Así lo confirmó el viceminsitro de Finanzas, Fausto Fernández, a La Estrella de Panamá


- 30/06/2025 00:00
En un laboratorio modesto de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, un grupo de científicos lucha por avanzar en una investigación que podría cambiar vidas. Su materia prima: el veneno de escorpión. Lo extraen manualmente, miligramo a miligramo, con técnicas artesanales y equipos que datan de hace casi dos décadas. Sin bioterios, sin presupuesto estatal asignado, y con una colonia limitada de ejemplares, los investigadores del Ciimet descubren moléculas con potencial terapéutico contra bacterias resistentes, infecciones fúngicas y hasta ciertos tipos de cáncer. En medio de estas limitaciones, Panamá sostiene una batalla silenciosa y esperanzadora por hacer ciencia con lo que tiene que enfrentar y por demostrar que incluso en la escasez, puede surgir innovación.
En el Centro de Investigación e Información de Medicamentos y Tóxicos (Ciimet) expertos buscan un remedio efectivo contra enfermedades mediante el veneno de escorpión. En este laboratorio se realizan avances importantes y sus protagonistas señalan los grandes desafíos que enfrentan.
Una de ellas es la directora de Ciimet, Hildaura de Patiño, quien señaló que el veneno de escorpión contiene proteínas pequeñas que actúan rápidamente en el cuerpo. Cuando se fraccionan se encuentran moléculas con potencial terapéutico increíble. Pero ¿cómo es el proceso de extracción del veneno? Patiño señala que el primero es un método manual, en el cual se utilizan pinzas de precisión, estas estimulan el aguijón para obtener 0.1 miligramos de veneno por ejemplar. Patiño aseguró que este es una forma artesanal, pero preserva la vida del escorpión. En tanto, el segundo, es un método eléctrico, en el que se aplican 12 voltios de corriente para extraer 0.5 miligramos. Sin embargo, para obtener la muestra se necesitan de 20 a 30 ejemplares, pues un solo escorpión no es suficiente. La doctora Patiño, explicó que se necesitan 157 extracciones manuales para llenar un tubo de ensayo con 15.7 miligramos como dosis mínima para estudios e indicó que en la colonia de Ciimet tan solo posee 50 ejemplares que producen solo cinco miligramos por mes, versus los 500 miligramos por día del Instituto de Biotecnología de México.
Pese a esto, Panamá ha obtenido avances prometedores como tityustoxina-1, que es una neurotoxina presente en el veneno de escorpiones de la subfamilia Tityinae, este neutraliza el hongo Candida auris, que es resistente a fármacos, en cultivos celulares.
Patiño dio un análisis e indicó sobre la separación por cromatografía líquida en los escorpiones, que se usa principalmente para analizar los componentes químicos de su veneno. Además, de la Liofilización para conservación, este identifica proteínas específicas que podrían servir para cáncer o infecciones.
Por otra parte, el doctor Marcos Salazar, bioquímico del Ciimet, señaló que durante sus investigaciones con el veneno de escorpión encontró moléculas prometedoras contra bacterias resistentes, pero mencionó que el camino es largo, pues para desarrollar un medicamento el proceso puede durar entre 10 a 20 años.
El veneno de escorpión es una de las áreas más prometedoras de investigación médica, por lo que en Panamá se han realizado hallazgos importantes como: actividad antimicrobiana contra bacterias resistentes, efectos anticancerígenos en estudios preliminares y potencial antifúngico y antimalárico, para dar con esto, la doctora Patiño mencionó que no se usa el veneno completo, sino moléculas específicas que lo aislaron.
En tanto, Salazar señaló cómo van los avances en investigación e indicó que se ha logrado secuenciar moléculas de tres especies panameñas, lo que permite identificar genes que producen toxinas terapéuticas potenciales. A su vez buscan producir toxinas recombinantes en laboratorio para no depender tanto de la extracción directa.
Los avances de Panamá, aunque significativos, distan aún de los avances e investigaciones de otros países. En México, por ejemplo, se usa clorotoxina de escorpión para cáncer cerebral y Brasil desarrolló medicamento para hipertensión de veneno de serpiente.
La Falta de Infraestructuras es una de , pues cuentan con equipos obsoletos como el equipo que utilizan parar, identificar y analizar los componentes de una mezcla como cromatógrafo, este data del 2005, mientras que en laboratorios en México tienen modelos 10 veces mejores y actualizados; falta de instalación donde se crían, mantienen y controlan animales de laboratorio, conocida como bioterios, con este recurso no pueden mantener a más de 50 ejemplares, mientras que Brasil, posee colonias con 5,000 ejemplares; y por último, la dependencia de laboratorios extranjeros, pues Eric Conte, jefe del Departamento Nacional de Medicamentos e Insumos del Ministerio de Salud, señaló que Panamá importa 3,600 dosis de antiveneno anuales e indicó que la Ley 421 que mandata la producción de antídotos, no se le ha asignado presupuesto, por lo que se trabaja en conjunto con la Universidad de Panamá y La Secretaria Nacional de Ciencia y Tecnología, Senacyt, para desarrollar capacidades locales y aseguró que necesitan más apoyo.
Pese a las investigaciones, recolección del escorpión y uso de su veneno, hay punto clave para seguir avanzando y es la conservación y ética de esta especie. En Panamá el biólogo, Mario Urriola indicó que es de suma importancia y señaló que algunas especies están desapareciendo por deforestación, indicando así que, sin escorpiones, perdemos posibles medicamentos. Urriola nos dio a conocer el estado de conservación del Tityus championi, asegurando que este ha perdido el 30% de su hábitat en Chiriquí en 5 años debido a la expansión agrícola, urbanizaciones y el uso indiscriminado de pesticidas.
Por otro lado, el biólogo Uriolla mencionó que para que Panamá tenga mayor éxito debe realizar extracciones sostenibles y recomendó un programa de reproducción en cautiverio, cuotas de extracción por región, prohibición de colecta del ejemplar en áreas protegidas y educación para evitar matanzas innecesarias, pues hay preocupación, debido a que algunas especies son amenazadas por el humano en Panamá, como el Tityus cerroazul, ubicado en el sector de Cerro Azul, y en las provincias de Colón, Coclé y Darién; le sigue, Tityus championi, ubicado en la provincia de Chiriquí y por último el Centruroides granosus, ubicado en las provincias de Coclé y Panamá.
El veneno de escorpión representa una oportunidad única para Panamá. Con más apoyo, podría convertirse en fuente de medicamentos innovadores mientras se protege la biodiversidad nacional.