Las empresas, los libros y el síndrome del impostor

Actualizado
  • 17/04/2021 00:00
Creado
  • 17/04/2021 00:00
A veces vamos saboteando nuestros retos del día a día. Esto por lo general afecta a millones de hombres y mujeres en el mundo

El síndrome del impostor es un evento en el cual las personas exitosas son incapaces de asimilar sus logros; quienes tienen muchos éxitos y triunfos suelen padecerlo.

Esta actitud, que podemos confundir con falsa modestia, encierra pensamientos de no estar a la altura.

Siguiendo la anterior columna, acerca de la importancia de editar tus libros, siempre ocurre el síndrome del impostor. En mi caso, me preguntaba: “¿Quién leerá mis libros?”, “¿quién soy para escribir un libro?”, y lo mismo me sucedió al desarrollar mis empresas.

Según una entrevista realizada por la Universidad de Chile, la académica Marianella Abarzúa, miembro de la Facultad de Ciencias Sociales de esta casa de estudios, dijo que a pesar de su nombre el síndrome del impostor no es reconocido como una afección de la salud mental, “una condición que afecta principalmente a mujeres y que se asocia a una incapacidad de percibir el éxito propio y a una sensación de falsedad frente al resto”.

Cuando caemos en este círculo dejamos de lado el componente del esfuerzo que hemos puesto para conseguir nuestras metas.

Algunos ejemplos con situaciones cotidianas:

“¡Qué bien te queda esa blusa!”. Respuesta: “Me la prestó mi hermana; a ella sí que todo le queda bien”.

¡Te felicito; muy buen trabajo! Respuesta: “Habría que felicitar a mi asistente; él sí que sabe hacer su trabajo bien”.

“Me enteré de que estás seleccionado para ser ascendido a gerente. Te felicito. Respuesta: “Dudo que lo consiga, existen muchas personas mejores que yo”.

Y así vamos saboteando nuestros retos y logros del día a día. Y por lo general, esto afecta a millones de hombres y mujeres sin importar sus cargos, empleos, nivel socioeconómico o raza.

El síndrome del impostor se origina de una profunda preocupación al dejar de creer en las propias capacidades.

Esta actitud, que podemos confundir con falsa modestia, encierra pensamientos de no estar a la altura, ya que internamente pensamos que todo lo que hacemos se debe a factores de suerte, y no a nosotros mismos.

Si sufres al iniciar un proyecto o continuamente estás recriminándote que nunca es suficiente lo que has hecho, aunque los resultados muestren lo contrario, con esto puedo ayudarte:

- Reconócete siempre y afirma: “Muchas gracias”, por todo lo que haces.

- Bloquea todo pensamiento negativo que quiera prosperar.

- Lleva un registro escrito de todo lo bueno que te ha sucedido y léelo frecuentemente para aumentar tu confianza.

Frente al síndrome del impostor muchas personas prefieren no correr riesgos y se quedan estancadas. A veces no inician sus empresas o no escriben sus libros porque permanecen en la duda e inseguridad.

Cuida tu mente, si piensas que tu éxito se debe al trabajo duro y no a tu talento, ya sabes lo que puedes cambiar.

Hasta la próxima.

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