Señales

Actualizado
  • 05/12/2021 00:00
Creado
  • 05/12/2021 00:00
Cuando un noviazgo se convierte en violento, aparecen señales claras. El príncipe azul no se convierte en un sapo de la noche a la mañana, por eso, hay que estar atentas de esos detalles. No permitas que el amor romántico se convierta en una herramienta de sometimiento
Señales

La etapa más agradable de una relación es el noviazgo, porque todo parece ser color de rosa y todos y todas tendemos a idealizar al otro o la otra como un ser perfecto. El amor romántico es una herramienta potente para controlar y someter a las mujeres, razón por la que se deben conocer las señales de control en una relación.

Un estudio de la OMS sobre la violencia contra la mujer realizado en nueve países especifica que las adolescentes y mujeres jóvenes (15-24 años) tienen mayor riesgo de sufrir violencia física y sexual por la pareja. Y es que las jóvenes idealizan al novio como un “príncipe azul”, porque creen ciegamente en el amor romántico.

Pero OJO: los príncipes azules vienen llenos de cuentos. Hay que poner atención a las señales de que el príncipe está pasando de ser encantador, atento y piropeador, a ser dueño de tu vida porque se vuelve exigente y te quiere sólo para él, finalmente convirtiéndose en un sapo con amenazas, celos y violencia física. Lo bueno es que todo sapo tiene un perfil y lo puedes identificar: es celoso; dominante; trata de aislarte de tus amigas y amigos; al principio le encanta como te ves, pero después no quiere que te arregles, para que otros no te admiren; no te deja salir sola y es posible que te exija tener sexo bajo amenaza de dejarte.

El primer paso es identificar la violencia y no naturalizarla. Es falso que te cele porque te quiere; el amor no es egoísta, el amor es protector, el amor respeta la libertad y los gustos del ser amado. Los celos son señal de inseguridad, la protección no es control y si él no respeta tus gustos y te impone los de él, eso se llama violencia, no amor.

¿Cuáles son las señales de un noviazgo violento? Si controla el dinero que gastas, te dice cómo vestirte, limita tu tiempo con otros/as, exige relaciones sexuales aunque no quieras, controla tu celular y redes sociales, tienes que informarle de tus horarios, quita importancia a tus logros, usa chantaje para lograr lo que quiere, te trata como si fuera tu padre y toma decisiones sin consultarte, puedes estar segura de que tu príncipe azul ya se ha convertido en un sapo.

La violencia es sorda, muda, invisible y difícil de identificar. Hay que estar atenta a si te hace dudar de tus capacidades; si le tienes miedo y temes decir lo que opinas, si se enfada si otro muchacho te mira y te culpa de coqueta, si sientes que necesitas su aprobación por lo que haces/piensas, si se enfurece si le cuentas tus problemas de pareja a otros, si minimiza tus problemas porque los de él siempre son más importantes, organiza tu tiempo libre y se ha vuelto mandón, estás en peligro de vivir un noviazgo violento.

¿Cuáles son las consecuencias de un noviazgo violento? Pues malestar físico, baja autoestima, aislamiento, estrés, ansiedad, depresión, alteraciones del sueño, problemas de alimentación, adicciones, irritabilidad y descuido en tu aspecto físico. También te puedes sentir indecisa e insegura, sentir vergüenza y culpa y perder amistades.

Hay muchos mitos que viven las adolescentes e inclusive adultas, que dan paso a la violencia. Por ejemplo, “si te quiere, te hará sufrir”; “si te cela es porque te ama”, “el amor lo puede todo, el verdadero amor perdona y soporta todo”, así como el cuento de “mi media naranja”. Al creer que existe esa persona exclusiva para ti, tu complemento perfecto, soportas cualquier cosa y no lo identificas como violencia. En ocasiones estos mitos sobreviven por las creencias que pasan de generación en generación, convirtiéndose en algo común.

¿Qué hacer si aparecen estas señales? Márchate de la relación y no creas que va a mejorar, porque la violencia va creciendo. No te relaciones con el maltratador, porque te puede convencer. Rodéate de amigas, familiares y cuéntales lo que vives, así te sentirás arropada; recuerda que no es culpa tuya; no tomes medicinas, drogas, ni alcohol. Esto no mejora la situación. Cuando hay violencia física, se debe tomar acción legal, porque si lo hizo una vez es muy probable que vuelva a ocurrir; y acudir a un psicólogo.

De todas las mujeres asesinadas por sus parejas, el 25% de ellas son novias (entre 14 y 25 años) que creyeron en el amor romántico en lugar de velar por sí mismas y su seguridad. Si no puedes dejar una pareja violenta y estás atrapada en el ciclo que alterna maltrato con arrepentimiento, pide ayuda a especialistas en violencia familiar en el Centro de la Mujer más cercano.

La autora es abogada y defensora de Derechos Humanos

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