Donde el cuerpo, la danza, y las líneas se fusionan

  • 13/09/2022 00:00
En su nueva exposición, 'Palabras de Cierre', Mateo López agrupa obras en papel, escultura, video y 'performance' las cuales reflexionan en base a los límites del campo de dibujo, a través de la abstracción, la sinergia entre disciplinas y las expresiones del cuerpo
López parte del dibujo estableciendo una exploración en la cual las formas y líneas de una superficie plana tienen la posibilidad de transformarse en objetos con profundidad, volumen y, además, pixeles.

Para Mateo López, el arte no tiene límites. Esto lo demuestra en su exposición 'Palabras de cierre' que presenta en la galería DiabloRosso. El artista de origen colombiano da a conocer su obra, con la ayuda de instalaciones, arquitectura, video, animación y coreografías escultóricas. Sus propuestas se basan en la percepción del tiempo y la construcción de las ideas. Su mayor interés se forma gracias a la colaboración y según diversos caminos de pensamiento.

López parte del dibujo, estableciendo una exploración en la cual las formas y líneas de una superficie plana tienen la posibilidad de transformarse en objetos con profundidad, volumen y, además, pixeles. “El tiempo es la idea y el dibujo como línea de tiempo, avanza, se bifurca, retrocede, a veces se pierde y a veces se reencuentra”, explica el artista su arte.

En su nueva exposición, 'Palabras de cierre', López agrupa obras en papel, escultura, video y performance las cuales reflexionan con base en los límites del campo de dibujo, a través de la abstracción, la sinergia entre disciplinas y las expresiones del cuerpo.

El  trabajo de López invita al espectador a experimentarlo,  haciendo del espacio expositivo un lugar más activo. En  este sentido,  la participación  ciudadana demuestra que la práctica de la pintura, la abstracción y el juego son también una forma de vivir y comunicar.

Para Mateo López, lo importante es hacer del dibujo algo tridimensional y siempre presente.
Desde sus inicios hasta el éxito

En una entrevista con La Estrella de Panamá, el artista colombiano admite haber empezado sus estudios universitarios en la carrera de arquitectura, aunque dos años después decidiría que su camino era otro: “Comencé estudiando arquitectura porque desde pequeño me interesó mucho el espacio, el objeto tridimensional, y la idea de representar lo anecdótico. Pensé que a través de la arquitectura iba a solucionar ese interés, pero comencé la carrera, y no me sentía a gusto con la dirección y la formación que recibía. Fue entonces que decidí pasarme a la Escuela de Artes Plásticas. Entonces, terminé siendo artista”, confesó.

Para Mateo López, lo importante es hacer del dibujo algo tridimensional y siempre presente. “Esa ha sido la relación con el dibujo que comenzó desde muy temprano cuando era estudiante de artes plásticas, y se desarrolla a través de mi carrera” dijo.

“Ha sido ese proceso de hacer del dibujo un tema de representación, de construcción, hacer planos que después se ejecutan y se vuelven esculturas o instalaciones”.

Cada pieza representa un movimiento y una interpretación distintos.

Después de dar a conocer sus obras, se interesó mucho por el movimiento del cuerpo y cómo este se ejecuta. Estando en Nueva York, conoció bailarines con los que fue trabajando este nuevo concepto de performance para interpretar su arte a través de la danza. “Había una conexión directa entre el minimalismo y el baile, y eso era lo que me llamaba la atención” dijo.

“Había un interés de colaborar y de realizar experimentos que se expandían no solo de las artes clásicas sino también la danza, instalaciones, etc.”

Mateo confiesa que nunca creyó que tenía un don para el arte, ya que su interés nació al entrar a la carrera de artes plásticas y tener un buen entendimiento de las herramientas que utilizaba a diario. “No recuerdo haber tenido un talento para el arte... pero sí tenía una fascinación por los objetos. Recuerdo que cuando era pequeño me encantaba desbaratar cosas por la curiosidad de cómo estaban hechas o construidas y así, podía volver a armarlas. Pienso que eso es algo muy presente en mi trabajo: que son obras que se arman y desarman constantemente”.

Mezclando la danza contemporánea con la biomecánica
Después de dar a conocer sus obras de arte, se interesó mucho por el movimiento del cuerpo y cómo este se ejecuta.

Mateo López no solo utiliza obras exhibidas en la pared como arte, sino que se permite utilizar otras opciones que se salen del concreto y permiten crear un diálogo acompañado de su arquitectura, siendo la danza contemporánea un papel protagónico en sus exhibiciones.

La bailarina panameña Paulina León trabajó junto a López para crear distintas piezas de baile de género contemporáneo que fuesen de la mano y causaran interacción con cada una de las obras que el artista presentaba.

“Una vez que sus obras estuvieron montadas en la galería, comencé a pensar cómo relacionarme con los elementos que tenía enfrente. Recuerdo que unos días antes de montar la exhibición, ya teníamos un performance hecho, pero no fue hasta un día antes de inaugurar que aprendí de verdad cómo moverme a través de cada obra, e incluso muchas de las ideas que ya habíamos conversado y ensayado, cambiaron dependiendo del nuevo espacio que tenía frente a mis ojos”, comenta Paulina.

Muchos de los movimientos que la bailarina ejecuta en su puesta en escena se crearon a raíz de la improvisación, con el apoyo de palabras o frases que ayudaban a comprender su interpretación en cada una de las obras. La danza se basa en el género contemporáneo, añadiendo una nueva técnica llamada biomecánica, que consiste en el  estudio de las fuerzas  a las que se somete el cuerpo en relación al movimiento. Es decir, cómo se mueve el cuerpo y la relación de las fuerzas para que esto suceda de cierta manera.

El  trabajo de López invita al espectador a experimentarlo,  haciendo del espacio expositivo un lugar más activo.

Con base en esto, cada pieza representa un movimiento nuevo y una interpretación distinta donde el artista colombiano le da la libertad a Paulina de explorar nuevas ideas y experimentar con nuevos movimientos cada día. “Es una colaboración: Mateo propone a nivel de exploración y de estudio, y después yo propongo ideas a nivel de movimiento”, comenta Paulina.

Un fanático conoce a su ídolo y presenta sus obras en Panamá

Johann Wolfschoon, curador de arte y fundador de la galería DiabloRosso, fue quien quedó fascinado con el trabajo de Mateo en dos ocasiones en los años 2014 y 2017. “Él había construido una escultura/instalación/casa propia que flotaba en el Jardín Botánico. Su contenido estaba exhibido en la galería que lo representaba en Colombia en aquella época y era realmente algo maravilloso. A mí este trabajo me llegó muchísimo. Un par de años después (2017) me reencontré con su obra en un espacio de exhibición en Madrid, y nuevamente quedé absolutamente maravillado”, recuerda Wolfschoon.

Luego, en 2019, tiene la oportunidad de conocer al artista colombiano y de esta manera comienza la conversación de hacer una exhibición de sus obras en Panamá. “La muestra nace por una invitación de mi parte, se gesta por los intereses de Mateo y se alimenta de las conversaciones con Paulina León, una bailarina contemporánea de Panamá, que le interesa el performance en el arte. De alguna manera todo funciona a razón de “economías (circulares) de la amistad”, comenta.

Un espacio para el amor hacia el arte

DiabloRosso es fundado por Wolfschoon junto con Analida Galindo, Carlos Ucar, Miky Fábrega y Rafa Arrocha en 2006.

Es conocido como uno de los principales centros artísticos para prácticas emergentes en América Central. Su modelo de trabajo es un híbrido entre galería de arte comercial y lo que se llama un “espacio de arte independiente” y su programa sin fines de lucro y fines sociales.

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