Las aves migratorias, seres de gran resistencia y fuerza del mundo natural

Actualizado
  • 18/05/2023 00:00
Creado
  • 18/05/2023 00:00
Estos animales se les considera buenos bioindicadores de la calidad, productividad y estabilidad de los agroecosistemas. Pero cada año, millones de aves que migran mueren debido a la contaminación de los mares con plástico, la caza ilegal y por los efectos del cambio climático, dicen los expertos
Se estima que cerca de un 15% de las aves registradas en el país son migratorias.

Cada ser vivo que habita el planeta Tierra tiene una función e importancia para la subsistencia del mismo. En el caso de las aves migratorias son grandes indicadores de buena salud para los ecosistemas, la diversidad biológica y el cambio climático, además sirven para generar o aportar a la economía de las comunidades a través del ecoturismo.

Pese a estos grandes aportes al planeta y a la humanidad, cada año, millones de aves, especialmente las migratorias mueren debido a la contaminación de los mares con plástico, caza ilegal, contaminación lumínica, así como también por los efectos del cambio climático (aumento de las temperaturas y actividades del ser humano que alteran el equilibrio de la naturaleza).

¿Cómo está la situación en Panamá?

Según la edición 2022 de la Sociedad Audubon Panamá, el país cuenta con 1,019 especies de aves. De estas, alrededor de 122 especies son consideradas migratorias, entre ellas el Gallinazo Cabecirrojo, Gavilán Aludo, la Reinita Protonotaria, el Playero Occidental y el Zorzal del Bosque.

Panamá es paso obligatorio de más de 200 especies de aves migratorias.

Rosabel Miró, directora ejecutiva de la Sociedad Audubon Panamá, también reconoce que las aves son sensibles a los cambios ambientales, se les considera buenos bioindicadores de la calidad, productividad y estabilidad de los agroecosistemas, tienen funciones ecológicas importantes como la dispersión de semillas y el consumo de insectos.

Agrega que por ser fáciles de observar, permiten estudiarlas y conocer cómo el ambiente podría verse afectado por la falta de ellas. Muchas especies de aves son insectívoras. “Sin aves podríamos esperar grandes cambios en nuestros ecosistemas, incluidos la pérdida de cultivos y árboles. La abundancia de insectos sería mortal para las plantas, particularmente para los cultivos y los bosques”, destacó.

“Para ver grandes grupos de aves migratorias tan solo basta con acercarse a varias de las playas del Pacífico que cada año reciben distintas especies de aves playeras y aves marino-costeras”, resalta la directora ejecutiva.

De acuerdo con la experta, Panamá es un sitio de parada clave para estas especies durante la migración, ya que los diferentes tipos de hábitats les brindan refugio y alimento durante su estadía o paso por el país.

“Esta es una de las razones por las que a nivel internacional el país se encuentra entre los sitios más importantes en el hemisferio occidental para las aves rapaces migratorias y las aves playeras migratorias”, destaca

Erick Núñez, jefe nacional de Biodiversidad del Ministerio de Ambiente (MiAmbiente), destaca que según la resolución que establece la lista de especies amenazadas del país, cerca de un tercio de las especies de aves, se encuentran en algún grado de amenaza o peligro de extinción, entre ellas: pavas, loros, guacamayas, algunas rapaces, quetzal, otras; ello debido entre otras cosas a la pérdida o alteración del hábitat, así como la caza y comercio ilegal.

Según MiAmbiente en el país existen instrumentos legales que contribuyen a la protección de las aves migratorias como los es la Ley 24 de 1995, por la cual se establece la legislación de vida silvestre en la república de Panamá y se dictan otras disposiciones. “En su Capítulo IV De La Conservación De La Vida Silvestre, establece en el Artículo 38. Se prohíbe, en todo el territorio nacional, la captura, recolección, transporte y comercio de las especies silvestres, productos y subproductos, partes y derivados, con excepción de lo que disponga técnicamente el Ministerio de Ambiente con base en los estudios previamente realizados”, explica Núñez.

Sustenta que anualmente millones de aves realizan largos movimientos migratorios desde Norteamérica hacia el centro y sur del continente y viceversa, en busca de lugares más cálidos, allí es donde juega un papel clave el clima del país.

