• 04/07/2021 00:00

Energía

¿Son ustedes conscientes del daño que están haciendo a la ya golpeada economía?

Nos estamos quedando sin energía. La clase media, la que tira del carro de este (y de cualquier) país, se está quedando sin energía, figuradamente, sí, pero también literalmente.

Les cuento una historia, un martes cualquiera de cualquier semana, en el barrio de San Francisco, en nuestra ciudad capital, la dueña de un comercio llega a abrir a las nueve y media de la mañana, y cuando va a prender el aire acondicionado se da cuenta de que hay algún tipo de problema eléctrico, que resulta ser que el poste de la compañía que provee la electricidad a su negocio no está enviando suficiente energía. Bien. Llama a la línea habilitada para reportar incidencias y reporta.

La tienda abre, claro, pero solo con luces, sin aire acondicionado. Todo el martes y todo el miércoles, cada poco rato llama a la línea de información. “Sí, señora, ya tenemos su reporte”. A ella, como ustedes comprenderán, le importa un carajo que los del call center tengan su reporte a buen recaudo, ella lo que quiere es que el reporte lo tengan las cuadrillas para que vayan a resolverle el problema.

Pasan las horas, llegan los escasos clientes que estos días se dejan caer por allí. Aquella es una tienda de ropa, allí hay que medirse prendas, en un probador, encajonada, la doñita con vestidos de noche, con blusas de seda que en lugar de deslizarse sobre la piel se pegan y se convierten en una trampa mortal, otra clienta sabe a lo que se arriesga y se va prometiendo volver. Pero ambas, dueña y clienta saben que eso no va a pasar. Que la mujer necesitaba un vestido nuevo para el sábado, (a ver si se creen que un año y medio de pandemia no ha hecho estragos en las prendas del armario, oigan, que se han encogido todas y cada una menos las bufandas), y que se va a ir a buscarlo a otro sitio.

Pues como no están los tiempos como para perder clientes por culpa de una compañía de morondanga, el jueves al medio día, la empresaria, desesperada, salta a las redes sociales. ¡Oh, milagro, en una hora y cuarenta y siete minutos a partir de la publicación del tuit, el daño estaba solucionado!

Vamos a ver, señores responsables de la compañía Naturgy ¿necesitan ustedes el látigo de las redes sociales para mover el culo? ¿son ustedes conscientes del daño que están haciendo a la ya golpeada economía?

No, perdón, voy a reformular la pregunta, ¿en serio ustedes no saben lo mucho que los odia toda la ciudadanía por no hacer su trabajo bien?, los continuos cortes de electricidad sin dar explicación; el empeño en no soterrar los cables exponiéndonos a todos a quedarnos sin luz porque un rayo o porque un árbol o porque una ardilla o porque un pájaro; sus desastres medioambientales, cortando árboles patrimoniales sin permiso, talando y podando sin asco y sin duelo; su poco importa con los que pagamos cada mes sus cuentas mal hechas para que los directivos cobren jugosos sueldos y puedan tener, ellos seguro que sí, luz en su casa sin incidencias y sin incidentes, sin miedo a quedarse sin clientes y sin tener que agarrar rabias día sí y día también.

Porque hoy, en Panamá, da más miedo ver por la barriada un pick up de Naturgy que un carro militar y aunque sus abnegados relacionistas públicos anuncian con bombos y platillos en su página web: “En noviembre del 2018 Naturgy celebró 20 años de acompañar a Panamá”, los sufridos usuarios también podríamos insertar en esa frase la palabra 'sangrar'.

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