (sic) te librará del lazo del cazador: De (sic) la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, Y (sic) debajo de sus alas estarás seguro: Escudo (sic) y adarga es su (sic) verdad. No temerás al terror nocturno, Ni (sic) saeta que vuele de día, Ni (sic) pestilencia que ande en obscuridad, Ni (sic) mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, Y (sic) diez mil a tu diestra; Mas (sic) a ti no llegará. ¡¡El toque de Dios, el toque de Jesús echa fuera todo temor!!»

Más allá de las faltas de ortografía y sintaxis del texto del video, que yo entiendo que hayan sido provocadas por el entusiasmo de la lengua divina revoloteando sobre la coronilla del transcriptor (no podemos pedir corrección lingüística al que está arrebatado por el entusiasmo divino), me gustaría preguntarle, estimado apóstol, ¿qué pasó, buen hombre? ¿Cómo es posible que usted, tan pío, con comunicación directa con el Altísimo, a quien al parecer el dios de Israel le comunica directamente sus designios se haya contagiado? ¿Cómo es posible que después de haber salido soplando el shofar por las calles para espantar al ángel de la destrucción haya caído también en aquello que usted mismo aseguraba en sus catilinarias que no era más que un castigo divino porque el pueblo se había alejado de la palabra de Dios?

No es que yo me alegre de su mal, los dioses me libren de tan malos pensamientos. Mi alma es negra como la pez, pero mis deseos no se concretan contra aquellos a los que considero charlatanes. Bastante tienen sus ovejas con dejarse guiar hacia el abismo por un tahúr parlanchín.

Tampoco deseo, ya que soy muy consciente de que de nada sirve desear aquello que no tiene visos de cumplirse, que cuando se sobreponga a su dolencia, (y ojalá sea sin mayores problemas, no me gustaría que nos privase de sus diatribas trufadas de interpretaciones sesgadas de las Sagradas Escrituras), abra los ojos y entienda que no puede seguir mezclando la religión y la salud, lo sagrado y lo profano, las peras con las manzanas.

El Apóstol se ha contagiado con covid, quién lo diría. Si él, tan cercano a la derecha del Padre y cubierto por plumas de ala de arcángel y viendo caer diezmiles a diestra y diezmiles a siniestra no se ha demostrado inmune a base de rezos y agua bendita, ¿qué nos espera al resto de los pobres mortales pecadores y relapsos? Que Esus nos pille confesados y que con nuestros pecados a hombros seamos capaces de sortear las procelosas aguas de la Estigia jugándole la pacheca a Caronte.

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