Estos movimientos se dan en otoño, entre septiembre y noviembre, cuando las aves salen de Norteamérica (Estados Unidos y Canadá), y posteriormente durante la primavera entre los meses de marzo y mayo, cuando retornan a sus áreas de reproducción en el norte del continente.

De hecho, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) a través de su proyecto “El Día Mundial de las Aves Migratorias”, confirma que la gran mayoría de las aves migratorias dependen de los ecosistemas acuáticos durante sus ciclos de vida.

Los humedales, ríos, lagos, arroyos, marismas y estanques interiores y costeros son vitales para alimentarse, beber o anidar, y también como lugares para descansar y recargar energías durante sus largos viajes.

No obstante, estos ecosistemas acuáticos están cada vez más amenazados en todo el mundo, al igual que las aves migratorias que dependen de ellos. “La creciente demanda humana de agua, así como la contaminación y el cambio climático, están teniendo un impacto directo en la disponibilidad de agua limpia y el estado de conservación de muchas aves migratorias”, detalla el Pnuma.

A su vez, Birdlife, una organización internacional dedicada a la protección de las aves y sus hábitats, advierte que las aves migratorias tras largas horas de vuelo llegan a los sitios de tránsito muy hambrientas y exhaustas y se encuentran con que el área donde antes llegaban ha sido destruida por el hombre, ya sea en la agricultura o la urbanización. Según esta organización, en la última mitad de siglo, se perdieron un total neto de 2,5 millones de individuos de aves migratorias en 419 especies distintas.

“Cada especie cuenta con una tarea fundamental en el ecosistema, desde el más pequeño, hasta el más grande, marca una diferencia dentro de su entorno, este es el caso de las aves, especies indicadoras del estado ambiental de una zona, además de ser excelentes indicadores de la conservación de su medio natural”, señalan los organismos medioambientales.

Este año la campaña del Día Mundial de las Aves Migratorias que se celebró el pasado 13 de mayo, tenía como lema: “La importancia del agua para las aves migratorias” con el objetivo de identificar acciones clave para proteger los recursos hídricos y los ecosistemas acuáticos.

El Día Mundial de las Aves Migratorias se conmemora dos veces al año, el próximo se efectuará el 14 de octubre y lo que busca es reflejar la naturaleza cíclica de la migración de las aves con diferentes períodos de migración en los hemisferios norte y sur.

Aportes al turismo

El avistamiento de aves es una de las aventuras ecoturísticas que le da valor y responsabilidad sobre el cuidado de estas especies. Según los expertos en aves, el avistamiento de aves migratorias contribuye directa o indirectamente en la generación de información sobre la distribución de las aves en el país y el registro de nuevas especies.

Igualmente ayuda a generar empleo a las mismas comunidades por donde transitan estas aves. En el caso de las áreas protegidas, existen parques nacionales que cuentan con senderos ideales para este ejercicio, como: Camino del Oleoducto en el Parque Nacional Soberanía, el Sendero Camino de Cruces y sendero el Búho de Anteojos en el Parque Nacional Camino de cruces y en Cerro Azul y en la comunidad de La Tranquilla, específicamente en el sendero Tangara Pechirosada dentro Parque del Parque Nacional Chagres.

Toda persona que participa en un avistamiento de aves, contribuye directa o indirectamente en la generación de información sobre la distribución de las aves en el país y el registro de nuevas especies, explica Núñez.

Añade que solo con el conocimiento se aprende a valorar las riquezas naturales, y se comienzan a establecer nuevos parámetros de cultura ambiental que redundan en la conservación de los ecosistemas.

Roberto Baca, del programa Soluciones Turísticas Sostenibles, señala que las aves migratorias contribuyen con el desarrollo de las comunidades locales y el turismo de observación de fauna silvestre en todo el mundo. “Las aves migratorias tienen roles específicos en los ecosistemas que ocupan durante la migración. Además, en sus lugares de origen, las especies de aves que migran tienen más posibilidades de éxito en su supervivencia que aquellas que permanecen cuando llega el invierno y los recursos se reducen”, reconoce.

“El turismo sostenible, además de impulsar el desarrollo, puede ayudar a garantizar la protección y supervivencia de gran parte de las 50.000 millones de aves migratorias que viven en el mundo”, puntualiza Baca.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus