El síndrome del 'burnout' en mujeres y cómo afecta la cultura laboral

Actualizado
  • 04/10/2021 00:00
Creado
  • 04/10/2021 00:00
Más allá de representar una problemática en el rendimiento de los trabajadores, el síndrome de desgaste profesional afecta la salud mental y física, además del desgaste emocional infligido por situaciones adversas en el ambiente del trabajo
La falta de ajustes para cubrir las necesidades de las mujeres en el trabajo propician esta condición.

Los cambios en la cultura laboral que propician el estrés así como algunas situaciones externas, convierten el ambiente laboral en un campo minado, cuando no se dan los ajustes necesarios para el buen funcionamiento de las compañías. En el estudio 'Women in the Workplace' (2021) de las organizaciones McKinsey & Company y LeanIn.org (el estudio más grande sobre el estado de la mujer en las empresas estadounidenses), se destaca la importancia del buen manejo de la salud emocional en las empresas en medio del contexto de pandemia.

Si bien el informe indica que la cartera corporativa agregó un mayor porcentaje de mujeres en 2020, la realidad de la inclusión de las mujeres y sus posiciones en la jerarquía de las empresas sigue en declive, con menos ejecutivas en puestos de liderazgo. El informe anual encuestó a más de 65 mil empleadas de 423 organizaciones que decidieron participar.

Con un mayor porcentaje de mujeres ocupando lugares en las mesas de decisiones, y en la cadena de trabajo impuesta por los ajustes en medio de la pandemia del SARS-CoV-2, también ha aumentado la incidencia del síndrome del burnout (o síndrome de desgaste laboral) en los trabajadores, con una respuesta mayor en mujeres que en hombres, según detectó el estudio internacional.

“A pesar del estrés y agotamiento adicionales, las mujeres se están convirtiendo en líderes más fuertes y asumen el trabajo adicional que conlleva: en comparación con los hombres en el mismo nivel, las mujeres están haciendo más para apoyar a sus equipos y promover la diversidad, la equidad y la esfuerzos de inclusión”, apuntó el estudio. Sin embargo, este trabajo crítico no es reconocido ni recompensado por la mayoría de las empresas, y eso tiene implicaciones preocupantes. Las empresas corren el riesgo de perder a los mismos líderes que necesitan en este momento, y es difícil imaginar organizaciones que naveguen por la pandemia y construyan lugares de trabajo inclusivos si este trabajo no se prioriza.

La OMS definió recientemente el término 'burnout' dentro de la cartera de afectaciones de salud mental en la población.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió recientemente el término burnout” dentro de la cartera de afectaciones de salud mental como “un síndrome conceptualizado como resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito”.

Esto se ha visto aumentado por la “cultura del trabajo duro” o hustle culture que ha mantenido las expectativas de las mujeres en el trabajo en niveles que, una vez impactadas por la pandemia, se han convertido en más difíciles de lograr sin los cambios necesarios para garantizar un ambiente que propicie los mejores resultados.

Según los datos arrojados por el estudio de McKinsey & Company y LeanIn.org, una de cada tres mujeres dice que ha considerado reducir sus carreras o dejar la fuerza laboral este año, en comparación con una de cada cuatro que lo consideró “unos meses después de la pandemia”. Además, cuatro de cada 10 mujeres han considerado dejar su empresa o cambiar de trabajo, y la alta rotación de empleados en los últimos meses sugiere que muchas de ellas están cumpliendo.

La batalla de la inclusión

Pese a que las empresas se han mantenido en la búsqueda por mayor diversidad en sus equipos de trabajo, las mujeres se han visto menos representadas en cuanto a su color de piel, siendo este aún un obstáculo en la promoción de trabajadoras a puestos de mayor liderazgo. “Las mujeres de color continúan perdiendo terreno en cada paso del proceso”, dijo a CNN, Rachel Thomas, cofundadora y CEO de LeanIn.Org.

“Las mujeres negras pierden más terreno que las mujeres blancas y pierden más terreno que los hombres de color”, apuntó, “y para cuando llegues a la alta dirección ninguno de nosotros debería estar celebrando cómo se ve la alta dirección: solo uno de cada cuatro altos directivos es una mujer y solo una de cada 25 es una mujer de color”.

A esto también se le añade la subestimación de las mujeres asiáticas, quienes a menudo se pasan por alto injustamente en el trabajo. Incluso cuando sus calificaciones generales de desempeño son sólidas, las mujeres asiáticas tienen menos probabilidades que otros grupos de mujeres de recibir comentarios positivos sobre sus habilidades de liderazgo. Para las muchas mujeres asiáticas que trabajan en profesiones dominadas por hombres, los desafíos son aún más agudos.

Las mujeres asiáticas a menudo ocupan el lugar de ser la única mujer y la única persona asiática en la habitación y esto da oportunidad para experiencias desagradables; además, son más probables a experimentar microagresiones, sentir que las promociones no se basan en criterios objetivos y ser infeliz con su compañía, según arrojó el informe de Lean In.

Aún así, las mujeres asiáticas siguen estando altamente motivadas. En comparación con las mujeres en general, son más proactivas en solicitar promociones y desear ser altas ejecutivas. “Las mujeres asiáticas son significativamente más propensas que las mujeres en general para decir que quieren un papel destacado para poder tener un impacto positivo en el mundo”, destaca el documento.

Afectaciones generales

Otra de las consecuencias del síndrome de burnout son los altos riesgos para la salud en nuestra sociedad, y le cuesta a los EE.UU. aproximadamente $315 mil millones por año, según la revista Harvard Business Review.

Para comprender las causas fundamentales de este síndrome, se debe analizar uno de los problemas más importantes de la cultura laboral moderna: la ruptura constante de las barreras entre el trabajo y la vida personal.

El trabajo solía terminar cuando cada trabajador salía por la puerta para irnos a casa; pero ahora, la jornada laboral de ocho horas parece ser cosa del pasado. Por su parte, la oradora de liderazgo de mujeres y escritora, Selena Rezvani, indicó en un artículo dentro de la revista Philadelphia que las mujeres son afectadas por el síndrome de burnout por tres razones principales: las mujeres siguen luchando por la igualdad de trato en el trabajo, ya que aún existen grandes disparidades en las oportunidades y la remuneración, factores que hacen que sea aún más difícil para una mujer decir no a los proyectos, por temor a ser pasada por alto o socavada.

Sentirse invisible presenta otro factor que contribuye al agotamiento de las mujeres, dado que investigaciones de la Universidad de Delaware, han demostrado que las mujeres reciben menos crédito por las ideas y contribuciones en el lugar de trabajo que los hombres. Por último, las mujeres todavía están cargadas con gran parte del trabajo físico y emocional de administrar hogares y esfuerzo doméstico, aunque a menudo invisible y frustrantemente difícil de medir, es agotador emocional y físicamente.

Señales y espacio para mejorar

En cuanto a los signos de que si un trabajador está sufriendo del síndrome de desgaste laboral, la Clínica Mayo destacó que son notorios un alto nivel de cinismo, desilusión, abuso de sustancias y cambios en los hábitos de sueño.

Pero también se debe tener en cuenta, “la tendencia de las mujeres a centrarse en las necesidades de los demás. Así como las culturas del lugar de trabajo que no incluyen y comprometen a las mujeres, y la falta de urgencia para practicar el cuidado personal o desviar nuestras mentes laborales”, según destacó Rezvani.

En medio de la lucha por prevenir este síndrome, se debe tomar como clave principal: enfrentarse a los jefes que piden demasiado, decir “no” cuando sea necesario y no sentirse mal por ello; hacer frente al cambio de lo que significa el “trabajo duro” en perspectivas que no incluyan la equidad de trabajo para hombres y mujeres; además de tomar la responsabilidad de velar por las necesidades prioritarias de las mujeres en el campo laboral.

Según recopiló la encuesta, las mujeres responsables de la dirección de equipos tienen niveles aún más altos de burnout.

Más del 50% de las mujeres directivas encuestadas informaron que “a menudo o casi siempre están agotadas”.

El agotamiento físico, mental, emocional y la falta de apoyo en los espacios laborales son la base del síndrome, sin embargo, las afectaciones a las mujeres se deben tomar en cuenta trayendo a la mesa las discusiones sobre el cuidado de la salud mental en el trabajo y contar con especialistas que brindan sus servicios para los equipos de trabajo en todo momento.

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